El partido del Sevilla | Análisis

Torpe inferioridad en las transiciones

  • Lopetegui buscó explotar los espacios con En-Nesyri y Ocampos cambiando el esquema a un 1-4-2-3-1, pero cuando necesitó control, seguir con tres mediapuntas desequilibró en número la zona central

Informe táctico

Informe táctico / Departamento Infografía

En fútbol cada movimiento de las piezas tiene su importancia y en la élite, donde la calidad de los futbolistas castiga el mínimo desliz, un partido se decide para bien o para mal por un detalle.

Lopetegui planteó un duelo distinto y logró el objetivo buscado al adelantarse en el marcador hasta el punto de tener incluso el partido para matarlo antes del descanso, pero no devolvió al Sevilla a la fisonomía con la que se siente a gusto cuanto tenía que defender con el balón.

Cambió el esquema para buscar los espacios abandonando su santo y seña, ese 1-4-3-3 con el que hecho sentirse cómodos a sus futbolistas, para poner en liza un 1-4-2-3-1 y explotar así los pases interiores de Suso y Franco Vázquez (éste en la mediapunta) a la potencia en carrera de En-Nesyri y Ocampos. Y hasta ahí todo fue bien, pero tras el descanso buscó más control con Banega en lo que se puede llamar un repliegue incompleto, pues el argentino siguió en el puesto que ocupó el Mudo y en el centro siguieron dos hombres en vez de tres. Eso derivó en una inferioridad numérica manifiesta en las transiciones, en las que ya habían avisado Pione Sisto y Iago Aspas y en que por ahí llegaran los dos goles del Celta, originados ambos en el centro y finalizados desde los costados, por la izquierda el primero y por la derecha el segundo.

Defensa

La apuesta ofensiva implicaba un riesgo, estaba claro. El Sevilla con el cambio ganaba un futbolista en tres cuartos de campo, pero perdía uno por delante de la defensa, y eso ante un equipo de Primera (y de Segunda) se traduce en posibilidad de llegadas por parte del rival. El Celta, como era normal, lo hizo. Vaclik ya había intervenido dos veces antes del descanso (ante Brais Méndez y ante Smolov) y eso no es normal en este Sevilla. Jordán y Fernando ya por entonces se veían superados, aunque el Celta aún no se lo creía y los rojos en esa fase golpeaban.

Pero después, cuando las transiciones entraron en juego y el partido fue más a un ida y vuelta el sistema defensivo sufrió. Pione Sisto ya había superado a Jesús Navas varias veces y obligado a lucirse a Vaclík y un saque de continuidad de Rubén Blanco tras un centro mal ejecutado del palaciego pilló a Fernando fuera de sitio, Escudero le hizo la cobertura al centro y, en la permuta del brasileño, la velocidad de Aspas sobre un jugador fuera de zona decidió.

En el segundo tanto fue un mal despeje frontal y flojo de Vaclík que tampoco ganó el centro del campo sevillista (entre otras cosas por inferioridad de piezas), el balón fue a la izquierda y Jesús Navas –digan lo que digan– otro jugador fuera de sitio, no pudo con Sisto.

Ataque

Lopetegui quiso atacar el espacio y le salió bien el plan, aunque debió matar el partido en la fase en la que el Ceta estaba grogui. Suso buscaba el centro para el pase a En-Nesyri y a las rupturas de Ocampos, pero después el Sevilla no fue reconocible. De Jong sin el 1-4-3-3 no se encontró nunca.

Virtudes

Es bueno que el técnico busque otros caminos y el equipo interpretó bien su intención.

Talón de Aquiles

Los partidos precisan continuidad.

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