Cáncer y reproducción asistida

La esperanza de tener un hijo después del cáncer

  • La historia de Macarena Roldán es un ejemplo de superación de tantos hombres y mujeres que cumplen su sueño de ser padres gracias a los programas gratuitos de conservación de óvulos o semen

  • La clínica IVI ofrece esta posibilidad a pacientes oncológicos desde 2007

El director de IVI Sevilla, Manuel Fernández, en consulta junto a una paciente.

El director de IVI Sevilla, Manuel Fernández, en consulta junto a una paciente. / José Ángel García

Antonio cumple dos años el próximo 16 de diciembre. Su vida es producto de una historia de superación. La de su madre, Macarena Roldán Fabeiro, que, cuando le diagnosticaron un cáncer de mama y antes de empezar la quimioterapia, tuvo el aplomo de congelar sus óvulos para poder ser madre en un futuro. El camino no ha sido fácil, pero ha merecido la pena. 

Macarena no tomó conciencia de la enfermedad que le había sido diagnosticada a sus 35 años hasta que su oncólogo la hizo ponerle nombre y apellido: cáncer de mama. A partir de ahí, enfrentarse a la realidad y ver más allá del propio momento que estaba viviendo se volvió "muy incierto". "Cuando el ginecólogo me dio la noticia parecía que no iba conmigo. Iba con mi pareja, una de mis íntimas amigas y mi hermana y fui yo la que los tranquilicé a ellos. Cuando me obligaron a ponerle nombre a mi enfermedad y supere esa primera etapa de negación, empezaron las inquietudes", relata.

Pero tanto ella como Agustín, hoy su marido y padre del pequeño Antonio, decidieron coger el toro por los cuernos y asumir el reto que la vida les había puesto por delante. "La noticia la recibimos juntos, con preocupación, lógicamente, pero, en paralelo a esas primeras inquietudes y pensamientos negativos, confiamos ciegamente en todo momento en los protocolos y en toda la información que nos trasladaban los ginecólogos, oncólogos y demás profesionales y delegamos en ellos toda esa presión. Sabíamos que el tratamiento podía ser más o menos tedioso, pero estábamos seguros que estábamos en las mejores manos y de que a lo que nos teníamos que dedicar era a centrarnos en nosotros, en equilibrar nuestra vida y cuidar nuestro estado anímico", afirma.

Macarena Roldán y el pequeño Antonio en una tierna foto tomada durante las vacaciones de verano. Macarena Roldán y el pequeño Antonio en una tierna foto tomada durante las vacaciones de verano.

Macarena Roldán y el pequeño Antonio en una tierna foto tomada durante las vacaciones de verano. / M. G.

Siete años después, esta sevillana cuenta sus vivencias para que otras mujeres que se enfrenten a un proceso oncológico no se derrumben y conozcan la opción de recurrir a la reproducción asistida que ofrecen tanto la sanidad pública como las clínicas privadas. "La enfermedad nos ha quitado unos años, pero nos ha dado a nuestra familia. Nosotros siempre habíamos querido ser padres y el cáncer nos desequilibró la vida. Es verdad que yo nunca me había planteado que esta enfermedad y sus tratamientos estuvieran asociados con la posible pérdida de la fertilidad y menos mal que mi oncólogo me informó a tiempo de la existencia de programas de conservación de la fertilidad para casos como el mío", explica resignada.

Es así como Macarena se puso en contacto con la clínica IVI y su programa gratuito de preservación de la fertilidad para pacientes oncológicos. Había sido operada de cáncer de mama y poco tiempo después debía iniciar la quimioterapia, un tratamiento que merma la fertilidad. Así que con el visto bueno de su oncólogo, se sometió a estimulación ovárica para poder congelar sus óvulos. "A partir de ahí fue todo muy fácil. Todo fueron facilidades", recalca, salvo un contratiempo con el que la paciente no contaba. Tras la extracción de los óvulos, el tiempo de espera hasta empezar con el proceso de reproducción asistida es de cinco año, que marca el tratamiento oncológico. "Eso sí lo recuerdo como un jarro de agua fría porque yo no sabía que tenía que esperar tanto para intentar ser madre. Yo creía que podríamos empezar con el programa una vez finalizada la radioterapia, pero es ahí cuando me enteré que tenía que esperar cinco años más en los que tenía que seguir tomando un tratamiento farmacológico", indica. Pero aquí, Macarena y Agustín también tiraron de "cabeza" y dedicaron el tiempo "a viajar por el mundo". "Tenía dos opciones, vivir todo esos años lamentándome y hacerlo más largo o aprovechar ese tiempo para otras cosas y dedicarnos a nosotros. Sin darnos cuenta llegó el momento del alta y ya hace casi dos años que somos padres", destaca.

Para que la felicidad que sintieron Macarena y Agustín cuando recibieron la noticia de que iban a tener un hijo sea la misma que puedan sentir todos los pacientes oncológicos que se enfrentan a a esta enfermedad, desde IVI aprovechan este mes de octubre, tradicionalmente dedicado a la concienciación sobre el cáncer de mama, para hacer llegar al mayor número de personas posible la existencia de los programas, en marcha desde 2007, Ser Madre después del cáncer y Ser Padre después del Cáncer, que ofrecen de forma gratuita a las personas que se enfrenten a un proceso oncológico en edad aún fértil para que puedan afrontarlo con más tranquilidad, preservando sus óvulos o espermas durante cinco años.

Profesionales durante el análisis de muestras en el laboratorio. Profesionales durante el análisis de muestras en el laboratorio.

Profesionales durante el análisis de muestras en el laboratorio. / José Ángel García

Desde IVI Sevilla, su director, Manuel Fernández, pone en valor la apuesta del centro por estos programas, siendo "los primeros de España" en ofrecer este tipo de iniciativas. Desde su puesta en marcha, hace 14 años, 200 hombres y mujeres en proceso oncológico se han acogido a la preservación de la fertilidad en el centro con sede en la Isla de la Cartuja. En el caso de la mujer, la estimulación ovárica, la punción y la vitrificación no tienen coste alguno. No así la medicación, que corre por cuenta de la paciente. En el del varón, es gratuita la congelación. Y en ambos casos, la iniciativa del centro sanitario prevé la criopreservación sin cargo de los gametos durante cinco años. Todo este proceso se realiza siempre en coordinación con los oncólogos, matiza Fernández.

Recuerda que entre que una mujer recibe el diagnóstico del cáncer, se indica la cirugía y la quimioterapia no suele pasar más de entre un mes y dos meses. Un tiempo suficiente para hacer en paralelo la preservación de la fertilidad que requiere de la estimulación ovárica, la punción y la vitrificación. En el caso del varón, el proceso para conservar los gametos es más rápido ya que sólo son necesarios unos análisis para descartar ciertas enfermedades. "El tiempo en la actualidad no es una razón para no hacer esta técnica", sostiene Fernández. Añade que, frente a un diagnóstico de cáncer de una persona que no tiene su proyecto de paternidad o maternidad cumplido, "hay que ofrecer" la preservación de la fertilidad. "Está demostrado que en el contexto de una mala noticia como es el diagnóstico del cáncer, el saber que se está pensando en el futuro y se está preservando la maternidad o paternidad es un motivo de ayuda para que la enfermedad se viva de otra manera más positiva", indica. Es decir, una posibilidad que ayuda a afrontar la enfermedad con una perspectiva cada vez más alta de curación y con la ilusión de, después de la recuperación, tener hijos. Como hizo Macarena.

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