El hombre que murió en la guerra

EN febrero de 1939 llegan a Francia Manuel Azaña, Juan Negrín y Lluís Companys. El destino fue así de cruel con aquel catedrático de francés, Antonio Machado Ruiz, sevillano de la Casa de las Dueñas del que ayer se cumplió un nuevo aniversario de su muerte. 22 de febrero en Colliure (Francia). Nació en julio de 1875. En plena agonía del franquismo, el centenario de su nacimiento cobró visos de celebración heroica y semiclandestina.

Manuel Alvar, el excelso catedrático que presidió la Academia de la Lengua, se trajo unas palabras de Walt Whitman cuando editó las Poesías Completas de Antonio Machado: "En nuestros dedos no descansan unas hojas, sino que tiembla un dedo". El sectarismo quiere separar a los hermanos poetas, Antonio y Manuel. Ya se encargó la vida de separarlos. En Los Machado y su tiempo, catálogo de una exposición itinerante que viajó por las ciudades machadianas, incluidas Sevilla y Colliure, en 1987, se cuenta que las vidas paralelas de los dos hermanos se bifurcan en 1907. Ese año Antonio obtiene la plaza de catedrático de Francés en un instituto de Soria y su hermano edita La fiesta nacional.

El padre de ambos, Antonio Machado Álvarez, Demófilo, ideólogo del folclore andaluz, volvió de sus andanzas indianas para morir en Triana. Se casó con Ana Ruiz, compañera de aquel fatídico último viaje del destierro de su hijo. Demófilo se casa el 22 de mayo de 1873, tres meses después de proclamarse la Primera República. A Antonio lo entierran en la población francesa envuelto en una bandera de la Segunda República. Unos días después muere Ana Ruiz, su madre. Ya estaba entonces también en el exilio una niña llamada Cayetana, la duquesa de Alba que murió el 20 de noviembre de 2014 en el mismo palacio en el que nació el poeta. Dos personajes aparentemente dispares, pero que además de concitar el interés de los numerosos curiosos que se acercan por este palacio próximo al convento del Espíritu Santo, tienen un nexo con la hermandad de los Gitanos: fue la duquesa la gran benefactora de esta cofradía, que todas las Madrugadas paraba delante de su casa; incorporaron al acervo musical la música que Serrat compuso al poema que Antonio Machado le dedicó al Señor del madero, el cantar del pueblo andaluz de todas las primaveras…

"¿Para qué llamar caminos a los surcos del azar? Todo el que camina anda, como Jesús, sobre el mar…", escribe en sus Proverbios y Cantares. Cerró la librería que llevaba su nombre y que abrieron Alfonso Guerra, Carmen Reina y José María Rodríguez Buzón; permanece en la calle Jimios la Fundación Machado, apellido-insignia de una voluntad integradora. Concede anualmente los premios Demófilo. Su hermano Manuel, sevillano de la calle San Pedro Mártir, le sobrevivió ocho años. Vive en Madrid desde 1940, al final de la guerra civil, hasta 1947, año de su muerte. El 18 de abril de 1941 estrenó en el Teatro Español de Madrid El hombre que murió en la guerra, obra que habían escrito los dos hermanos en 1931.

Las dos Españas desgarradas por una misma herida. Antonio muere en la habitación de la pensión de Madame Quintana, en un pueblecito francés donde apenas hizo vida social, salvo las conversaciones con el jefe de la estación de tren, ese medio de transporte que tanto utilizó y glosó en sus poemas. El féretro de Manuel, por el contrario, salió con todos los honores desde la Real Academia de la Lengua hasta el cementerio de la Almudena.

Los dos hermanos volvieron a hermanarse en el premio que todos los años concede el Ayuntamiento de Sevilla. Sería muy saludable un itinerario entre las dos casas de los hermanos Machado, la del palacio de Dueñas y la que está muy cerca del Museo de Bellas Artes. Un viaje que ya hicieron los fondos pictóricos de la casa de Alba en la magna exposición que se organizó en vida de la duquesa. La casa donde nació Antonio Machado se abrirá pronto al público y el domingo hubo un emotivo acto de homenaje; la casa donde nació Manuel es en la actualidad el taller de Antonio García, diseñador y hermano de Fernando, el que ganó el Goya con el vestuario de La Isla Mínima. En el caso de los Machado, el arte siempre persigue al arte. En Las Dueñas, en 1984, mantuvo un encuentro con la prensa el escritor argentino Jorge Luis Borges, invitado por Jacobo, el hijo editor de la duquesa, promotor de Siruela.

Antonio Machado consigue en Soria la cátedra y la joven esposa. "Allí me casé: allí murió mi esposa, cuyo recuerdo me acompaña siempre. Me trasladé a Baeza, donde hoy resido. Mis aficiones son pasear y leer", escribía el poeta en 1917, el año de la revolución rusa. País a cuyos intelectuales dedicó un poema: "¡Oh Rusia noble Rusia santa Rusia…". La edición de Alvar concluye con los últimos versos del poeta: "Estos días azules y este sol de infancia". Nostalgia de una Sevilla que en determinadas épocas no es ni noble ni santa.