Sevilla

"Tengo la fe y la esperanza de encontrar vivo a mi hermano"

Alba Jarquín muestra un cartel con la cara de su hermano José Bismarck.

Alba Jarquín muestra un cartel con la cara de su hermano José Bismarck. / Juan Carlos Muñoz

Alba Jarquín es una ciudadana nicaragüense que reside en España desde hace cinco años. Todo ese tiempo ha vivido en Badajoz. Su hermano, José Bismarck, de 38 años y conocido como Chepito, llegó hace dos a Sevilla. Pronto se instaló en El Viso del Alcor, donde vivía y trabajaba en una finca realizando distintas labores, entre ellas el ordeño del ganado. El sábado 20 de mayo, José Bismarck acudió a una fiesta de cumpleaños con su amigo y compañero de trabajo, Orlando, también nicaragüense. La fiesta se celebraba en el barrio de la Macarena, en Sevilla capital. Nunca regresó a la finca. "Desde entonces no sabemos nada de él", dice Alba, que cada día libre que tiene se viene de Badajoz a Sevilla a pegar carteles con la foto de su hermano. 

La Policía Nacional mantiene abierta la investigación de la desaparición de este hombre, pero hasta el momento apenas se han producido avances. No se ha encontrado ni una sola pista que ayude a averiguar dónde está este ciudadano nicaragüense, o al menos qué le puso pasar. Unos chicos encontraron su teléfono móvil, muy deteriorado, muy cerca de la puerta de Urgencias del Hospital Virgen Macarena. La familia cree que el móvil puede ser clave para resolver la desaparición.

El abogado José Antonio Sires, que se ha hecho cargo recientemente del caso, ha pedido al juzgado de Instrucción número 19 de Sevilla que autorice el estudio de la geolocalización del teléfono móvil, lo que podría servir para reconstruir los pasos de José Bismarck aquella noche en Sevilla. Se sabe que estuvo hasta las once de la noche en el restaurante Mezcla Latina, en la barriada La Palmilla, muy cerca del hospital. Allí se celebraba el cumpleaños. "Dice el compañero de trabajo que mi hermano salió a hablar con una mujer, que se llama Aura, y luego volvió a entrar. Después salió otra vez y ya no lo vio más. Orlando pensó que se había ido con esta chica o a otro bar", explica la hermana del desaparecido.

Efectivamente, José Bismarck estuvo esa noche en otro bar, un establecimiento llamado La Morena ubicado en la calle Doctor Leal Castaño, donde permaneció hasta la una y media o las dos de la madrugada. Eran los dos bares que solía frecuentar cuando venía a Sevilla. En este último se le pierde su rastro. Allí fue captado por una cámara de seguridad del local, en compañía de una persona que la hermana desconocía pero que ya ha podido averiguar que responde al nombre de Adalberto. Alba localizó a este hombre, que estuvo con su hermano la noche de su desaparición y aparece en las imágenes del bar incluso echándole un brazo por encima del hombro. Adalberto le contó que él fue un momento al baño y cuando volvió, José Bismarck se había marchado. 

Alba Jarquín, durante un momento de la entrevista. Alba Jarquín, durante un momento de la entrevista.

Alba Jarquín, durante un momento de la entrevista. / Juan Carlos Muñoz

El teléfono móvil de José Bismarck estuvo conectado a la red de datos móviles hasta las 0:13 horas del 21 de mayo. Un minuto antes, a las 0:12, envió dos mensajes de WhatsApp a su compañero y amigo Orlando, a quien le envió dos contactos. Uno era el del taxista que solía llevarlo de vuelta a El Viso del Alcor. Orlando regresó sólo a la finca aquella noche y a las diez de la mañana del domingo llamó a Alba diciéndole que su hermano no había acudido a trabajar y tampoco estaba en en lugar en el que residían.

"Para mí eso fue algo extraño, porque él nunca, desde que vino a España hace ya dos años, había faltado al trabajo. Incluso nunca había librado un fin de semana completo. Para venir una tarde a la Macarena, se levantaba antes, a las tres de la mañana, para avanzar en el trabajo y terminar antes para luego poder salir. Estuvo siempre trabajando en la misma finca. Nunca cambió de trabajo", apunta su hermana, que niega que su hermano tuviera problemas con nadie.

