Promoviendo una ciudadanía activa y comprometida en la gestión de riesgos
La Academia de Medicina de Sevilla acoge una mesa redonda con expertos en participación, tecnologías aplicadas a emergencias, cambio climático y protección del patrimonio cultural
La Real Academia de Medicina y Cirugía de Sevilla (RAMSE) fue ayer escenario de la celebración de la mesa redonda De la información a la coparticipación: la ciudadanía en la gestión de los riesgos, un espacio de reflexión y diálogo en torno a la importancia de integrar activamente a la ciudadanía en la gestión de emergencias.
El evento fue presentado por el Académico de Número Emérito de la RAMSE, Hijo Predilecto de Sevilla y Medalla de Oro de la Diputación de Sevilla, Ignacio Gómez de Terreros Sánchez, y moderado por el médico internista, Vicente Medrano García, con la colaboración del Observatorio CERO (Ciudadanía, Emergencias, Riesgos y Oportunidades), una entidad sin ánimo de lucro formada por profesionales del ámbito de las emergencias y la protección civil, que impulsa un nuevo paradigma de participación ciudadana.
A lo largo de la jornada, se presentaron cuatro ponencias introductorias en las que se abordaron los fundamentos y métodos para una coparticipación efectiva en modelos de inteligencia colectiva; la aplicación de nuevas tecnologías en la detección, pronóstico y comunicación de alertas, con la ciudadanía como agente clave; los proyectos participativos en el contexto del cambio climático; y la protección del patrimonio cultural y elaboración de planes de salvaguarda, como ejes temáticos.
Las ponencias corrieron a cargo del antropólogo cultural, experto en participación e inteligencia colectiva, José Ignacio Artillo Pavón; el ingeniero electrónico, especialista en plataformas tecnológicas aplicadas a emergencias, Francisco Chiara Caro; la catedrática de la Facultad de Ciencias Experimentales, Universidad Pablo de Olavide, Pilar Ortiz Calderón; y la arquitecta, experta en emergencias y protección del patrimonio cultural, Paula Montilla Gómez.
A lo largo de la historia, los riesgos han sido una constante para la humanidad. Sin embargo, en las últimas décadas ha emergido un modelo de gestión de riesgos más estructurado, basado en el análisis técnico, la organización administrativa y la respuesta intersectorial. Este modelo ha evolucionado hacia un reconocimiento creciente del papel de la ciudadanía, no solo como receptora de información, sino como agente corresponsable y copartícipe.
Situaciones recientes, como la pandemia, los fenómenos meteorológicos extremos, las inundaciones y el llamado gran apagón, han puesto a prueba los sistemas de emergencia, evidenciando fortalezas, pero también importantes áreas de mejora. En este contexto, las ponencias expuestas ayer en la Academia de Medicina se convirtieron en todo un ejercicio de reflexión sobre los modelos actuales de gestión y la necesidad de promover una ciudadanía activa, formada y comprometida.
Asimismo, la mesa redonda abordó cómo la participación ciudadana en la gestión de emergencias puede tomar diversas formas, desde la colaboración en la detección temprana de riesgos hasta la implicación en tareas de respuesta y recuperación. Algunas de las vías de contribución más destacadas a las que se aludió durante la actividad fue el reporte de incidencias y situaciones de riesgo a través de canales de comunicación establecidos; la formación en primeros auxilios, autoprotección y resiliencia comunitaria; la participación en simulacros y ejercicios de preparación ante emergencias; colaborando en la difusión de información y alertas en su entorno social; o la implicación en iniciativas de voluntariado y apoyo mutuo en situaciones de crisis.
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