Sevilla

La rebeldía apaciguada del carnaval

  • IU amolda el horario del evento de la Alameda a la actividad de Ikea y los partidos de fútbol

En carnaval la realidad se disfraza y puede resultar difícil distinguir lo aparente de lo verdadero. Por ejemplo, un grupo de costaleros que tomaba una cerveza en la Alameda podía ser una de las comparsas que participan en el primer concurso organizado de forma reglada por el Ayuntamiento, explicaba Isabel Zarapico, subdirectora del distrito Casco Antiguo. Pero no, eran costaleros en un entrenamiento.

También la carpa iluminada invitaba a que se la considerase el marco para el evento organizado por el distrito, gobernado por IU, pero albergaba una actividad de Ikea, Teatro de Salón, mientras que el escenario carnavalesco esperaba apagado hasta casi dos horas después de la hora prevista para el inicio del concurso de agrupaciones.

Y es que, aunque el carnaval es protesta, sarcasmo, crítica y rebeldía, "y por eso lo apoyamos", apuntaba Isabel, ayer llegó a un consenso con la multinacional sueca y con el opio del pueblo, léase el fútbol, para amoldar su programa.

No por ello renunciaron a sus principios: "El carnaval significa reírse de todo, incluso de uno mismo", apuntaba Osi, el presentador y miembro de una asociación de vecinos, antes de abandonar su atuendo sesentayochesco por el de pirata, antisistemas los dos en cualquier caso. Y la premisa se cumplió desde el primer momento, con el pregón del actor Antonio Dechent, una cortísima intervención, máscara de pressing-catch incluida, que dejó un poco de sensación de queo, según los asistentes.

Por lo demás, el carnaval de la Alameda ni siquiera es carnaval, al menos en lo que a fechas se refiere. "Es que había que esperar para que terminen los de Cádiz para que vengan las agrupaciones", explicaba Isabel Zarapico. Lo que no es óbice, matizaba Osi, para quitarle abolengo a una tradición "que en Sevilla quizás es más antigua que en Cádiz". "Lo que pasa es que allí tuvieron bemoles para desafiar la censura y la represión", se emocionaba Isabel.

Y es que la cabra siempre tira al monte, en este caso de ideales. Ayer, antes del concurso, no perdieron la oportunidad de reivindicar de sus temas favoritos, la casa del Pumarejo, con una representación del colectivo al que, eso sí, se le olvidó reivindicar la música. Quizás como protesta, un bar de la zona se mostraba irreductible al lanzar a la plaza a todo volumen los sones de The Wall, de Pink Floyd, otro verdadero himno antisistema.

"Lo importante es la libertad de expresión", añadía Isabel Zarapico. Ayer hubo una agrupación que defendió a Hugo Chávez por su incidente con el Rey y otra que apoyaba a éste". Y es que hay sitio para todos. Incluidos los niños, que pese a lo tardío de la hora esperaban sentados, vestidos de hadas o ratoncitos, a que comenzara el concurso de disfraces.

En cualquier caso, su hora llega hoy, con la fiesta infantil que comienza, o al menos eso está anunciado, a eso del mediodía. También se entregarán los premios concurso de agrupaciones, seis para las nueve que han participado, y habrá un almuerzo popular gratis. Una fiesta para el pueblo, sin abandonar la lucha pero con la conciliación a la mano.

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