Sevilla

Indalecio de la Lastra Valdor

Más fuentes de agua potable en Sevilla: hacia una ciudad preparada frente al calor

El autor subraya el reto de Emasesa de colocar más fuentes públicas en las calles y distribuirlas mejor porque 1,5 fuentes por cada 10.000 habitantes es claramente insuficiente

Un turista se refresca en la fuente de la plaza del Triunfo.
Un turista se refresca en la fuente de la plaza del Triunfo. / Juan Carlos Muñoz

15 de septiembre 2025 - 06:00

Sevilla cuenta actualmente con 104 fuentes públicas en calles y plazas. Sin embargo, esta cifra es claramente insuficiente para una ciudad que sufre cada verano intensas olas de calor, un fenómeno que ya se considera un problema de salud no suficientemente abordado por los ayuntamientos. Un estudio muestra que Sevilla está a la cola en número de fuentes por habitante, si la comparamos con otras grandes ciudades españolas: Sevilla: 1,5 fuentes por cada 10.000 habitantes, Barcelona: 10,3, Valencia y Zaragoza: 10, Málaga: 9. Esto significa que encontrar una fuente en muchos barrios de Sevilla es una tarea difícil, especialmente en los distritos más poblados o en las zonas periféricas. Por ejemplo, en el distrito Macarena solo el 36,6% de los vecinos tiene una fuente a menos de 300 metros de su casa.

El reto pendiente por Emasesa: más fuentes y mejor distribuidas. No basta con aumentar el número de fuentes de manera indiscriminada. El reto está en integrarlas dentro de un modelo del espacio público para una ciudad más habitable, igual que se hizo en su momento con los carriles bici. Es decir, las fuentes deben formar parte de la planificación estratégica del urbanismo y del agua en los barrios de Sevilla, para mejorar el confort climático uno a uno. Además de hidratar, las fuentes tienen un valor añadido: generan paisajes sonoros y una sensación de bienestar gracias al murmullo del agua. Como señala Luis Babiano, gerente de la Asociación Española de Operadores Públicos de Abastecimiento y Saneamiento (AEOPAS): “la clave es no tener que buscar las fuentes, sino que ellas te encuentren en tu recorrido cotidiano”.

El agua como derecho humano reconocido por la ONU desde 2010 incluye el acceso al agua potable gratuita como un derecho esencial de las personas. Sin embargo, en Sevilla se ha ido olvidando la función social de las fuentes, de forma que su escasez obliga tanto a residentes como a turistas a recurrir a bares y locales privados para hidratarse, cuando en realidad el agua pública debería estar al alcance de todos. En Europa, la Directiva 2020/2184 obliga a los municipios con red de agua potable a instalar grifos públicos gratuitos en parques, instalaciones deportivas y espacios de reunión. Sevilla, por ahora, no cumple con este objetivo.

Refugios climáticos y fuentes de beber contra el calor. La combinación de infraestructura azul (fuentes, bebederos, elementos de agua) con la infraestructura verde (pulmones verdes, parques, jardines y arbolado) es clave para mitigar el efecto isla de calor en las ciudades. De esta unión nace el concepto de refugios climáticos, espacios que deben garantizar sombra, acceso gratuito al agua y temperaturas más suaves en las horas de máximo calor. Contar con fuentes de agua potable accesibles es un requisito indispensable para que cualquier espacio pueda considerarse un verdadero refugio climático. Sistemas como la nebulización de agua en las bocas de riego ya se utilizan en otras ciudades y podrían incorporarse fácilmente en Sevilla.

Un déficit de visión estratégica por los responsables municipales. Pese a la gravedad del problema, sorprende que las fuentes públicas no figuren entre las prioridades de Emasesa, la empresa municipal del agua. En el pasado, bajo la dirección del señor Jaime Palop, se llegaron a organizar concursos de diseño de fuentes en colaboración con la Escuela de Arquitectura, muy bien acogido por la Escuela y alumnado. Hoy, sin embargo, la atención parece desviarse hacia megaproyectos de dudosa viabilidad, como la desaladora del Guadalquivir sin tener estudios apenas, estimada en más de 200 millones de euros, mientras el acceso a agua potable en la calle sigue desatendido. Es más, la respuesta habitual ante la sequía o los picos de calor ha sido incluso cerrar fuentes públicas con excusas técnicas que justifican la dejadez, en lugar de aplicar medidas más equilibradas que reduzcan el consumo en sectores de mayor gasto.

Existen, en cambio, ejemplos inspiradores como la aplicación Fonts Barcelona, que permite localizar fácilmente la fuente más cercana e incluso desplegar desde el móvil un mapa público de fuentes y refugios climáticos accesible desde el móvil. Sevilla podría beneficiarse de un sistema similar.

Asimismo, sería fundamental contar con un marco legal común en Andalucía, que obligue a todos los municipios a garantizar suficientes puntos de agua potable vinculándolos al espacio público. Extremadura ya ha dado un paso en esa dirección con una ley aprobada en 2023 que reconoce expresamente el derecho humano al agua y fomenta la participación ciudadana en su gestión. Aquí en el Parlamento seguimos a la espera de noticias.

Una petición final. El acceso gratuito al agua potable no es un elemento más del mobiliario urbano o una concesión amable: es un derecho básico y una necesidad vital, especialmente para las personas más vulnerables, niños y ancianos. Sevilla debe reconocer este paradigma y actuar en consecuencia. Emasesa y el Ayuntamiento tienen en sus manos la oportunidad de impulsar un modelo de ciudad más amable, saludable y resiliente frente al calor, en el que las fuentes formen parte esencial del paisaje urbano y de la calidad de vida de todos sus habitantes.

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