No basta con conservar los parques, jardines y zonas verdes

El autor señala que el Anillo Verde y Azul de Sevilla y su Área Metropolitana, y las políticas ambientales de la ciudad, no pueden seguir ocupando el vagón de cola de las prioridades municipales

Francisco Oñate
- Biólogo

En el último pleno ordinario del Ayuntamiento de Sevilla (22/10/2025) se aprobó por mayoría de los grupos municipales la propuesta formulada por Izquierda Unida, tras no prosperar la declaración institucional promovida por el Partido Popular en el pleno anterior, de apoyar la creación del Anillo Verde y Azul de Sevilla y su Área Metropolitana. Tanto una como otra iniciativas tuvo el rechazo del grupo Vox, manifestando un acusado desconocimiento de la realidad ambiental de nuestra ciudad y de su necesaria proyección futura como modelo del sur europeo mediterráneo que actúa ante el cambio climático.

Sevilla alberga alrededor de 1.000 ha de zonas verdes urbanas, municipales y privadas, y cerca de 300.000 árboles de propiedad y modo de gestión diversos (Plan Director del Arbolado de Sevilla). Parques y jardines históricos, parques urbanos, jardines de distrito, paseos arbolados, plazas ajardinadas, glorietas y rotondas, zonas verdes y parques periféricos componen la tipología de estos espacios verdes bajo la administración del Servicio de Parques y Jardines de nuestra ciudad y con un presupuesto anual de mantenimiento, que siempre será insuficiente, pero que debería permitir su adecuado manejo y administración.

Gestionar este patrimonio verde consolidado es, por tanto, una labor usual que exige directrices adecuadas y coordinadas con otras áreas del ayuntamiento y debe quedar en manos de los servicios técnicos municipales. Sin embargo la elección periódica de nuestros representantes en la corporación municipal les obliga, además de conservar lo que hay, a mejorar la ciudad con nuevas propuestas y recursos que beneficien cada vez más a un mayor sector de la población. Para el “más de lo mismo” no necesitamos ni alcalde ni concejales, bastan buenos funcionarios y servicios técnicos que ejecuten sus competencias.

Anillo Verde y Azul
Anillo Verde y Azul / Red Sevilla por el Clima

Por eso es responsabilidad de nuestros representantes políticos municipales promover y desarrollar nuevos proyectos e iniciativas como la llevada al citado pleno municipal: la creación del Anillo Verde y Azul de Sevilla y su Área Metropolitana (AVA).

Y aquí van algunos datos que desmienten las afirmaciones gratuitas vertidas sobre él:

- Existe un Documento Base del Anillo Verde de Sevilla fechado en 2021 con la descripción de los espacios, posibles afecciones y una valoración presupuestaria calendarizada que se puede consultar en la web municipal (pulsar aquí para ver el documento)

- Los espacios propuestos inicialmente para su constitución son de titularidad pública pues afectan en el ámbito hidrológico al dominio público hidráulico y marítimo terrestre (márgenes de los ríos Guadalquivir y Guadaira y arroyos de Ranillas, Tagarete, Miraflores y Tamarguillo)

- Además existen parcelas de titularidad pública (Ayuntamiento y Confederación Hidrográfica del Guadalquivir) en la desembocadura de Los Gordales, entre la SE-30 y el Puente de Hierro, con potencial de recreación de un bosque de ribera en una zona degradada en la actualidad.

También la Isla de Tercia, al norte de la Cartuja, cuya titularidad es de la Junta de Andalucía y actualmente mantenida gracias a la labor de personas y colectivos ambientales sevillanos. O el propio Cortijo del Cuarto, espacio verde forestal y antiguo vivero de la Diputación de Sevilla.

- Algunos tramos incluidos en el Anillo ya están ejerciendo funcionalmente como tal, es el caso de los 4 km del paseo de ribera junto a la Dehesa de Tablada, mantenidos en la actualidad por la Dirección General de Costas. Y cuya prolongación por el norte hacia la Cartuja y por el sur hasta la esclusa portuaria alcanzan hasta los 14 km de potencial corredor verde.

- La multipropiedad de carácter público de los espacios incluidos en el Anillo Azul y Verde (Estado, Junta de Andalucía, Diputación y Ayuntamiento) hacen viable su gestión y mantenimiento compartido. La figura de Consorcio Público o similar, donde tengan cabida entidades privadas afines, puede facilitar su puesta en funcionamiento y acceder a los importantes fondos europeos existentes para las actuaciones de restauración ecológica, fomento de la biodiversidad y economía circular, entre otros.

Y sí, en Sevilla sí hay problemas ambientales con las altas temperaturas anuales, el déficit de arbolado, la contaminación atmosférica generada por la movilidad, el ruido ambiental urbano, las basuras y residuos y recientemente con las inundaciones. Hoy día existen muchos ejemplos de ciudades que apuestan por las infraestructuras verdes para la mejora ambiental urbana.

En nuestro país Vitoria-Gasteiz marcó un camino a finales del siglo pasado con la creación por unanimidad política de su Anillo Verde, obteniendo el reconocimiento europeo de capital verde en 2012. Zaragoza, Barcelona, Alcalá de Henares, Bilbao, Ponferrada,… siguen el camino iniciado con sus propios proyectos. A nivel internacional son también numerosos los proyectos de anillos, redes y cinturones verdes ya consolidados que disfrutan ciudades como: Hamburgo, Copenhague, Londres, Chicago, Ottawa,…y muchas otras en el planeta. ¿Y Sevilla?

El Anillo Verde y Azul de Sevilla y su Área Metropolitana, y en general las políticas ambientales de nuestra ciudad, no pueden seguir ocupando el vagón de cola de las prioridades municipales. Antes y ahora. De hecho la proposición aprobada en el pleno citado ocupaba el último punto del orden del día en una sesión donde se abordaron muchos y diversos temas. Necesitamos una ciudad más verde e inteligente con sus recursos. Sevilla tiene en pocos años compromisos ambientales muy importantes con su legado histórico de la Exposición del 29 y con nuestra credibilidad en Europa para ser una ciudad climáticamente neutra en 2030. Pero fundamentalmente el compromiso es con todas las sevillanas y sevillanos, especialmente con los habitantes de sus barrios más desfavorecidos, que sufren con mayor intensidad los rigores climáticos.

Y son todos los grupos municipales, sin excepción, los que tienen la palabra para revertirlo.

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