Media Sevilla a oscuras y un muerto en Asunción
La noche del gran apagón estuvo marcada por una fuerte presencia policial y la paulatina recuperación del suministro
España intenta recuperarse del histórico apagón
Es noche cerrada en Sevilla, horas después del peor apagón de la historia de España, y media ciudad continúa a oscuras. La recuperación del suministro eléctrico carece de toda lógica. Hay barrios con luz desde media tarde y otros en los que no funcionan ni los semáforos. Hay calles con una acera iluminada y la otra en penumbra. Parece como si fuera Homer Simpson quien esté pulsando botones aleatoriamente en la central nuclear de Springfield para devolver la luz de una forma un tanto alocada. Las Setas están iluminadas y en torno a ellas se arremolina el público habitual de un lunes por la noche. Unos metros más adelante, la plaza del Cristo de Burgos es la oscuridad total, como si fuera de nuevo Miércoles Santo.
En la Puerta Osario hay luz pero en Gonzalo Bilbao no. En José Laguillo sí, pero en Juan Antonio Cavestany no. La Ronda Histórica es la boca del lobo. Los peatones cruzan alzando sus móviles con las linternas activadas, para que los conductores puedan verlos desde lejos. La estación de Santa Justa se ha abierto para que pasen la noche en ella aquellos a los que se les canceló su viaje y que no han podido encontrar alojamiento en la ciudad.
No son muchos. Uno de ellos es el último aficionado del Barcelona que queda en Sevilla tras la victoria contra el Real Madrid en la Copa del Rey. Tenía que volver a casa el domingo, pero se enredó celebrando el triunfo. Y al final decidió irse el lunes. Y le cogió el apagón. Esta noche pasea por la estación con la camiseta de Lamine Yamal y la felicidad pintada en la cara por haberle ganado al eterno rival en la prórroga.
La imagen que presenta la estación no difiere mucho de la de un día cualquiera en el que hay tráfico ferroviario. Hay viajeros en los bancos, un equipo de policías nacionales en mitad del vestíbulo y un grupo de vigilantes de seguridad que expulsan a un fotógrafo y un camarógrafo de dentro. Hay grupos de personas tiradas en el suelo, con las espaldas pegadas a las paredes. Casi todas están cerca de algún enchufe en el que cargan sus teléfonos móviles, que se quedaron sin batería en el largo día sin luz. Ni un libro, por cierto. Hay alguna familia con niños, pero casi todos son viajeros solitarios.
Tranquilidad total en Santa Justa. Nada que ver con lo que era esto a primera hora de la tarde, cuando la estación cerró sus puertas y en torno a ella acamparon decenas de personas que tenían previsto subirse a algún tren. Queda alguien en la parada de taxis, aguardando que llegue algún taxista. Una mujer se queja de que han pasado dos taxis y le han pedido un mínimo de 30 euros por llevarla a su destino. Un tarifazo IPC (Ilegal y Por la Cara). Ella se ha negado.
La avenida de Kansas City está sin luz, como el hotel Only You y todo el barrio de la Huerta de Santa Teresa. Sí hay electricidad en la residencia de ancianos Domusvi de Baltasar Gracián. Son más de las once de la noche y la calma es total. Una mujer llama a la puerta y le abren. Frente al asilo está el primer hotel cápsula de Sevilla, donde se escuchan conversaciones y risas. Seguro que algunos son los que perdieron hoy sus trenes. Los peatones van con linterna por esta calle. No hay luz en los bloques. Por el carril bici pasan ciclistas y personas con patinetes eléctricos. No todos llevan luces ni cascos. Por la avenida del Greco viene un vehículo de la Unidad Militar de Emergencias (UME), pero va sin sirenas ni pirulo.
Desde los edificios más altos del Polígono de San Pablo se ve una ciudad que está encendida a la mitad. Recuerda a aquellas imágenes de Grecia cuando la gran crisis económica que dejó barrios enteros de Atenas sin luz. Se divisa la Giralda apagada y la Torre Pelli iluminada. El Homer Simpson de turno le ha dado antes al botón del rascacielos que al de la torre almohade. Da igual, hasta en penumbra es bonita la Giralda.
