Calle Rioja

Para quitarse el sombrero (en Maquedano)

  • Marca. Con un programa que hace en la calle Rioja, Carlos Herrera conquista medio millón de oyentes

Colas en la emisora de Cope en la calle Rioja para recoger el programa de Semana Santa.

Colas en la emisora de Cope en la calle Rioja para recoger el programa de Semana Santa. / Salomón Cejudo

EL rey de las mañanas es vecino de este periódico. Más de medio millón de oyentes ha ganado Carlos Herrera en el último segmento del EGM (Estudio General de Medios). Sería muy socorrido por el lugar donde trabaja, la Cadena de Ondas Populares Españolas (COPE), que a quien madruga, Dios le ayuda. Pregonó la Semana Santa de Sevilla en 2001, el Carnaval de Cádiz en 2003 –invirtiendo los cánones de la cronología, nadie es perfecto– y pregona la vida todas las mañanas desde el estudio de la calle Rioja, a dos pasos de la centenaria tienda de sombreros Maquedano. Para quitárselo.

Entre los cientos de felicitaciones que ayer recibió, por las ondas se escuchó la voz de Blanca Crusset, su madre, que se casó con un malagueño que fue médico municipal en el Ayuntamiento de Barcelona. Los madrugones tienen recompensa. Ayer a las ocho de la mañana iba en bicicleta por Cardenal Spínola Ventura Rico, director de la Orquesta Barroca de Sevilla, aunque muchos asocien la cultural con la bohemia de las pernoctas interminables. A las ocho y cuarto caminaba por la Alameda Sergio Rojas-Marcos, uno de los editores de Athenaica, hijo del que fuera alcalde de Sevilla entre 1991 y 1995. Carlos Herrera trabaja en la ciudad a la que vino a hacer la mili, Servicio de Ferrocarriles en Plaza de Armas. En esa época empezó a hacer guías comerciales en Radio Sevilla, cadena Ser.

Hay un Carlos Herrera en el mundo de Guermantes de Marcel Proust. La mañana que se conoció su triunfo en los sondeos radiofónicos entrevistó a Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, que unas horas antes se asomó a la Brújula de Juan Ramón Lucas en Onda Cero, que en la mañana de anteayer tuvo a Susana Díaz con Carlos Alsina.

Herrera no sacó pecho con su legión de oyentes. Hace gala de su humildad provinciana, nacido en Cuevas de Almanzora, donde doña Blanca Crusset viajó desde Barcelona para que su hijo hermanara la Almería de Juan Goytisolo con la de Manolo Escobar. Medio millón de oyentes es una urbe herreriana, ese medio sí que es el mensaje. Herrera es el Pobrecito Hablador, pseudónino con el que Larra firmaba algunos de sus artículos, patriarca del periodismo al que Cernuda le dedicó un bellísimo poema con violetas pleno de vigor y actualidad.

Si el locutor te enamora no vayas por la emisora, rezaba el dicho. Mucha gente se acercó ayer hasta la emisora de Cope en la calle Rioja para recoger el programa de Semana Santa. Los más madrugadores, leales al despertador de Herrera, recibieron torrijas y pestiños de regalo. Las voces de abril se adelantan a los votos de abril. Al recluta de Plaza de Armas lo hicieron ayer coronel y hoy tiene quien le escriba.

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