La polea y otros recuerdos escolares
Alumnos de las promociones de 1960 y 1985 acudieron anoche al colegio San Francisco de Paula para conmemorar sus bodas de oro y plata · Varios profesores les mostraron cómo ha ido cambiando el centro
Disciplina y esfuerzo, mucho trabajo y, sobre todo, respeto. Así rezan los cuatro valores fundamentales que han caracterizado al colegio San Francisco de Paula, que anoche celebró, en colaboración con la asociación Rey Guerrero de antiguos alumnos, las bodas de oro y plata de las promociones correspondientes a 1960 y 1985.
Empresarios, médicos y economistas de importante prestigio que durante años compartieron pupitre volvieron a reencontrarse con sus antiguos compañeros, con quienes compartieron risas y recuerdos, aunque a más de uno le costara reconocerse. "Hay compañeros a los que no veía desde hace 50 años, crecimos juntos y es emotivo encontrarnos en un acto como éste", aseguró Juan Salas Tornero, presidente de la Fundación Nao Victoria y ex alumno de la promoción de 1960.
Los invitados recorrieron las instalaciones y, posteriormente, disfrutaron de una cena. "El colegio ha cambiado mucho, ahora las instalaciones son más grandes", explicó su director, Luis Rey.
Con veinticinco años de diferencia, ambas generaciones coincidieron en asegurar que la sólida base educativa que recibieron en el centro ha sido fundamental a lo largo de su vida y de su trayectoria profesional. "La educación es una tarea muy compleja y, hoy día, los jóvenes aprenden aquello que nosotros somos capaces de enseñarles", afirmó Goñi, quien añadió que "los retos cambian en cada generación pero lo importante es saber y querer trabajar".
La Física, "menos la polea", junto a la Historia y la Literatura fueron las asignaturas preferidas de Juan Salas, quien valoró especialmente la labor de los profesores: "Nos enseñaron a querer ser más, a trabajar para crecer y a estudiar para conseguir lo que queríamos; en la vida hay que saber competir porque nadie te regala nada".
Eduardo Guillermo Gentil fue alumno durante siete años y ha sido también profesor del centro. Otros llegaron desde lejos, como el empresario Federico de Seras Chopard, que lo hacía desde Barcelona: "Ha sido emocionante volver a ver a mis compañeros".
Todos guardan un grato recuerdo, incluso los internos. Es el caso de José María Cantarero, presidente de la empresa Bio-Dis y ex alumno de la promoción del 85. "Mi formación aquí ha sido clave para crecer como empresario. ¿Lo que mejor recuerdo? Cuando llegaba el viernes, ¡san viernes!".
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