"También es muy responsable con la familia. Conmigo hablaba a diario", cuenta Alba, que teme que le haya podido ocurrir algo en Sevilla, ciudad que su hermano apenas conocía. "Dependía mucho de su compañero, no iba a discotecas ni es fiestero. Frecuentaba esos dos bares. Venía de El Viso del Alcor en autobús, se bajaba en Los Arcos y ahí cogía otro autobús que lo dejaba en la Macarena". José Bismarck residía solo y tiene en España a una sobrina, hija de otro hermano, y a su hermana que vive en Badajoz. En Nicaragua tiene tres hijos. La familia es originaria de la ciudad de Matagalpa, en el municipio de Río Blanco.

El abogado de la familia ha solicitado al juzgado que cite a declarar como testigos a los dueños de la finca en la que trabajaba José Bismarck, a su compañero de trabajo y a los propietarios de los dos bares en los que estuvo. Ha pedido también las grabaciones de las cámaras de ambos establecimientos y la ya citada geolocalización del teléfono móvil. También ha solicitado las declaraciones de su compañero de trabajo y del citado Adalberto, que fue una de las últimas personas que estuvo con el desaparecido.

El abogado José Antonio Sires. El abogado José Antonio Sires.

El abogado José Antonio Sires. / M. G.

Alba Jarquín se pasó un mes y medio viviendo en Sevilla después de que desapareciera su hermano. Durante ese tiempo estuvo colocando más de tres mil carteles con la imagen de José Bismarck. La primera denuncia por desaparición la presentó la novia de su compañero de trabajo y después la amplió ella. Desde el mismo domingo que desapareció, Alba no paró de llamar al teléfono de su hermano. "Primero salía apagado. Sobre las doce de la mañana, daba señal pero nadie contestaba a las llamadas. Un par de veces me contestaron pero no hablaban, sólo escuchaban lo que yo decía durante unos segundos. Yo le hablaba 'hermano, contestame que estamos preocupados'. También le mandaba mensajes de WhatsApp pero parecía que no le entraban, como si tuviera desconectados los datos".

El móvil estuvo funcionando casi un mes, "que fue lo que nos dio la esperanza de que podían encontrarlo por medio del móvil, pero la Policía nos dijo que no podían rastrearlo hasta tener una orden judicial. Eso pasó a los dos meses y ya el teléfono estaba apagado del todo". "La Policía me dijo que el teléfono lo habían encontrado unos niños y que esas personas no tenían nada que ver con la desaparición de mi hermano". Según les comunicaron los investigadores, las personas que encontraron el teléfono le quitaron la tarjeta SIM y la utilizaron en otro terminal, de ahí que éste apareciera como encendido cuando su hermana llamaba. Lo que no se explica la familia es por qué se muestra a José Bismarck como conectado habitualmente en Facebook.

A las dos semanas de la desaparición, la pareja de Alba, Mariano, recibió una llamada de unas personas que decían ser los secuestradores de José Bismarck. "Decían que tenían a mi hermano y pedían una cantidad de dinero. Yo me llené de pánico y de miedo, porque nos dijeron que lo iban a matar, cosas muy fuertes". Mariano grabó la llamada, pero los investigadores no le dan demasiada importancia. Todo apunta a que alguien vio alguno de los carteles pegados por Alba por la zona de la Macarena y quiso sacarle dinero a la familia.

"No tenemos ninguna pista". Alba repasa una y otra vez la secuencia horaria y el recorrido que hizo su hermano aquella noche. Estuvo en los dos bares y consiguió los fotogramas de las cámaras de seguridad de La Morena, que no para de revisar concienzudamente. En uno de ellos cree ver que José Bismarck está discutiendo con otras personas. "Tengo muchas dudas, no lo sé. He preguntado con quién salió del bar, pero no he podido conseguir información ninguna".

"Siempre he tenido la fe y la esperanza de que él esté vivo, de que lo encontremos pronto, de que alguien nos dé información. Son momentos tan difíciles los que estamos pasando la familia, mis padres sobre todo. Él siempre estaba pendiente de ellos. Hablábamos todos los días. Para Navidad tenía previsto irse a Nicaragua. Tenía su casita ya terminada y quería volverse". La hermana niega que tuviera deudas ni estuviera metido en ningún asunto turbio. No tenía tarjeta de crédito ni hay movimientos de dinero.

Alba Jarquín se ha visto muy respaldada por la Asociación Nicaragüense de Sevilla, que ha convocado tres concentraciones desde el inicio de la desaparición y ha colaborado con ella en las pegadas de carteles. Fue esta entidad la que le puso en contacto con el abogado José Antonio Sires, que lleva también a la familia de Erica Vanesa Reyes Álvarez, la joven nicaragüense de 22 años que fue asesinada presuntamente por su marido en Utrera el pasado 31 de julio. Sires pretende darle un impulso a la investigación con todas las medidas que ha solicitado en el juzgado.

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