También está a oscuras el Ayuntamiento. Por delante de la fachada plateresca, la de la plaza de San Francisco, pasan un par de jóvenes con las linternas de las móviles en la mano. Si se sigue por Hernando Colón se llega a una calle Alemanes también en penumbra, donde unos turistas toman algo en una de las terrazas. La Avenida de la Constitución también está apagada. En la Catedral no hubo funeral por el Papa Francisco. Frente al templo metropolitano, un grupo de personas hacen cola en una heladería. Por García de Vinuesa viene un patrullero de la Policía Nacional en contramano.
Al final de esta calle hay luz. Mucha luz, de hecho. Antonia Díaz y Adriano están a rebosar de gente. El público de los toros (sí, hubo novillada en la Maestranza) abarrota algunos de los establecimientos clásicos del Arenal. La Torre del Oro, en cambio, está apagada. El Puente de Triana iluminado. Como el tatuaje de Antony, con el que el Betis recordó ayer que tenía la solución definitiva al apagón, en un genial guiño del club a través de sus redes sociales.
También dijeron lo de suprimir la frase "Luz en la mañana" del himno. En la noche sevillana del apagón había poco quejío y quiebro, desde luego. República Argentina tiene luz, López de Gomara no. Todo es aleatorio en esta vuelta del suministro. Al llegar a Asunción hay un revuelo de luces azules. Varios coches de la Policía Nacional y de la Policía Local y una ambulancia del 061. Dos sanitarios de este servicio cubren con una sábana el cadáver de un hombre, tirado en mitad de la parte peatonal de la calle. En un banco cercano quedan dos botellas de agua.
"Sin orden de la superioridad, no les puedo decir nada", dice, tajante, uno de los policías nacionales. Los sanitarios confirman la defunción y explican que, aparentemente, el cadáver no presenta signos de violencia, pero que se ha activado el protocolo judicial porque el fallecido es una persona joven (o al menos joven para morir de muerte natural). Se desconoce la identidad. La ambulancia y varios de los patrulleros se marchan, dejando a un par de agentes custodiando el cadáver a la espera de que llegue la comisión judicial y se ordene el levantamiento del mismo. Unos jóvenes observan la escena desde un balcón. El fallecido no está identificado.
En la Feria hay luz. Dos jóvenes bromean en la puerta de una de las casetas. Parecen dos guardas. Pasa un vehículo policial. Es lo que más se ve en esta noche. Los hay tanto uniformados como camuflados, tanto de la Policía Nacional como Local. Cuentan algunas fuentes que los policías están doblando turnos, que hay gente que lleva desde la una de la tarde trabajando y ahí siguen, al pie del cañón. Tanto en Sevilla como en los pueblos. Si alguien creía que esta iba a ser una noche de pillajes como las de Valencia después de la DANA, se equivocaba por completo.
Reina Mercedes está a oscuras. Heliópolis también. Y en la Palmera funcionan algunos semáforos. La Policía Local, o los técnicos de Movilidad, han colocado conos para convertir los cruces más peligrosos en rotondas, minimizando los riesgos. Da algo de miedo pasar por calles en las que no se ve ni una luz. Ya lo cantaba Aute: "Si te dijera, amor mío, que temo a la madrugada...".
Por la carretera de Su Eminencia pasa un vehículo a toda velocidad, como si fuera huyendo de la Policía, pero justo en esta vía no hay en ese momento ningún patrullero. Simplemente es un desequilibrado, porque sólo puede llamarse así a quien pone el coche a más de cien por hora en una ciudad en la que quedan muchas calles sin luz. En las Tres Mil Viviendas no se observa nada anormal. No hay ni candelas. Un coche de bomberos vuelve de regreso al parque del Polígono Sur.
En la Macarena también hay barrios enteros sin luz. La Segunda Ronda está igual que la primera, apagada. En el hospital la normalidad es total, aparentemente. La Alameda tiene luz. Torneo no. Es casi la una de la madrugada. En la calle Feria sigue abierta una pizzería, Piccolo Treviso. Quedan tres trozos, dos de chorizo y uno de ternera. Se los llevan. El siguiente cliente pregunta si le hacen una pizza. "Lo siento, ya no estamos sacando ninguna más", responden los empleados.
Son casi las dos de la mañana y hay más calles con luz que tres horas atrás. Kansas City ya tiene suministro, la Huerta de Santa Teresa y el Polígono de San Pablo también. Y la Ronda ha recuperado los semáforos. Por fin parece que quien sea está pulsando los botones adecuados para que, cuando acabe la noche, no llegue la noche más larga, sino que haya luz, al alba, al alba.
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