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El problema de las viviendas sin ascensor

Vivir con lo justo en un piso cárcel en Sevilla

  • Historias de las pocas familias con necesidades que han logrado un 95% de ayuda municipal para el sueño de un ascensor y de las que llevan años esperando uno

  • El Ayuntamiento ha instalado 8 ascensores desde 2017 y promete instalar otros 14 de aquí a 2022 con una inversión aprobada de 2 millones de euros

Barriada del Camen (Macarena). Mari Carmen con su hija Marina, que padece parálisis cerebral y graves problemas para moverse.

Barriada del Camen (Macarena). Mari Carmen con su hija Marina, que padece parálisis cerebral y graves problemas para moverse. / José Ángel García

El parque de viviendas de Sevilla más antiguo se ha convertido en una prisión para los vecinos con pocos recursos que envejecen con problemas de movilidad o para familias más jóvenes con hijos dependientes a su cargo. Se construyeron sin ascensores, con tortuosos tramos de escaleras en edificios de tres, cuatro y más plantas imposibles de franquear sin agilidad.

Las administraciones (estatal y autonómica) cuentan con distintas líneas de ayudas para contribuir a la instalación de ascensores en comunidades, si se cumplen ciertos requisitos de renta y otros. Los elevadores que suelen costar entre 60.0000 y 70.000 euros. Pues bien, solo la ayuda que lanzó en 2017 el Ayuntamiento de Sevilla se ajusta a los vecinos con recursos muy limitados, al subvencionar el 95% de la obra y gestionar el grueso del proyecto y de la obra.

Pino Montano. Calle Afiladores. "Esto es más que una lotería. Necesitábamos un ascensor porque no podemos bajar y subir por las escaleras a nuestro hijo de 25 años, que sufre parálisis cerebral y va en silla de ruedas", cuenta Elena

El problema es que muy pocas familias se han podido beneficiar hasta ahora de esta ayuda municipal tan elevada. En Pino Montano, Elena y Emilio, de la calle Afiladores, forman parte de esos privilegiados y repiten que el ascensor les ha cambiado la vida a ellos y a las personas del bloque que no podían bajar las escaleras. "Esto es más que una lotería. Necesitábamos un ascensor porque no podemos bajar y subir por las escaleras a nuestro hijo de 25 años, que sufre parálisis cerebral y va en silla de ruedas. Mi marido sufre una retinopatía grave en los dos ojos y no puede hacer esfuerzos, y tampoco funcionaba bien la silla de escaleras de segunda mano, que fallaba constantemente", relata Elena. Viven en un primero que es casi un segundo porque el bajo está elevado.

Pino Montano.- Emilio y su hijo Emilio se dirigen a su bloque, donde el Ayuntamiento instaló un ascensor exterior. Pino Montano.- Emilio y su hijo Emilio se dirigen a su bloque, donde el Ayuntamiento instaló un ascensor exterior.

Pino Montano.- Emilio y su hijo Emilio se dirigen a su bloque, donde el Ayuntamiento instaló un ascensor exterior. / José Ángel García

El ascensor lo pusieron antes de la pandemia del coronavirus con la ayuda del Ayuntamiento -hasta el alcalde Espadas se interesó por su caso- y con la buena gestión del administrador. "Mi hijo Emilio está loco de contento porque puede subir y bajar del piso las veces que haga falta. Ahora lo llevamos sin dificultad al centro de día todas las mañana, y a nosotros nos ha cambiado la vida", cuenta Elena emocionada. Sabe de su suerte: son contados los bloques que han logrado un ascensor con la ayuda del Ayuntamiento.

Desde 2017 hasta la actualidad, según datos del gobierno local, se han instalado 8 ascensores con un presupuesto ejecutado de un millón de euros en comunidades de vecinos y aparte, en otra línea complementaria de ayudas, se han concedido 81.000 euros para ayudar a otras 3 comunidades más que estaban instalando ascensores. Por tanto, se han instalado por completo 8 y se ha ayudado a la instalación de otros tres.

El gobierno municipal añade que está redactando los proyectos para instalar otros 14 que ya están seleccionados entre finales de este año y principios de 2022 con una inversión aprobada de 2 millones de euros.

En el extremo opuesto de Elena se encuentran otras familias de Pino Montano, como las que viven en la calle Estrella Acamar y llevan de tres a cuatro años esperando una ayuda de la Junta y del Ayuntamiento para instalar un ascensor. Meli, presidenta del bloque 2 de esta calle, asegura que en su bloque varias familias lo requieren con urgencia (por operaciones de espalda, ictus y otras dolencias) y está preparado hasta el hueco para el elevador. "Algunos bloques del barrio han tenido subvención, otros lo han pagado de su bolsillo, pero nosotros no tenemos dinero, ni siquiera podemos poner de 4.000 a 5.000 euros. Necesitamos facilidades para pagarlo", explica. 

Barriada del Carmen. Carmelita, de 87 años, vive con su hermana de 101 años, que empezó a no poder salir del cuarto piso sin ascensor donde habitan en la calle Manzana y así lleva 5 años

En Pino Montano, en la calle Estrella Acamar, varias familias llevan de tres a cuatro años esperando una ayuda de la Junta y del Ayuntamiento para instalar un ascensor

El ascensor que se ha instalado con ayuda municipal en el bloque de Pino Montano donde vive Emilio y su familia. El ascensor que se ha instalado con ayuda municipal en el bloque de Pino Montano donde vive Emilio y su familia.

