En memoria de Lora-Tamayo

Polémica por el nomenclátor Los cambios en la toponimia de la ciudad siguen creando debate

Los científicos rechazan la pretensión del Ayuntamiento de quitar el nombre de un colegio público al gran químico que trajo a Sevilla el Instituto de la Grasa · La Academia de las Ciencias prepara un comunicado

El colegio Manuel Lora-Tamayo, en el barrio de Bellavista, podría perder próximamente su nombre.
El colegio Manuel Lora-Tamayo, en el barrio de Bellavista, podría perder próximamente su nombre.
Luis Sánchez-Moliní

10 de julio 2008 - 05:03

La intención del Ayuntamiento de quitar el nombre de Manuel Lora-Tamayo a un colegio público de Bellavista, amparándose en la Ley de Memoria Histórica, no ha sentado bien en la comunidad científica. Todos los miembros del colectivo consultados ayer por este periódico mostraron, independientemente de su opción ideológica, su sorpresa y disgusto por una decisión que borrará de la toponimia sevillana a uno de los científicos españoles más prestigiosos de todos los tiempos y al que Sevilla le debe, entre otras cosas, el Instituto de la Grasa, las facultades de Biología, Física, Matemática, Filología Moderna y Clásica y las escuelas superiores de Arquitectura e Ingeniería.

El Ayuntamiento se escuda en que Lora-Tamayo fue ministro de Educación y Ciencia durante el franquismo (1962-1968), olvidando su perfil de gran científico en el campo de la química orgánica (el Centro Nacional de esta especialidad dependiente del CSIC lleva su nombre). Paradójicamente, según el Consistorio, los nombres de la lista negra en la que se encuentra Lora-Tamayo serán sustituidos prioritariamente por "mujeres y figuras de la ciencia".

El Premio Príncipe de Asturias de Investigación, Manuel Losada Villasante (el científico sevillano más internacional), se muestra "tremendamente disgustado" e "indignado" con el cambio de nombre del colegio. Recuerda las palabras de elogio que tuvo Severo Ochoa hacia Manuel Lora-Tamayo e insiste en el bien que le hizo a Sevilla "al potenciar las universidades de provincia" y con su empeño de traer a la ciudad el Instituto de la Grasa (otras capitales más importantes, como Madrid, aspiraban a albergarlo).

Manuel Lozano Leyva, catedrático de Física Atómica de la Hispalense y que fue militante del PCE en los años que Manuel Lora-Tamayo era ministro de Educación, recuerda que fue "uno de los pocos científicos homologables internacionalmente en la España de Franco". Además, aunque reconoce que él era de los que se manifestaban en contra suya cuando era ministro, indica que fue el primero en cambiar el nombre de Ministerio de Educación Nacional por el de Educación y Ciencia. "Intentó racionalizar la ciencia y la enseñanza superior en España. Si hablamos de memoria histórica habría que recordar que fue una de las personas más dignas de aquel régimen, que también las había", concluye. El también divulgador científico recuerda que Lora-Tamayo fue "uno de los pocos ministros de Franco que tuvo el valor de dimitir, algo que no era muy común en la época".

Por su parte, el catedrático de Genética Enrique Cerdá califica de "barbaridad sin nombre" la intención del Ayuntamiento. Miembro de la Junta Democrática de la Hispalense durante el tardofranquismo es tajante al afirmar que "ningún ministro de Educación de la Democracia está a la altura de Lora-Tamayo". El también Medalla de Oro de Andalucía y Premio de Investigación Jaime I (el mejor dotado económicamente de España) recuerda que Manuel Lora-Tamayo hizo una "labor impresionante" y que, pese a que fue su adversario político, le "merece todo el respeto intelectual del mundo".

El malestar es tal que la Real Academia Sevillana de las Ciencias (de la que Lora-Tamayo era miembro de honor) prepara un comunicado para protestar por el cambio de nombre. Uno de los miembros de su junta, Carlos Gómez Herrera, alaba el papel que el químico tuvo en la ciencia española en general y en la sevillana en particular. Sin embargo, prefiere esperar a la publicación del comunicado de protesta de la Academia, "que suscribo cien por cien". Tampoco el presidente de la Real Academia de Medicina de Sevilla, Jaime Rodríguez Sacristán, entiende la medida. "Fue un científico serio y de gran valía personal; alguien fundamental para la ciencia española; una persona absolutamente ejemplar como científico y como profesional. A mí no me gusta hablar de política, pero no entiendo la medida".

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