Celta - Sevilla

Contracrónica: El valor seguro de la siesta

Lamela, Rekik, Delaney y Augustinsson, ante Murillo y Hugo Mallo en un balón aéreo.

Lamela, Rekik, Delaney y Augustinsson, ante Murillo y Hugo Mallo en un balón aéreo. / Salvador Sas / Efe

La marca de la solidez está grabada a fuego en el Sevilla de Julen Lopetegui, que en Balaídos marcó otro hito al alcanzar un registro inédito en la historia del club: encajar sólo tres goles en la jornada octava de la Liga. Es el camino elegido por el guipuzcoano desde que llegó en la primavera de 2019, bajo el amplio paraguas de Monchi, para hacer historia en Nervión. Y ahí sigue, pese a los constantes sesteos a los que obliga muchas veces a los seguidores de su equipo. Ayer fue un caso de ayuda a la siesta. Hasta tal punto que un periodista gallego le preguntó tras el pestiño al guipuzcano si no creía que la Liga estaba siendo algo aburridilla... Julen sonrió y sacó pecho por el fútbol español, del que es uno de sus adalides.

"Gracias, Lopetegui, no he derramado ni una gota de la copa de Luis Felipe porque no ha habido ni un sobresalto", comentó con sorna un aficionado en Radio Sevilla. El brandy onubense, de la familia del ex sevillista Patri, es una buena elección para la sobremesa, aun con este calor tan tardío de octubre. No hubo motivos para que los aficionados se inflamaran con los efluvios de un fútbol sin sustos, con escasez de pulsaciones, masticado y elaborado con paciencia artesanal, como el famoso brandy francés que convirtió en algo único la familia bodeguera de la Palma del Condado. La solera de la solidez defensiva.

Si a Iago Aspas le hubiera caído la dejada de Santi Mina a su perfil bueno, el zurdo, en el minuto 90 habría sido otra cosa. Esa jugada fue uno de los ataques aislados del Celta que concedió un Sevilla pétreo y siempre bien organizado. Y eso que faltaba ese dúo candado que forman Koundé y Diego Carlos, que no se sabe si darían alguna cabezada ante el sosiego que ofrecía el partido de sus compañeros.

Aburrido es perder, ganar en la sobremesa con una copa de Luis Felipe es magnífico

A la hora de la siesta, sonó el despertador esta temporada para Gudelj, Óliver Torres y el inédito Augustinsson, cuya primera acción ya manifestó que, aunque ha tardado, ya tiene bien asimiladas en sus adentros las consignas de Lopetegui: ganó una pelota con todo el pasillo izquierdo por delante y se dio la vuelta buscando a Rekik, el tercer central que escoltó a Fernando, en el perfil diestro, y a Gudelj, en el eje, antes del giro con el que lo adelantó a la medular. Con su selección, el debutante lateral zurdo habría ganado el pasillo. Pero en este Sevilla rigorista y solidario construyendo y destruyendo, las órdenes están bien repartidas. Y dan igual los jugadores y sus dibujos.

Koundé posa con una joven aficionada en su vista al Festival de las Naciones, poco antes del partido. Koundé posa con una joven aficionada en su vista al Festival de las Naciones, poco antes del partido.

Koundé posa con una joven aficionada en su vista al Festival de las Naciones, poco antes del partido. / M. G.

Tiene mucho mérito lo que está haciendo Lopetegui. El partido de Balaídos traía su guasa, porque el único precedente en el que no jugaron ni Koundé ni Diego Carlos en la Liga, en estas tres temporadas, el Sevilla cayó derrotado. Fue en Elche la temporada pasada, pero aquella derrota cotizaba muy poquito en las apuestas: el partido llegó justo después del palo gordísimo de la eliminación en la Copa del Rey a manos del Barcelona, un partido en el que este equipo pétreo concatenó una serie de errores defensivos desde En-Nesyri hasta Fernando o Diego Carlos.

Eso sí, el sesteo también impide sobresaltos en el área contraria. Apenas un disparo de Rakitic, inocuo y blandito, se puede contabilizar entre las llegadas del Sevilla salvo la jugada de Suso y el tanto de Rafa Mir. Tuvo que salir el talentoso gaditano para saltarse el corsé. Todo lo demás, un brindis de Lopetegui a la famosa siesta andaluza, en versión gallega. ¿Aburrido? Aburrido es perder. Ganar saboreando una copa de Luis Felipe sin sobresaltos es magnífico.

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