Larumbe, el ilustrado que recuperó la Alameda de Sevilla

El Rastro de la Historia

En pleno siglo XVIII, don Ramón Larumbe impulsó las reforma de un paseo que se encontraba en absoluta decadencia

Vista de la Alameda de Hércules (1650).
Vista de la Alameda de Hércules (1650).
Silverio

11 de diciembre 2024 - 03:00

Es un lugar común -pero no menos cierto- el desconocimiento que los sevillanos tienen de su siglo XVIII. Probablemente, porque la centuria de las luces fue más bien de nieblas para una ciudad que en 1717 perdió la Casa de la Contratación y el monopolio americano en favor de Cádiz, con lo que se puso el punto final al momento más brillante de su historia. Solo un dato nos da una visión del desastre: si en el Siglo de Oro Sevilla tenía 150.000 habitantes, lo que la convertía en una de las ciudades más pobladas de Europa, en 1768 apenas llegaba a los 75.000 vecinos.

Todo lo dicho no significa el XVIII sevillano no tuviese momentos de gran interés -como son los cinco años en que la Corte de un Felipe V completamente enloquecido se instaló en el Alcázar, entre 1729 y 1733- o personajes que destacasen por su particular labor en favor de la urbe. Aunque quizás el más conocido de estos fue Pablo de Olavide, hoy queremos traer a este Rastro de la Historia la memoria de su antecesor, don Ramón de Larumbe y Mali (Lumbier, Navarra, 1701-Sevilla, 1777), quien fue asistente de Sevilla entre 1760 y 1767, un periodo quizás excesivamente corto, pero en el que le dio tiempo de dejar una huella profunda en la ciudad.

Como tantos hidalgos del norte, Larumbe fue uno de esos políticos ilustrados con los que los Borbones asentaron su programa de reformas cuando a principios del XVIII llegaron al trono de España. Su carrera, muy vinculada a la intendencia del Ejército, fue en ese sentido ejemplar, alcanzando cargos como Comisario de Guerra, Ministro de Hacienda de Ceuta, intendente de los Ejércitos en los Reinos de Andalucía o Asistente de Sevilla, empleo que tuvo que abandonar en 1767 debido a una enfermedad causada por el "excesivo trabajo", según consta en la documentación histórica. Su retirada se efectuó con especiales honores por parte del Consejo de Guerra.

Entre las variadas iniciativas que tuvo Larumbe en Sevilla destacamos la reforma integral del Paseo de la Alameda, construido por el Conde de Barajas en 1574 y considerado por muchos como el primero de su género en Europa. Aunque desde su inauguración en el siglo XVI había sido objeto de algunas pequeñas intervenciones y arreglos parciales, la conocida hoy como Alameda de Hércules -paseo aristocrático por excelencia de Sevilla hasta que este se trasladó en el XIX a las orillas del Guadalquivir- se encontraba sumamente degradada, por lo que el asistente Larumbe impulsó una remodelación de calado que incluyó la colocación de tres nuevas fuentes, la reposición del arbolado, la colocación de nuevos asientos y alcantarillas (en su significado antiguo de puentecillo) o la construcción de una nueva conducción desde la Fuente del Arzobispo para nutrir de agua el paseo. De aquella gran intervención nos quedan las dos grandes columnas colocadas en el extremo norte de la Alameda, con los leones que portan las Reales Armas y las de Sevilla, realizados por Cayetano de Acosta, de cuya figura ya dimos cuenta en El Rastro de la Historia. En los pedestales de ambas columnas se da noticia de dicha intervención.

Según últimas informaciones, entre los proyectos del actual alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, está recuperar la estética dieciochesca de la Alameda de Hércules, con lo cual se pondría fin a la muy desafortunada intervención que convirtió el espacio en una plaza dura de muy discutible estética. De cumplir Sanz con su palabra, el espíritu de Larumbe volvería a planear por una ciudad que apenas guarda memoria de su paso por ella.

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