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Los pisos de la Renfe no tendrán que ser demolidos y se repararán en 9 meses

  • El informe de la Hispalense concluye que los inmuebles se pueden salvar con intervenciones en la estructura · Las obras comenzarán en breve, cuando reciban el visto bueno de Urbanismo y los vecinos

Los pisos de la Renfe no tendrán que ser finalmente demolidos. Tras dos meses y medio de incertidumbre, el informe de los técnicos de la Universidad de Sevilla concluye que las edificaciones se pueden salvar de la piqueta y que sólo habrá que acometer obras estructurales para que los vecinos desalojados puedan volver a habitarlas.

Los inmuebles situados en las calles Ter 8; Talgo 1; y Tas, 1 y 6 (todos con nombres de antiguos ferrocarriles) centraron la atención mediática a mediados del pasado mes de junio cuando, debido a las obras del parking de la futura Facultad de Enfermería en un solar anexo, tuvieron que ser desalojados durante la madrugada por el peligro de derrumbe. Comenzó un calvario que aún dura para los aproximadamente 120 vecinos que habitaban los 40 pisos desalojados, quienes actualmente están viviendo en inmuebles alquilados por la Universidad de Sevilla, que desde el primer día se hizo cargo de la situación y ha respondido a las diferentes demandas vecinales. Además de las viviendas desalojadas, hay otras que también están dañadas, aunque siguen habitadas, en las calles Talgo 4, Avenzoar 4 y Tas 4.

Durante una reunión que mantuvieron ayer el gerente de Urbanismo, Miguel Ángel Millán; el vicerrector de Infraestructuras de la Hispalense, Antonio Ramírez de Arellano; el delegado del distrito Macarena, Enrique Lobato, y técnicos y representantes vecinales, la Universidad de Sevilla puso sobre la mesa el borrador del informe técnico que concluye que no es necesaria la demolición de los inmuebles y que todo se puede arreglar gracias a modernas técnicas arquitectónicas.

Según este informe, habrá que intervenir en los cimientos de los inmuebles para reforzarlos con inyecciones a presión de hormigón. Asimismo, se prevén intervenciones en las grietas que presentan los pisos y en sus muros de carga y fachadas. El documento técnico, que no especifica los costes de la operación, todavía tiene que ser aprobado por la Gerencia de Urbanismo.

Para los técnicos de la Universidad de Sevilla las obras de restauración de los pisos se deben acometer cuanto antes para, entre otros aspectos, minimizar en lo posible los retrasos que se producirán una vez que comience la temporada de lluvias, según fuentes de la Hispalense. La previsión es que las obras duren nueve meses, aunque el plazo puede ser menor.

Sin embargo, y aunque este argumento no es oficial, seguro que también pesa en el ánimo de los responsables universitarios el coste que le está suponiendo el realojo de los 120 vecinos, unos 24.000 euros al mes. La Universidad tiene firmado un contrato de un año con los propietarios de los 40 pisos de realojo y todo lo que sea aumentar este contrato supondrá un coste más que oneroso para una institución que no está bollante de dinero y con un horizonte de financiación pública cada vez más complicado.

En la reunión se ofreció a los vecinos dos opciones: o dejar que la Hispalense se encargue de todo el proceso de las obras, o buscar ellos mismos una empresa que acometa las mismas, siempre, claro está, con el visto bueno de la Universidad.

Según manifestó ayer a este periódico Bernabé García, presidente de la Asociación Vecinos de la Barqueta-Renfe, se ha convocado a todos los afectados a una asamblea el próximo lunes para que tomen una decisión, "aunque con toda seguridad se decidirá que se confíe a la Universidad controlar todo el proceso".

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