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La lluvia regresa este fin de semana a Sevilla

Los personajes salvaron al autor

Calle Rioja

Vísperas. Emotiva y surrealista presentación del segundo volumen de Ángel Vela sobre Triana y los flamencos, con la propina de un inesperado regalo de cumpleaños en la Cava.

Los personajes salvaron al autor
Francisco Correal

17 de julio 2014 - 05:03

TRIANA es así. Cualquier cosa menos prusiana. Una república independiente hasta de sí misma. Por eso a nadie extrañó que en el hotel Ribera de Triana se presentara un libro cuyos ejemplares no habían llegado a tiempo; o que el primero de los intervinientes, el alcalde de la ciudad, Juan Ignacio Zoido, fuera el primero de los no comparecientes. No pasaba absolutamente nada. No había libro, pero el patio de butacas estaba lleno de gente y allí estaban Ángel y Ramón, los dos nietos del autor del libro sin libro, Ángel Vela Nieto, que presentaba su obra Triana. La otra orilla del flamenco (1931-1970).

En el argot cinematográfico, se podía hablar de una sucesión de catastróficas desdichas. Ediciones Giralda, sueño prometeico de Paco Sosa, está en Sevilla, pero la imprenta estaba en Pamplona y siempre, antes de que llegue la Velá terminan los sanfermines. La presentación del libro estaba prevista para el día del Carmen, cumpleaños del autor, pero se adelantó una jornada por coincidir con una procesión.

Otro autor, presa del sonrojo o la indignación, habría montado en cólera o hecho mutis por el foro. Ángel Vela mantuvo el tipo. Venía a hablar de su libro, como Umbral, pero los presentes sabían que ese libro trata de la vida, que allí corría a borbotones en muchos de sus protagonistas. Allí estaba el Guermantes de Triana, el Bloomsbury de la Cava, el café Gijón del bar El Ancla.

No hubo libro, pero sí sorpresas. La primera la anunció Sonia Vela, una de sus dos hijas, periodista en Canal Sur Huelva, la hermana de Salud Vela, madre de Ángel y Ramón, que hacían de acomodadores en el patio de butacas del hotel. Sonia guardaba en una buhardilla desde hace diez años una placa con la que el distrito de Triana pretendía reconocer los méritos de Ángel Vela con el barrio. Fue una iniciativa de Ángel Bautista a la que se sumó la entonces delegada del distrito de Triana, una tal Susana Díaz. El azulejo de cerámica era obra de Alfonso Orce, nieto de Enrique Orce, uno de los grandes artistas de la Exposición del 29.

Sonia, la hija de Ángel Vela y de Salud, anunció el inesperado regalo. Su gran exclusiva. Para que el homenajeado no asociara esta práctica con honores de fiambre, en la sala había vivos con placa o presencia en el callejero de Triana como Nicolás Salas o Paco Lola, héroe del corral de los Fideos.

La segunda sorpresa es que donde nace Pagés del Corro, junto a Toldos Quitasol, muy cerca del hotel Triana donde para rehabilitarlo Ortiz Nuevo celebró el convite de su matrimonio, apareció con nocturnidad y sin alevosía el alcalde de la ciudad. Zoido había empezado el día con Rajoy y lo terminaba con los flamencos de Triana. Curro Pérez, titular del distrito, le pasó los trastos. Fue como una manifestación hasta el antiguo tejar del Husillo de la Cava de los Civiles, frente al comedor de las Hijas de la Caridad.

El refrigerio fue en el bar El Ancla. Cerveza a granel en este camarote de los hermanos Marx, homenaje al Avenida de verano. No había libro, estaban sus personajes: Cristina Hoyos; Pepa Montes y Ricardo Miño; Jesús Heredia, que rompió el protocolo con una soleá; Narci Díaz, ya octogenaria, la chiquilla que salió de la tarta con la que obsequiaron a Evita Perón en su visita a Sevilla del 47; María Pinar, miss España en 1965 además de alumna de baile de Enrique el Cojo, Eloísa Albéniz y Arturo Pavón.

Aires de fiesta con cuadros de Juan Valdés y Antonio Badía. Con la enciclopedia oral y coral de la academia de don Cecilio, léase Manolo Cerrejón, Alfonso de Miguel, Gualberto o Mohiño. Y el pregonero Manuel Melado, que vela armas para la Velá.

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