El milagro del primer suspiro

57.000

El equipo de Neonatología del Hospital Virgen del Rocío ha logrado evitar en un 17,5% la entubación a recién nacidos que requieren soporte mecánico para respirar. La entubación es necesaria para ayudar a los bebés que tienen problemas para realizar la primera función indispensable para la vida, pero esta técnica invasiva supone riesgos (hemorragias pulmonares e infecciones) que se reducen en los hospitales de referencia a medida que avanza la tecnología y las investigaciones sobre la formación de los pulmones.

Durante 2008 el Virgen del Rocío aplicó a 57.000 recién nacidos el sistema de ventilación invasiva -entubación- una cifra que se redujo, con 10.000 casos menos, durante 2009 gracias a la utilización de nuevas tecnologías que facilitan oxígeno a los niños que lo necesitan mediante otros sistemas, no invasivos. Las mascarillas de oxígeno y otros dispositivos que no requieren introducir un tubo hasta los pulmones son tratamientos "que se conocen desde hace muchos años y que ahora se aplican más, con la seguridad necesaria, gracias a las nuevas tecnologías y al mayor conocimiento", explica Antonio Losada, jefe de la Unidad de Neonatología en el Virgen del Rocío. Esta ventilación mecánica no invasiva y alternativa a la entubación permite facilitar al recién nacido el oxígeno y el aire que necesita. Además, la máquina ayuda al bebé a realizar la aspiración y la inspiración. Esto es posible gracias a máquinas que permiten al especialista dosificar la cantidad de oxígeno y la frecuencia que necesitan los pacientes en cada momento.

La dificultad para respirar es el principal problema que sufren los bebés que nacen con complicaciones y que precisan de ingreso hospitalario (prematuros, niños con malformaciones congénitas, cardiopatías o infecciones). En Andalucía, al igual que en el resto de las comunidades autónomas, los niños prematuros representan entre el 6 y el 7% de los recién nacidos. Este porcentaje es superior (10%) en el Virgen del Rocío, por tratarse de un centro de referencia para la asistencia de gestaciones complejas o de bebés con graves patologías (cardiacas, neuroquirúrgicas, renales, oncohematológicas, etcétera).

Cuando nace, el bebé tiene que adaptarse en pocos segundos a su vida propia: su circulación cambia; la respiración deja de ser a través de la placenta para realizarla mediante sus propios pulmones; abre los ojos, etcétera. Cuando el neonato ve la luz antes de tiempo, los órganos no están completamente maduros y esto le puede provocar secuelas. "El problema de los pulmones inmaduros es que respirar es una función indispensable para vivir", incide el doctor Losada. Las células no puede sobrevivir sin oxígeno y los órganos que más sufren por la falta de aire son el cerebro y los riñones. Cuando un niño nace de forma prematura, los especialistas observan si es capaz de respirar de manera espontánea. Si no es posible una respiración natural, los médicos se la facilitan mediante medicación, entubación o mediante dispositivos no invasivos, según cada caso.

"La supervivencia de los niños prematuros y su calidad de vida han aumentado de manera considerable en las últimas décadas", reseña el responsable de la Unidad. Hace 30 años la mayoría de los prematuros que nacían con 28 semanas afrontaban circunstancias inviables para la vida mientras que hoy estos niños viven con una buena calidad de vida. "Hoy en día el límite de la supervivencia está en las 24 semanas de gestación. El objetivo es reducir en la medida de lo posible el grado de las secuelas que presentan los prematuros. Aunque hay que huir del concepto del niño perfecto. Un bebé con secuelas puede tener vida feliz y plena", concluye Losada.