El testigo de la silla es el "pilar básico" de la investigación
El juez recuerda que cuatro vecinos de Marta ofrecieron una "coartada" a Miguel
La investigación policial del asesinato de Marta se sustenta en un testimonio clave, el del testigo que vio a Miguel Carcaño manipulando una silla de ruedas en la madrugada del 25 de enero de 2009. Según asegura el magistrado Francisco de Asís Molina en el auto de apertura de juicio oral, ese testimonio es el "pilar básico" que sustenta la investigación y el que dirigió todas las sospechas sobre el asesino confeso.
El juez recuerda los testimonios que, en los primeros días de la desaparición de Marta, introdujeron más confusión que certezas: hubo hasta cuatro vecinos del barrio de Marta que aseguraron haberla visto pasadas las 21:00 en la puerta de su domicilio, lo que sin duda ofrecía una "coartada", fruto de una "fatal casualidad", al que luego sería principal imputado. Miguel Carcaño fue interrogado en dos ocasiones el día 26 de enero de 2009, dos días después de que se produjera el asesinato, y en ambas comparecencias afirmó que había dejado a Marta sobre las 21:35 al lado de una cristalería que hay cerca de su casa. El magistrado considera que la declaración "certera y creíble" del testigo que vio a Miguel Carcaño manipulando una silla es la que permitió "venturosamente" poner en duda la coartada de Miguel pese a su solidez, "posibilitando así que adquiriera éste la consideración de sospechoso y pudiera planificarse una investigación teniéndole como tal", ya que a partir de ese momento se produjeron los pinchazos telefónicos.
El juez considera que el asesinato de Marta del Castillo es un hecho "insólito o extraordinario en nuestra historia criminal; un acontecimiento que, además de haber tenido mucha repercusión pública y social, se ha visto rodeado de una serie de circunstancias y desgraciadas casualidades que han perjudicado considerablemente la investigación policial y judicial".
Junto al testimonio de los cuatro vecinos que situaban a Marta la tarde de los hechos en su casa, el juez recuerda que su propio padre, Antonio del Castillo, sostuvo el día 9 de febrero que su hija podría haber subido a casa dado que el router que da acceso a Internet se había quedado encendido.
Dice el magistrado en el auto que, a través de las declaraciones del testigo que vio a Carcaño con la silla y de un segundo vecino que también observó a dos varones con las cabezas agachadas -cubiertas con las capuchas de la sudadera- y empujando también el carrito, se abrió la línea de investigación "que condujo hasta Miguel Carcaño y por añadidura hasta los otros acusados".
Por último el juez expresó la "frustración" derivada del "infortunio" de no haber podido encontrar el cuerpo de Marta o conocer su destino, a pesar de lo cual destacó el enorme esfuerzo y entrega realizado por los diferentes grupos policiales que han participado en la investigación. El hecho de que no haya aparecido el cuerpo, según el magistrado, ha causado un "desmesurado sufrimiento" en los padres de la víctima y ha hecho que el proceso de duelo derivado de la muerte de su hija "no haya podido evolucionar y desarrollarse por su discurrir natural", provocando una situación de "angustia permanente" en los familiares.
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