LA radio, el azahar, los pasos de quien sube la Giralda, las sevillanas. Son mecanismos a los que Manuel Ávila (Sevilla, 1978) recurre para compensar una limitación que, en su visión positiva de las cosas, le da posibilidades ilimitadas.
-¿Ciego de nacimiento?
-Sí. Fue un tema de oxígeno, de incubadora. Veo la luz. No más.
-¿Cuántos lazarillos ha tenido?
-Siete u ocho. El último es Rafael.
-¿Le leyeron el Lazarillo?
-Debería leer más, lo reconozco. Estoy leyendo un libro sobre Carrusel Deportivo. A los niños les incentivan la afición a leer con dibujos; para mí, eso es más difícil.
-¿Sevilla es visual o auditiva?
-Hay muchos sonidos que identifican a esta ciudad. Oyes una banda de cornetas y tambores y no necesitas ver para saber en qué ciudad y en qué época del año estás. Es una ciudad de muchos olores: el azahar, el incienso.
-¿Le ayuda la imaginación?
-Es mi mejor compañera. Se llega bastante más lejos que con la vista. Viéndolas no hace falta que te imagines las cosas.
-¿Y qué visiones lamenta no poder ver: un atardecer, un coche impresionante, un gol por la escuadra, un Picasso, una mujer hermosa?
-Una mujer guapa. Mi novia me suele decir que el día que la vea me voy a llevar un desengaño.
-¿Cómo se llama?
-Maribel. Es de La Puebla del Río.
-Como la primera novia de Felipe González...
-Sí. Trabaja en el pabellón de la ONCE en la Cartuja. Nos conocimos en un viaje en AVE a Madrid. Es un romance del 92. Trabaja en lo que fue la Expo y el flechazo fue en el AVE. Ella tiene una limitación parcial. Dice que su mayor pena es no poder conducir.
-¿El 9 es generoso en la fortuna?
-Para mí, sí. En el año 99 conocí a mi novia y empecé a trabajar.
-¿Le gusta viajar?
-Fuera de España, lo más lejos que llegué es a Lisboa. No añoro viajar fuera. Estuve en Asturias y vaya cosa más bonita. Probé la fabada y me enseñaron a tirar la sidra. Me dijeron que era muy fácil porque se hace de oído. Me gustaría volver a Asturias y a Galicia.
-¿Le gustan más los artistas ciegos por serlo, casos de Borges o Tete Montoliu?
-Tienen más mérito. Mira José Feliciano o el maestro Rodrigo, que es para quitarse el sombrero.
-El fútbol a domicilio ha creado la fórmula de Pay per Vew (PPV). ¿Usted pagaría por ver?
-Me gustaría ver, pero tampoco es algo que yo anhele. Mi vida ya se ha hecho a no ver y soy feliz sin ver. No te niego que me gustaría probarlo, pero no hasta el punto de pagar por ver.
-¿Qué le gusta de Sevilla?
-El olor a azahar, la Giralda. Soy uno de los pocos sevillanos que ha subido a la Giralda. No sabemos lo que tenemos. La gente habla mucho de que si París, que si Roma, que si Nueva York.
-¿Qué deportes practica?
-Hacía bicicleta tándem.
-¿Aficiones musicales?
-La salsa, los boleros, el pop, Silvio. Canto en el coro de la hermandad de Todos los Santos y soy un forofo de las sevillanas. De niño me decían que era un jartible. No las bailo, pero las canto, las palmeo y toco la caja. Me aficionaron los Cantores de Hispalis.
-¿La radio son sus ojos?
-La radio es mi droga. Me acuesto con ella, me levanto con ella. Está conmigo en el trabajo. Mi novia tiene celos de la radio.
-¿Se ayudaría del olfato para distinguir a Britney Spears y Gaspar Zarrías?
-Nosotros tenemos potenciados otros sentidos. En la Feria de La Puebla hablé con Pastora Soler y le toqué el pelo. La vi cantar en el Palenque, porque te la imaginas y la ves, pero el de seguridad era un malaje. Normalmente, a los invidentes nos dejan entrar. He conocido a Pastora Soler, a Curro Romero, al Mani o a Pascual González. Me metí en una buena bulla de Semana Santa para saludarlo. Le ha comprado muebles a mi padre. Y Carlos Herrera también ha sido cliente nuestro.
-¿El mundo como lo ve?
-Deberíamos serenarnos todos un poquito. Hay muchas guerras, mucho odio. La vida es demasiado bonita y demasiado corta como para complicarla con cosas absurdas. Mira cómo está Gaza. En las guerras pierden hasta los que ganan. Los americanos han sido muy listos y han optado por el cambio con Obama.
-¿Qué viaje le gustaría hacer?
-Me encantaría conocer París y Roma. Mis padres fueron a Roma en sus bodas de plata y dicen que es una maravilla. Y en Venecia un tenor les cantó en una góndola Venecia sin ti.
-¿El último premio?
-De 3.000 euros con el rasca. No te toca, pero engancha.
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