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Sevilla

Seis horas de trayecto desde Chipiona hasta el atraque en el muelle Delicias

  • Los prácticos del Puerto y los agentes de la Policía Portuaria son claves en toda la operación

Desde las 6:00 de ayer el capitán del Azamara Quest trabajó codo con codo con el práctico del Puerto para entrar en la ciudad. El acceso desde la desembocadura del estuario del Guadalquivir hasta la propia ciudad de Sevilla, un recorrido en el que invierte seis horas en total (cinco de ellas hasta la esclusa), fue posible con la ayuda de los prácticos del Puerto de Sevilla, un marino de Capitanía Marítima que accede al barco en la boya número uno de Chipiona y lo acompaña hasta que atraca en el muelle sevillano.

Su labor es asesorar al capitán del Azamara aguas arriba, especialmente cuando cruza la esclusa y cuando debe maniobrar en el Batán para revirar y entrar marcha atrás por el puente móvil de las Delicias. El practicaje es esencial para la seguridad de la navegación.

Otros profesionales importantes desde que el barco llega a la desembocadura son los policías portuarios, agentes dependientes de la Autoridad Portuaria que controlan la entrada y salida de embarcaciones y mercancías desde el puesto de control de la esclusa. Son avisados de la llegada del crucero desde que entra por Chipiona.

Jesús y Pedro, dos de estos agentes, explicaban ayer a este periódico en la puerta de la estación marítima del Muelle de las Delicias que su función es vigilar las 24 horas del día la seguridad del Puerto y de sus muelles, controlar los pasajeros, mercancías y vehículos, y todo lo que suceda en el recinto portuario. Aclaran que la Policía Local vigila la ciudad y ellos el Puerto, pero no son fuerzas de seguridad del Estado.

El Azamara Quest tiene un calado de 5,90 metros de profundidad, una eslora de 180 metros y 28 metros de manga, mientras el estuario y la dársena tienen un calado de algo más de seis metros, según las zonas. El atraque de este crucero en el muelle se hace con suma facilidad y rapidez gracias a sus hélices de proa (inusuales en otras embarcaciones) que permiten maniobrar de lado para que barco se acerque al muelle sin necesidad de remolcador, explicaba ayer el primer oficial, el griego Konstantinos. La embarcación tiene 2.000 caballos de potencia y hasta piloto automático desde el puesto de mando, por si no se quiere utilizar el timón.

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