El regreso a las tradiciones

Los tronos de los tres magos recuperan los colores de 1918 La intención es llegar al centenario con un cortejo renovado y vintage Entre los estrenos, brilló el Monumento a Bécquer

El regreso a las tradiciones
El regreso a las tradiciones
Redacción

06 de enero 2015 - 05:03

La Cabalgata del Ateneo cumplirá cien años dentro de tres años. Un siglo de ilusiones reflejadas en los diseños de un cortejo tan mágico como efímero y que han ido transformándose y adaptándose a las modas a lo largo de todo este tiempo. Ahora, la tendencia es recuperar las tradiciones y, por ello, los diseñadores de la cabalgata han optado este año por devolver el color original que tenían los tronos de los magos de Oriente en 1918. Rojo para Melchor, verde para Gaspar y oro y plata para Baltasar. Esta última carroza, la que cierra el cortejo y eleva hasta el máximo la emoción del público, fue una de las que más sorprendió en la noche de ayer por sus brillos. Junto con la colorimetría hubo también una renovación del estilo y decoración de las carrozas: la de Melchor, de estilo gótico; la de Gaspar , barroca; y la de Baltasar, renacentista.

Los creadores jugaron con las telas y las luces para crear efectos especiales, más visibles por la noche. Mención especial para otro estreno, la carroza homenaje a Bécquer, que recreó con mucho acierto el monumento al ilustre sevillano del parque de María Luisa, cuando se acaba de cumplir su centenario.

Trece de las carrozas fueron nuevas. El diseño de éstas versó principalmente sobre los cuentos y juegos infantiles, destacando el Flautista de Hamelin o la de La cenicienta. Otros estrenos fueron Egipto, la carroza del mago de la fantasía, la del Arca de Noé, el Templo Hindú, La Caja Mágica, Fort Apache, Don Quijote, Déjate llevar, La Banda y Real Federación Andaluza de Fútbol.

La intención de los responsables de la cabalgata del Ateneo es ir recuperando la originalidad de los primeros desfiles y lograr en tres años un cortejo vintage, podría decirse. Así, desde el año pasado los beduinos también portan abanicos, como hacían antaño. Hasta 600 acompañaron al cortejo real ayer. Pintados de negro contagiaron la alegría y corearon las canciones interpretadas por las ocho bandas de música que se sumaron a la cabalgata.

Mil kilos de caramelos, el 80% de ellos blandos. Muchos quedaron en el suelo y, en cuestión de minutos, fueron arrastrados por las barredoras, que borraron en un tiempo récord cualquier atisbo de fiesta. El desfile de Lipasam también tiene su público, que se queda un rato más para observar la destreza de los operarios.

Por tercer año consecutivo, la cabalgata contó con su propia aplicación para teléfonos móviles (app). Las fotografías inundaron anoche las redes sociales y, junto con la retransmisión del desfile en una cadena local, permitieron llevar la ilusión a los hogares de muchos sevillanos. Vistas aéreas e incluso selfies. La magia vista a través de un visor.

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