Los retos del infarto cerebral en niños y ancianos

Aunque menos frecuente, el ictus también puede afectar a niños. El diagnóstico es más difícil que en adultos, en parte porque muchos menores debutan con crisis epilépticas en lugar de los síntomas típicos del adulto.

El Hospital Virgen del Rocío tiene un protocolo de ictus pediátrico establecido en colaboración con el Hospital Infantil, implicando a neurólogos de adultos para la valoración y tratamiento urgente, incluyendo la trombectomía si está indicada. Este fue el tratamiento al que fue rápidamente sometido Jesús Alarcón Velázquez, de 15 años, el pasado agosto. Hoy no tiene secuelas. Su padre aún se sorprende por “lo rápido que fue todo”. “Llegamos al hospital en apenas unos minutos y allí estaba ya todo preparado”, sostiene Jesús Alarcón padre.

Recuerda que la noche del 1 de agosto de 2024 cenaron pronto y se fueron a la cama. Antes de dormir, Jesús y sus padres bromeaban en la habitación. En un momento, al menor se le soltó un poco la barriga, pero al volver del baño no se sentía bien y se asustó. Su padre pensó que todo formaba parte de una broma del pequeño, pero su percepción cambió en cuestión de segundos. Jesús recuerda que los síntomas que hicieron saltar las alarmas fueron principalmente dos, aunque no se imaginaba que sería un ictus: se le paralizó una parte del cuerpo y no podía ponerse derecho.

Fue entonces cuando llamaron al 112 y, “en cuestión de minutos”, la familia llegó al hospital y se detectó rápidamente el problema: el niño había sufrido un ictus. “Mientras venía la ambulancia, ya habían llamado al hospital para que tuvieron preparadas las pruebas y el quirófano”, enfatiza Jesús.

Algunas complicaciones hicieron que el equipo médico tuviera que optar por una anestesia general ante la dificultad de llegar al trombo. A partir de ahí, “todo pasó en cinco minutos”, apostilla Jesús. “Llegaron al coágulo y todo fue sobre ruedas”, sostienen. Apenas han pasado 10 meses y los padres del menor aseguran que su hijo “ha tenido una suerte muy grande”. Agradecen la rápida actuación del equipo de profesionales en el Hospital Virgen del Rocío, sabedores de que, gracias a ella “Jesús no tiene secuelas”. “Prácticamente está al 100%”, asegura su padre. Aunque desde entonces el menor ha tenido un arduo seguimiento médico, la familia explica que tras las últimas pruebas hace unos meses, y, ante la buena evolución, “sólo tendrá que hacer una revisión anual”.

Y de un extremo al otro. De la niñez a la ancianidad. Juan Antonio Sáez García pone voz a las personas mayores, pluripatológicas y que, además, tienen que enfrentarse por encima de los 80 años a la irrupción en su vida de un accidente cerebrovascular. Pese a todo ese bagaje, José Antonio está “perfecto” apenas un mes después de sufrir un ictus el pasado 1 de mayo.

Sáez relata que se encontraba desayunando en un bar cercano a la Clínica Santa Isabel cuando empezó a presentar los primeros síntomas, como dificultad para hablar y debilidad en el brazo derecho. “Mi señora se dio cuenta de que tenía la boca un poco torcida y el brazo derecho se me caía. No podía reaccionar ni contestar”, sostiene. Rápidamente, su cuñado acudió a la clínica cercana en busca de ayuda, mientras que el camarero llamó al 061. Se activó el código ictus y una ambulancia los trasladó al Hospital Virgen del Rocío, donde fue intervenido de urgencia.

A pesar de ser un paciente con múltiples patologías previas, como marcapasos, infartos anteriores y EPOC, Sáez ha logrado recuperarse por completo del ictus en poco tiempo. “No me noto nada, estoy igual que antes de que me diera el ictus”, asegura. Como única secuela, presenta un hematoma en el muslo derecho debido a la punción femoral realizada para la trombectomía.

Lo tiene claro, la clave de su exitosa recuperación fue la rápida intervención de su entorno y de los servicios médicos. “Gracias a Dios ahora mismo estoy recuperado totalmente y me encuentro bien”, afirma. Además, a raíz de las pruebas realizadas tras el ictus, se le ha detectado un nódulo en el pulmón izquierdo del que también podrá ser tratado a tiempo. “Sólo puedo dar las gracias”, concluye.