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De Acuña y Papu a Ocampos, la paradoja argentina del Sevilla

Papu Gómez, que mantiene su encanto en la Albiceleste, sonríe ante Di María, Paredes, De Paul y Messi.

Papu Gómez, que mantiene su encanto en la Albiceleste, sonríe ante Di María, Paredes, De Paul y Messi. / Juan Ignacio Roncoroni / Efe

El intento de reestructuración de la plantilla que está urgido a realizar el Sevilla se puede llevar por delante a algún futbolista que hasta hace tres días tenía el respaldo del club y de la afición por su compromiso. En cambio, un futbolista cuya salida centró uno de los extraños episodios de la planificación el verano pasado está deseando encontrar una solución y podría regresar. Acuña y Ocampos encarnan la paradoja argentina del Sevilla, un extravagante cruce de sensaciones que ilustra sobre los errores y los aspectos del fútbol a veces intangibles, como la perniciosa influencia que puede tener un Mundial en plena temporada europea, algo a lo que sí están más acostumbrados en América.

Ocampos quedó algo señalado cuando el Sevilla entró en barrena desde el invierno pasado. Su bajón físico y de rendimiento, en paralelo al del equipo, fue vinculado a ciertos desencuentros con Julen Lopetegui, alguna suplencia mal acogida, algún rol mal encajado... Y en la prensa hasta se difundió el rumor de que era el líder del denominado clan del mate.

El propio futbolista reconoció que su salida, anunciada como traspaso y luego rectificada como cesión, tuvo algo que ver con aquello. "Tuve una diferencia de opinión con el entrenador, con el que por otra parte tenía una buena relación. No nos peleamos, pero yo estaba listo para un nuevo reto", dijo hace dos semanas en Ajax Life. Ahora, tras haber jugado menos minutos en el Ajax que en el Sevilla antes de irse, literalmente cuatro ratos, y haber sido descasrtado de la concentración neerlandesa en Marbella, no tiene otra salida que volver: no puede fichar en un tercer equipo.

Por el contrario, la actitud de Acuña con sus molestias en el pubis y su postura conservadora para intentar llegar bien al Mundial con Argentina lo han puesto en el disparadero no sólo de la afición, sino incluso de una dirección deportiva que vería con muy buenos ojos que algún club se sintiese atraído por el mundialista argentino, uno de los pocos con cartel del actual Sevilla. El lateral, que como Ocampos se ganó el favor de afición y prensa e incluso lo acentuó marcando en un derbi, ha caído en desgracia, al igual que el Papu, a quien lo perdió no sólo su rendimiento, sino sus palabras sobre que su cabeza estaba en el Mundial. Todo esto ha provocado el recelo hacia el clan del mate.

No es la primera vez que el Sevilla tiene una gran colonia de futbolistas del mismo país, algo que desde un punto de vista disciplinario siempre deja cierta suspicacia por la clara tendencia a que se creen subgrupos en la plantilla. En este siglo fue muy exitoso el de los brasileños en el ciclo exitoso de Juande Ramos antes de su fuga al Tottenham Hotspur: Daniel Alves, Adriano, Renato y Luis Fabiano.

Manolo Jiménez quedó tercero con cinco argentinos en la 08-09: Fazio, Duscher, Perotti, Lautaro Acosta y Armenteros. Incluso Jorge Sampaoli batió el récord de futbolistas de un mismo país con siete compatriotas, Pareja, Walter Montoya, Mercado, Kranevitter, Franco Vázquez, Correa y Vietto: el Sevilla hizo la mejor primera vuelta y terminó cuarto, pese a que Sampaoli fue quien no pudo evitar el llamado de la selección.

No es cuestión de clanes, sino de gestión de grupos. Y la gestión de la actual plantilla esta temporada y la anterior ha dejado muchas lagunas y dudas, obviamente, y el mejor ejemplo es el de la paradoja argentina en pleno Mundial.

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