El humo y el olor a quemado por el incendio de Almonaster llegan de nuevo a Sevilla
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Por segundo día consecutivo la catástrofe ambiental que está viviendo en estos momentos Almonaster la Real, en Huelva, se percibe en Sevilla. Si el jueves lo más llamativo fue el color que fue tiñiendo el cielo de tonos rojios, anaranjados y, en puntos concretos, grises, este viernes el incendio se huele e incluso en algunos puntos de la ciudad y el área metropolitana se hace complicado respirar.
Hay una explicación técnica. Es muy frecuente que las partículas procedentes de los incendios forestales se queden en suspensión y sean movidas por el viento. Aunque no hay rachas de viento importantes, la dirección en la que éste sopla y el eje en el que se sitúan la capital hispalense y el municipio onubense, entre la sierra de Aracena y el Andévalo, favorecen la expansión de estas particulas y las cenizas que los sevillanos están recogiendo desde el jueves en patios y azoteas.
Según explica el profesor José María Madiedo, investigador del Instituto Andaluz de Astrofísica, todo tiene que ver con las corrientes de aire. La nube de humo está a menos altitud que el jueves. Hoy está prácticamente a ras de suelo y por eso el olor a quemado es mucho más intenso.
No es la primera vez que un incendio en la provincia de Huelva se huele en la capital. Hace justo un año, otro incendio forestal también en Almonaster la Real, que se unió a uno de menores dimensiones en término de La Rinconada, en Sevilla, provocó también el mismo fenómeno.
Conforme caiga la noche y en vista a que el fuego sigue muy activo, es probable que el olor a quemado se perciba de manera más intensa, pues al bajar la actividad de la ciudad, los olores de ésta se reducen y las percepciones olfativas son otras. El olfato se queda con el olor menos habitual, en este caso, el olor a quemado.
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