Sevilla

Te fuiste tranquilo a buscarla

  • El autor destaca la figura del mayordomo de la Macarena Francisco Cossío, que falleció esta semana

Hoy al corazón se le antoja el salirse por la boca, y se me arrejuntan las penas como el polvo en el vallao. A quién le voy a contar yo las fatiguitas que estoy pasando si ya no estás tú…

A veces la vida no es justa -me decías, Paco-, pero… aquí no hay otra. El verdadero cristiano sabe dónde va cuando exhala el último suspiro. Cuando lo sabes, te marchas en paz y confiado, de lo contrario es evidente que existe un conflicto. Por tanto, o bien tienes fe o tienes miedo, pero lo que no puedes tener son las dos cosas a la vez. Y tú, Paco, jirón de mi alma, eres esencialmente un hombre de fe.

La familia no siempre es de sangre. Son las personas en tu vida que te quieren en la suya; que te aceptan por quién eres; que harían cualquier cosa por verte sonreír; y que te aman sin importar nada. Eres el amigo que yo elegí por hermano. Sigues siéndolo. No se ha perdido ni una ternura ni una delicadeza de tu corazón.

Sé, querido amigo, que la muerte no es nada. Que sólo te has ido a la habitación de al lado. Yo soy yo, tú eres tú. Lo que éramos el uno para el otro lo seguiremos siendo. Te llamaré, querido Paco Cossío, por el nombre que te he llamado siempre. Te hablaré como siempre lo he hecho. No lo haré con un tono diferente, de manera solemne o triste. Seguiré riéndome de lo que más nos hacía reír juntos. Pronunciaré tu nombre en casa y en la hermandad como siempre ha sido, sin énfasis alguno, sin rastro de sombra. La vida es lo que es, lo que siempre ha sido. El hilo no está cortado.

¿Por qué, querido Paco, estarías tú fuera de mi mente simplemente porque estás fuera de mi vista? Pronto te veré. No estoy lejos, justo al otro lado del camino. ¿Ves, querido Paco? Todo va bien. La muerte nada es, ya te lo he dicho antes, sólo estás en la habitación de al lado.

Sé que fuiste tranquilo a buscar a la Esperanza, tu Virgen, porque siempre supiste que nunca una noche ha vencido al amanecer, y que jamás la muerte ha vencido a la Esperanza.

Creer es confiar más allá del saber, me decías. Ahora ya lo sabes porque esa fue la esencia viva de tu inmortalidad.

Ya nos veremos, nos estamos viendo. Te quiero mucho.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios