Un hombre se rompe el brazo en otro accidente en el Metro

Un discapacitado queda atrapado en las puertas de la estación de Amate apenas una semana después de que lo hiciera una niña de sólo ocho años en San Bernardo

José García Molinera, en su casa, aún con el brazo en cabestrillo.
José García Molinera, en su casa, aún con el brazo en cabestrillo.
Fernando Pérez Ávila

08 de agosto 2010 - 05:03

Una familia ha denunciado ante la Policía Local al Metro de Sevilla por un accidente ocurrido el pasado 16 de julio en la estación de Amate, apenas una semana después de que una niña de ocho años quedara atrapada por las puertas de la terminal de San Bernardo en un suceso muy similar. En esta ocasión, la víctima, José García Molinera, de 53 años y discapacitado psíquico, resultó herido y sufrió la rotura de la cabeza del húmero de su brazo derecho después de que fuera golpeado por las puertas de entrada a la estación de Amate.

El hombre llegó a perder el conocimiento y, una vez liberado, tuvo que ser intervenido quirúrgicamente. Los médicos estiman que tendrá que llevar el brazo en cabestrillo durante, al menos, los dos próximos meses. Los hechos ocurrieron a las once y cuarto de la mañana del 16 de julio, cuando José pretendía entrar en el Metro por las puertas automáticas de acceso para minusválidos en compañía de su madre. Ésta pasó la tarjeta por la banda habilitada para ello y las puertas se abrieron.

Según consta en la denuncia, José se dispuso a cruzar pero vio interrumpido su paso por una persona que salía en dirección contraria. "A continuación y al mantenerse las puertas abiertas, José se dispuso de nuevo a pasar y al encontrarse entre éstas, se cerraron repentinamente atrapándole el brazo derecho. Por el fuerte dolor perdió el conocimiento y cayó al suelo teniendo aún el brazo atrapado". Finalmente entre varias personas lograron liberar al hombre tirando de las puertas. Luego fue trasladado a la clínica Santa Isabel, donde tuvo que ser operado al tener fracturada la cabeza del húmero.

La familia de José se puso en contacto con este periódico al leer la noticia publicada esta misma semana sobre la niña de ocho años que quedó atrapada por unas puertas similares. Al igual que la familia de esta menor, la de José recibió una carta de disculpa del Metro lamentando los hechos. "Me indigné cuando lo leí porque era la misma carta, sólo le habían cambiado el nombre. Sólo nos contestaron cuando decidimos denunciar al Metro ante la Policía Local porque consideramos que aquí ha habido una negligencia. En la estación sólo había un vigilante de seguridad, que no sabía cómo se abrían las puertas. No había nadie del Metro que supiera cómo desactivar eso y tuvieron que sacar a José a tirones", explicó Diego García, hermano de la víctima, que detalló que ésta llegó a la clínica con dos rayas negras en sus brazos y en el costado producto de las marcas dejadas en su piel por las gomas de las puertas.

"Este vigilante hizo un parte de incidencias muy suave y por eso decidí poner los hechos en conocimiento de la Policía. Luego me contestó el Metro diciendo que no veían ninguna anomalía por su parte, que habían repasado el vídeo y que la puerta era de salida y no de entrada. Lo cierto es que se abrió cuando mi madre pasó la tarjeta", expuso este representante de la familia, que apuntó que estudiará más adelante la posibilidad de solicitar una reclamación de carácter civil por el perjuicio causado a su hermano.

El comité de empresa de Metro de Sevilla lamentó estos hechos y achacó este tipo de problemas a la falta de personal. "Tras el suceso de la niña, la empresa aseguró que disponía de un agente de Metro por cada estación y eso no es cierto. Es imposible que lo sea. La plantilla del personal de estación la forman 34 personas, que hay que dividir entre tres turnos. Uno de ellos siempre está de descanso y los otros estamos de mañana o de tarde, por lo que es imposible tener una persona en cada estación porque hay 21 estaciones", denunció el presidente del comité de empresa, Ángel Florindo. "El problema es que están utilizando a los vigilantes de seguridad como personal de las instalaciones, cuando no tienen, ni deben tener, los conocimientos técnicos para ello".

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