Los Invisibles | José Manuel Vaquero

“La música medieval es la madre, sin ella no existirían los Beatles ni Bach”

  • Le dicen el Pájaro desde que dirigía la Tuna de Magisterio. Uno de los pilares de Artefactum, música medieval que suena en las dos temporadas de ‘La Peste’

De izquiera a derecha, Álvaro Garrido, César Carazo, José Manuel Vaquero, Alberto Barea e Ignacio Gil, cinco de los seis componentes de Artefactum

De izquiera a derecha, Álvaro Garrido, César Carazo, José Manuel Vaquero, Alberto Barea e Ignacio Gil, cinco de los seis componentes de Artefactum / José Ángel García

ARTEFACTUM cumple 25 años con la música antigua. José Manuel Vaquero Ruiz (Sevilla, 1967) es uno de los fundadores. Toca la zanfoña y el organetto.

–¿Cómo surge el grupo?

–Veníamos de distintos grupos. Con Nacho y con Álvaro tocábamos en Sine Nomine; ellos estaban en Gugu Music, música muy experimental; Nacho y yo tocábamos con María Vidal.

–Superviviente de ‘Azabache’.

–De esa época, de la Expo. Y decidimos formar un grupo de música antigua, de lo que no teníamos ni idea. Nos gustaba lo que hacían Atrium Musicae, The New London Consort. Empezamos a documentarnos, a buscar instrumentos medievales,que fue una locura. Yo fui a Marruecos a buscar un laúd árabe, Nacho se trajo gaitas medievales de Alemania.

–¿Cuál fue su puesta de largo?

–Nuestro primer nombre fue Música en las Cocinas Medievales, tela. Y nuestro primer disco, De la Taberna a la Corte, que fue una declaración de intenciones.

–Deciden ampliar el grupo...

–César se incorporó cuando vino de Madrid hace siete años y a Alberto lo conocemos durante una actuación en El Puerto.

–¿Dejaron las cocinas?

–Nos inventamos este palabro, Artefactum. Y siguieron los discos. Tempus est Iocundum (música y poesía en la Europa medieval); En el Scriptorium, una monografía de Cantigas de Alfonso X el Sabio que recibió un premio en 2008; Saltos, brincos y reverencias; La Vía de la Plata, música medieval de peregrinos en el Camino de Santiago; y Navitatus Tempus, canciones de Navidad, que no villancicos, porque no existen hasta que no hay villas.

–¿Cómo celebrarán sus bodas de plata?

–Con un concierto temático en la Sala Turina, el 23 de noviembre, dedicado al vino que aparece por milagro o por vicio.

–¿De la Corte a la Taberna?

–Adoramos a Baco y Gambrinus.

–¿Actúan en escenarios medievales?

–Aunque hace dos años fuimos a Japón a un festival de músicas del mundo en Tokyo y Hamamatsu, nos gusta contextualizar nuestra música. Disfrutamos mucho en el Monasterio de las Huelgas. Hemos tocado en las catedrales de León y Valladolid, en San Francisco el Grande. En el Alcázar casi todos los veranos.

–¿Les llega la música cofrade?

–Hace unos días tocamos en Ómnium Sanctórum en el centenario de la fusión de dos hermandades. En tiempos de la peseta, metimos más de mil personas en el Salvador, pero nuestra música tiene poco que ver con la Semana Santa, que es más barroca.

–¿Existe la música de época?

–Nos han llamado para la música de una serie televisiva sobre el Cid. En esa época lo que hay es muy litúrgico, hemos tenido que avanzar un par de siglos para buscar en el Manuscrito de Londres, un códice italiano.

–¿Otras citas televisivas?

–Un mañana sin fin, la segunda parte de Los Pilares de la Tierra. Las dos temporadas de La Peste.

–¿La música medieval es la madre de todas las músicas?

–Es el germen de todas. Sin la música medieval no existirían los Beatles. Ni Bach. Y sin embargo está catalogada de paleta, de cateta, de inculta. No hay cátedra de música medieval. Uno de nuestros músicos, Alberto, da clase de Informática Musical.

–¿La música moderna bebe de la medieval?

–Sting trabajó mucho sobre John Dowland. La gente confunde la música medieval con la música celta, que no existe. Los celtas no tenían música. Lo que se llama así son cantigas. Lo que hace Milladoiro. Hubo mucha evolución. Los Conservatorios son un invento del siglo XIX por la tarde.

–¿Los trata bien Sevilla?

–El público sí. La Administración es otra cosa. Paradójicamente, llevar 25 años es un hándicap. Muchos grupos de música antigua se cambian de nombre para parecer nuevos.

–¿Sigue con las tonadilleras?

–Y que no falte. Con Patricia Vela, he reanudado la colaboración con María Vidal; y mi fiel Lola Reina, con la que llevo diez años. Nos conocimos en la Academia de Adelita Domingo. A mí me enseñaron a tocar el piano Adelita y el maestro Roncales.

–¿Les llega algo de las músicas de las conmemoraciones: Murillo, Magallanes...?

–Hemos colaborado en el disco de Pascual González. En 2021 hay una conmemoración importante. El 800 aniversario del nacimiento de Alfonso X el Sabio.

–¿El perfil de músico medieval?

–Los tres fundadores somos sevillistas y seguimos los criterios de Monchi cuando ficha: anteponemos los valores humanos. Músicos buenos hay a patadas.

–¿Por qué le dicen el Pájaro?

–Por el Pájaro Loco. Me llevé 23 años dirigiendo la Tuna de Magisterio de Sevilla y decían que me movía más que el Pájaro Loco.

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