plaza de españa

La segunda infancia es la primera

EN el mapa reconoce Tolox, el pueblo de su abuela paterna. Posiblemente, José María Llamas (Málaga, 1955), segundo de los cinco hijos de un técnico de aduanas, es malagueño porque a un buzo alemán, su bisabuelo, el padre de su abuela materna, le dio una neumonía y al final de su convalecencia se casó con una gibraltareña "con la que no se había cruzado una palabra en su vida y fueron inmensamente felices. Es la historia de amor más bonita que he conocido".

Vidas paralelas, los primeros destinos de su padre como aduanero y el suyo como médico fueron sendos pueblos de Cáceres, Piedras Albas y Ceclavín, respectivamente, donde se estrenó la primera noche con un parto, "lo recuerdo con espanto porque el único parto que había visto en mi vida era el de la película Helga. Después atendí en aquel pueblo más de 25 partos".

El segundo destino de su padre fue Gibraltar y en la Feria de San Roque conoció a una llanita "que ni siquiera hablaba inglés". El técnico de aduanas volvió a sus orígenes, a Málaga. Cinco años, cinco hijos. José María fue el segundo. "Pesé al nacer cinco kilos y medio y mi padre me llamó Chiquito". Es como le llaman sus amigos y como lo presentan en las conferencias que este ortodoncista da por medio mundo.

Nació antes de que lo pariera su madre. "Cinco meses antes, mi padre me inscribió como socio del Sevilla. Constaba como socio de honor porque en 1955, el año que nací, eran las bodas de oro del club". Tanta precisión para que con los años el socio del equipo de Nervión se hiciera bético.

No es la única paradoja de su vida. La familia llega a Sevilla en 1959 y residen en un chalé del Sector Sur al que su padre bautizó La Isla. Tanto aquí como en Las Palmas, donde trasladan a su padre en 1966, los niños estudian en el Colegio Alemán. "Mi padre era de izquierdas y germanófilo". Sus mejores recuerdos de Sevilla son... canarios. "Rilke dice que la patria del hombre es su infancia. Yo pienso que es su segunda infancia, no la primera". El tránsito de niño a joven, de 11 a 17 años, fijo en años gloriosos en el Estadio Insular: Guedes, Germán, Tonono... Su padre le preguntó qué quería ser de mayor y respondió sin dudarlo que escritor. "Me dijo que me iba a matricular en Medicina y después podría hacer las tonterías que quisiera". No lo matriculó en La Laguna, "Universidad con fama de libertaria para un alumno como yo con el pelo inmensamente largo y pinta de hippy". Lo manda a Sevilla, "a un colegio del Opus Dei, el Guadaira". Sólo un año, el que tarda su progenitor en ocupar la plaza en la Aduana de Sevilla con la familia instalada en una vivienda de la Avenida de la Raza. Chiquito Llamas reconquista Sevilla en 1972. Su primer año de carrera fue el último año de Carrero. "Mi padre, como buen funcionario, aunque era de izquierdas, me prohibió terminantemente que me metiera en política o manifestaciones". Un día, es uno de los cuatrocientos estudiantes que tomaron el Palacio Arzobispal. "Estaba Tarancón en Sevilla y medió para que no nos hicieran nada, pero conforme iban saliendo los metían en los furgones. Mi miedo no era a la policía, era a mi padre. Me salvé porque me metí en el seíta blanco de un cura, el secretario de Bueno Monreal. Le dije padre, caridad y me tapó con un abrigo".

Médico de pueblo en Extremadura, la enfermedad de su madre, "la persona a la que más he querido en mi vida", lo devuelve a Sevilla para cuidarla como hijo y médico en la clínica de Fátima. En 1980 se le murió de un cáncer de esófago. La ilusión que puso con la Estomatología le ayudó a remontar el bache. "Mi padre me había animado para que hiciera la especialidad en Madrid. Tantos años de carrera para ser un sacamuelas. Muchas veces es mejor callarse".

Se formó como ortodoncista en Valencia, con los hermanos José Antonio y Juan Canut. "Mi promoción éramos dos alumnos y dos profesores". Su experiencia internacional la inicia, en términos taurinos, como sobresaliente de José Antonio Canut, a quien sustituyó en un congreso en Coimbra. "Con mi tartamudez, me aterraba, pero al mismo tiempo me atraía muchísimo". A su primera esposa, la madre de su hijo Camilo, a punto de entrar en la escuela de cine que fundó García Márquez en La Habana, la conoció en un congreso en Cuba. El año pasado se casó con una brasileña a la que conoció en unas jornadas médicas en Brasil.

Acabó primero de Medicina el año que la Feria se trasladó del Prado a Los Remedios. Desde 1986, ve montar las casetas. "Soy una víctima de la Feria. Un mes antes mi consulta empieza a sufrir cortes de luz, el sistema informático se viene abajo, el servidor hay que reiniciarlo. Cuando termina, soy inmensamente feliz".

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