El ascensor que se ha instalado con ayuda municipal en el bloque de Pino Montano donde vive Emilio y su familia. / José Ángel García

En la barriada de El Carmen, frente al Hospital Virgen Macarena, las familias de varios bloques con cuatro plantas sin ascensor tienen urgencia de un ascensor que no pueden permitirse. Es el caso, de Carmelita, de 87 años, viuda desde hace tres décadas, y su hermana de 101 años, que empezó a no poder salir del cuarto piso sin ascensor donde habitan en la calle Manzana y así lleva 5 años.

"Con la edad de mi hermana y con mis achaques, que padezco arritmia y no me sostengo estable, ya no nos movemos para nada de la casa. Tengo una ayuda a domicilio de dos horas para que bañen y arreglen a mi hermana y hagan alguna limpieza. Mis hijos vienen a verme. Y para la compra diaria, mi vecina de enfrente me la trae o mi hija algún día que puede. Cuando tengo médico no tengo más remedio que moverme, pero tardo mucho en subir y bajar las escaleras, muy despacito, hasta coger el taxi que me lleva", se lamenta esta mujer, que rechaza salir en las fotos porque ya salió hace dos años en la prensa y no ha servido para nada. "Ya no quiero fotos", advierte mosqueada.

Carmelita se ha desanimado de esperar un ascensor que nunca llega. "Yo estoy aburrida de pedirlo. Aquí no hay intención ninguna de ponerlo. En la comunidad me dicen que no hay dinero. Aquí hay muchos jóvenes de alquiler y los dueños de las viviendas no se interesan", se queja.

Otro caso con una gran necesidad de ascensor es el de Marina, con 34 años, parálisis cerebral y grandes problemas para moverse (un 84% de afección). Marina es hija de Mari Carmen, 58 años, separada y con unos ingresos muy escasos (580 euros) que completa con la ayuda de la parroquia y con el bono social de luz.

Marina tarda lo indecible para subir los escalones hasta su casa. Marina tarda lo indecible para subir los escalones hasta su casa.

Marina tarda lo indecible para subir los escalones hasta su casa. / José Ángel García

Marina sueña tanto con un ascensor, como el que ve a diario en los bloques frente al suyo, que nos dibuja con las manos, trazando un rectángulo, que ella quiere eso mismo

Viven en la calle Avellana. La hija anda a duras penas con unas pesadas botas con agarres metálicos (un bitutor en el pie derecho) y tarda lo indecible en subir los peldaños hasta su casa cada tarde, sobre las cinco, cuando llega de la asociación Trabajando por el mañana donde acude ocho horas. Apenas habla, pero Marina sueña tanto con un ascensor como el que ve a diario en los bloques frente al suyo que dibuja con las manos, trazando un rectángulo, que ella quiere eso mismo, cuenta su madre. Llegar a su primer piso se le hace eterno.    

La presidenta del bloque de Mari Carmen confía en que pueda salir adelante más pronto que tarde la ayuda para el ascensor que necesita Marina y varios vecinos mayores del segundo y del tercero. 

En la barriada del Carmen, un barrio que pertenecía al Patronato de Casas Baratas, aunque ya son privadas la mayor parte de viviendas, muchas comunidades cuentan ya con un ascensor exterior pegado a las escaleras de cada planta. La mayoría han podido reunir el dinero para pagarlo, o bien han contado con ayuda de la Junta, o recurrido a créditos bancarios y solo una ha conseguido una ayuda del Ayuntamiento.

La Junta da un 50% de ayudas, que en bloques de 20 vecinos supone que cada comunidad debe poner 30.000 euros, es decir, 1.500 euros por familia, explica Manuela, de la asociación de vecinos La Plazoleta del Carmen

Manuela, de la asociación de vecinos La Plazoleta del Carmen, explica que su comunidad pagó el ascensor sin créditos bancarios y dejando que los vecinos que no podían pagar todo de golpe lo hicieran poco a poco. La Junta da un 50% de ayudas, que en estos bloques supone que cada comunidad debe poner 30.000 euros, es decir, cada uno de los 20 vecinos tiene que poner 1.500 euros. "Antiguamente la Junta daba hasta un 90% pero era complicado el acuerdo comunitario. Hoy basta con un acuerdo de la comunidad pero la ayuda del 50% de la Junta no cubre el IVA ni el papeleo", lamenta. 

El Ayuntamiento de la ciudad no contaba hasta el año 2017 con ninguna ayuda tan ventajosa para ascensores

El Ayuntamiento mantiene que anualmente se instalan muchos ascensores en la ciudad con inversión privada en solitario o complementada con otras administraciones. Y recalca que la administración local de la ciudad no contaba hasta el año 2017 con ninguna ayuda en este sentido. Únicamente hubo un periodo en el que se aprobó una línea de ayudas económicas a comunidades para contribuir en un porcentaje a los gastos tal y como hacen otras administraciones, pero no resultó un sistema muy efectivo.

Por eso, en 2017 se decide adoptar un sistema novedoso y sin muchas iniciativas similares a nivel nacional: se trata de establecer una línea excepcional para comunidades que acrediten falta de recursos económicos y situaciones de graves problemas de accesibilidad. Es un proyecto que hacen Urbanismo y Bienestar Social, pensado para esas comunidades concretas.

El Ayuntamiento financia el 95% de la obra, y lo que es más importante, redacta los proyectos, alcanza acuerdos con la comunidad, contrata, supervisa y ejecuta la obra, y entrega el ascensor en funcionamiento. El sistema es, por tanto, completo para la comunidad que no tiene que asumir nada, pero tiene sus trámites y se diseña para situaciones excepcionales.

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