La Junta cierra un colegio en Sevilla por falta de niños

Educación

Educación fusionará los CEIP San Ignacio de Loyola y San Juan de Ribera en este último

Preocupación en las familias por la continuidad del profesorado de Educación Especial

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Madres y alumnos en el CEIP San Ignacio de Loyola, que se cerrará el próximo curso.
Madres y alumnos en el CEIP San Ignacio de Loyola, que se cerrará el próximo curso. / José Luis Montero

La crisis de natalidad que sufre España causa ya estragos en el proceso de escolarización en Sevilla. La Consejería de Educación cerrará el próximo curso un colegio en el Polígono de San Pablo. La medida, anunciada antes de las vacaciones de Navidad, se ha concretado este lunes al comunicarse el centro que dejará de tener actividad docente. Se trata del CEIP San Ignacio de Loyola, donde las familias han convocado para mañana martes una concentración de protesta ante una decisión que consideran injusta. En este distrito hay cinco colegios públicos, cada uno con una línea de Infantil (una clase por curso), y dos concertados, con tres y dos líneas cada uno.

La noticia llegó hace un mes. La Delegación territorial de Educación informó de que los CEIP San Ignacio de Loyola y San Juan de Ribera se fusionarían para crear un solo colegio a partir de septiembre. "En realidad se extinguen los dos", refieren desde el equipo directivo del San Juan de Ribera, donde este lunes las familias se han manifestado contra esta medida. A la hora de la protesta se despejaban las dudas. El edificio donde ya no habrá maestros ni alumnos el próximo curso será el de San Ignacio de Loyola. Pese a tener más estudiantes y docentes que el San Juan de Ribera, las instalaciones de éste último son más grandes, lo que explica la decisión adoptada por el departamento que dirige Miguel Ángel Araúz.

La falta de niños debido al desplome de la natalitad se encuentra detrás de esta clausura. En el San Juan de Ribera, por ejemplo, llevan tres cursos con un aula mixta para todo el segundo ciclo de Educación Infantil. Se trata de una clase con 15 alumnos, que reúne a niños de tres, cuatro y cinco años. Este tipo de unión era habitual sólo en escuelas rurales, en zonas de escasa población, pero desde hace una década la Administración autonómica la está aplicando en colegios de la capital ante la crisis demográfica.

El criterio de la demanda

De esta forma, en el mes de marzo, cuando los residentes del distrito educativo San Pablo-Santa Justa vayan a solicitar un colegio público en la zona no tendrán ni al San Juan de Ribera ni al San Ignacio de Loyola entre las opciones. En su lugar, habrá otro centro nuevo, aún sin nombre, pero sí con código, que empezará a funcionar en septiembre en las instalaciones que ahora ocupa el San Juan de Ribera. Una medida no exenta de polémica en una demarcación donde hay cinco colegios públicos (además de los dos citados están el Santa Clara, Miguel Hernández y San Pablo) y dos concertados (el San Agustín y el Santo Ángel). Mientras que en los primeros se han ido cerrando aulas los últimos años hasta quedarse en una línea de Infantil en cada uno, los que son de titularidad privada con acuerdo con la Junta han mantenido las que poseían (tres en el San Agustín y dos en el Santo Ángel). El criterio seguido por el Ejecutivo andaluz ha sido atender a la demanda. Siguiendo este principio, los concertados no se verán afectados nunca por la crisis de natalidad, como señalan las familias de los centros que desaparecen.

"Los dos concertados, el San Agustín y el Santo Ángel, se llevan 125 niños", refieren desde el San Juan de Ribera, que reconocen la alta demanda de escolarización que tienen ambos centros. Esta cifra supera al total de alumnos matriculados en el San Juan de Ribera, que sólo llega a 75. Incluso es mayor que el de San Ignacio de Loyola, que se queda en 115. Para los equipos directivos de los colegios afectados y las familias de los menores que en ellos estudian no se trata de una cuestión de cifras, sino de criterio. "La Junta ha decidido recortar en función de la demanda. No ha priorizado la educación pública", lamentan. Una línea de pensamiento distinta a la de los Ejecutivos socialistas, cuando consideraban la educación concertada "subsidiaria" de la pública.

La principal preocupación de las familias, una vez adoptada la decisión, es que se mantenga el profesorado. Según las fuentes consultadas, continuará en el nuevo centro el que tenía plaza fija en los dos colegios que desaparecen administrativamente. En el San Juan de Ribera son cuatro y en el San Ignacio de Loyola, diez. El problema, según comenta Ana Isabel Díaz, presidenta de la AMPA del San Ignacio de Loyola, son los técnicos y maestros de Educación Especial. "Nuestro colegio tiene todos los servicios cubiertos en este sentido. Tememos que el nuevo centro no los posea", advierte. "De hecho, muchos niños que estaban en el San Juan de Ribera se trasladaron al San Ignacio para que fueran atendidos correctamente", añade.

Protesta

La alarma por estos cierres ha llegado a tal punto que muchas familias están dispuestas a "no matricular" a sus hijos en el nuevo colegio si la Junta no garantiza previamente que se mantendrán a los docentes con plaza fija y a los que atienden a niños con necesidades educativas espeicales (NEE), entre los que cabe destacar los que presentan el síndrome del espectro autista. Para expresar esta reclamación, este martes se ha convocado una protesta, a las 8:45, a las puertas del San Ignacio de Loyola.

El Ayuntamiento de Sevilla es titular de los dos colegios que administrativamente desaparecen. Queda por saber qué ocurrirá con el edificio que hasta junio ocupará el San Ignacio de Loyola. Si la Junta decidirá darle otro uso educativo, como ya ocurrió con otras instalaciones que tuvieron el mismo fin. Lo que queda claro es que, siguiendo tal criterio y ante la previsión de que los nacimientos sigan en descenso a corto y medio plazo, este tipo de medida tomada desde el Ejecutivo autonómico empiece a ser frecuente los próximos cursos en la capital.

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