Almería-Sevilla | La crónica

Insatisfacción para el Sevilla en una locura total (2-2)

  • Los nervionenses coquetearon con el deshonor de ser el primer equipo derrotado por el Almería en el presente curso, tuvieron el triunfo en sus manos después y lo dejaron escapar de una forma increíble

  • Así le hemos contado el Almería-Sevilla

Óliver Torres le entra con fuerza a Luka Romero.

Óliver Torres le entra con fuerza a Luka Romero. / Carlos Barba | Efe

Malas caras del Sevilla en medio de una locura sin control. Los sevillistas parecían dirigirse al triste honor de convertirse en el primer derrotado en esta Liga por el Almería, pero después tuvieron el partido completamente ganado y regalaron finalmente dos puntos en un cabezazo de Marezi completamente en solitario cuando, en teoría, los hombres de Quique Flores debían defender su ventaja con todo el arsenal. Pero no, tampoco fueron capaces de rematar de nuevo la faena en un testarazo en solitario de Lukébakio ya con el tiempo casi cumplido.

Un empate al final y un premio demasiado escaso para lo que requiere la actual situación del Sevilla Fútbol Club, sobre todo si se enfrenta con el colista destacado de la categoría, con un equipo que no ha sido capaz de ganarle a nadie en las 28 jornadas que ya se llevan consumidas. Claro que pudo ser aún peor, que en el minuto 80, a poco para el final, ya nadie apostaba ni un solo euro por la posibilidad de que los nervionenses no se llevaran el triste deshonor de convertirse en los primeros derrotados por el colista.

El cuadro de Quique Flores era, entonces, un puñado de futbolistas muy desordenados. Sólo Nyland se mantenía en su posición, el resto era complicado de descifrar, pero este deporte tiene esas circunstancias que son capaces de darle la vuelta a todo. Una recuperación de Ocampos ante Embarba casi a la altura de los banquillos, un pase unos metros más adelante para Isaac y la apertura del lebrijano para que Lukébakio sacara a relucir la sangre de horchata que le otorga, a veces, mucha calidad.

El belga, que reaparecía después de mucho tiempo, le dio un pase al recogepelotas que estaba detrás de la portería de Maximiano y lo hizo con dulzura, con suavidad y con una precisión impresionante para golpear la bola con el interior de su pie zurdo. Todo cambió en ese minuto 81. El Sevilla no se conformó con el empate y se fue arriba en busca de todo el premio. Lo rozó en un saque de esquina y lo consiguió a la segunda en un remate con todo a favor de Ocampos dentro del área pequeña (86').

La faena debía estar finiquitada en ese instante, pero el partido estaba tan loco que podía pasar cualquier cosa. El Sevilla pudo machacar, y debió hacerlo, pero se volvió atrás en alguna aproximación peligrosa y dejó vivo a un Almería muy tocado ya. Lo que pasó fue justo lo contrario, una jugada pésimamente defendida, un centro de Sergio Arribas en busca de la nada en la teoría. Pero no, Badé y Ocampos se olvidan de ir a despejar el balón y quien llega es Marezi para cabecear completamente en solitario.

Ocampos festeja junto a Kike Salas el 1-2. Ocampos festeja junto a Kike Salas el 1-2.

Ocampos festeja junto a Kike Salas el 1-2. / Carlos Barba | Efe

¿Justo?, ¿injusto? Ni una cosa ni la otra, dos a dos en el acta de De Burgos Bengoetxea y ya está. Los dos hicieron méritos para ganar en ese partido tan loco y también los acumularon para haber perdido. Así que como Lukébakio no fue capaz de rematar dentro la última con todo a favor en el centro de Acuña, pues los sevillistas se quedaron con caras de tontos y de evidente insatisfacción.

Un punto era poco rédito después del triunfo del Cádiz, sobre todo porque el rival era el colista y no ha ganado ni un solo partido. El colchón está en seis respecto al descenso y debió continuar a ocho, así que existen razones para la decepción en el Sevilla más ofensivo con Quique Flores. Pero también para uno de los Sevilla más débiles atrás, aunque en ese sentido es complicado superar el listón de tantas y tantas citas en el presente curso.

Un Sevilla desequilibrado 

Sí, era el Sevilla más arriesgado durante el periodo de actual inquilino de su banquillo, un equipo que iba a irse al intermedio con la constatación de que ése no es el camino. ¿Por qué? Fácil, jugar al filo de la navaja sólo se justifica si aciertas con la portería rival; en caso contrario, es mucho mejor protegerse y saber esperar a que llegue el momento de golpear sin caer en la trampa de desprotegerse atrás.

Los sevillistas arrancaron esta vez con sólo cuatro defensas para que Ocampos ejerciera de extremo izquierdo en su posición natural. Kike Salas era el lateral izquierdo y no el central zurdo en una zaga de tres y eso ya merece un análisis aparte. Porque el moronense es un híbrido de central-lateral, pero, pese a su físico liviano, se siente mucho más cómodo en el eje que cuando le dan toda la banda. El ir y venir no le da para ese ida y vuelta.

Si a Jesús Navas, encima con el tobillo maltrecho, le sucede lo mismo y ni Sergio Ramos ni Badé son precisamente unas gacelas a la hora de perseguir las sombras hacia atrás, era evidente que el Sevilla se acercaba al precipicio si no tenía un acierto elevado arriba.

Infinidad de ocasiones

Sucedió exactamente eso durante el primer periodo, pues los nervionenses tuvieron una infinidad de ocasiones claras para ponerse por delante en el marcador y no fueron capaces de materializar ninguna. A saber. Ocampos desaprovecha una llegada clara con pase nítido a Isaac después de un magnífico saque de Nyland (3'); En-Nesyri falla un remate claro en un balón que le llega rebotado tras golpear en un defensa (17'); Isaac remata desviado un córner sacado por Óliver Torres en la misma línea de gol (23'); cabezazo de Kike Salas que se estrella en el larguero tras tocar Maximiano (28'); Isaac se queda solo y se le echa encima Maximiano en su remate (32'); tiro de Isaac en ventaja con Ocampos solo a su izquierda (33'); Maximiano se encuentra un remate de Isaac en el área pequeña en un buen pase de Jesús Navas (35'), la más clara de todas.

Aunque también los almerienses tuvieron algunas, menos claras pero en las que también pudieron marcar, el recuento es rotundo, probablemente más llegadas diáfanas que en todos los últimos partidos que acabaron con resultados positivos para los nervionenses. Pero el gol no se contabilizó en ninguna de ellas y lo que sí se produjeron fueron huecos que facilitaron el tanto de Embarba con toda la defensa desprotegida (38'). Y suerte para los visitantes que Jonathan Viera iba a desaprovechar la oportunidad de rematar la jugada al filo del descanso en una oportunidad muy similar al 1-0 (47').

El Sevilla se había salvado por los pelos después de haberlo tenido todo a su favor para haber liquidado, así es el fútbol. También lo pudo sentenciar de nuevo el canario en un disparo con todo a favor en el minuto 74 y volvió a salir con vida. Era la peor fase en el juego, con un equipo incapaz de sacar opciones de su dominio territorial por mucho que Suso sí le pusiera cierto orden y visión.

Pero llegó la recuperación de Ocampos y el gol del empate de Lukébakio. La locura retornaba, todo era un cara y cruz y todo se dirigió hacia el signo más favorable con el córner rematado por Ocampos. Pero no, al final la moneda se quedaría de canto con la pésima defensa al remate de Marezi completamente en solitario. El Sevilla había mostrado mil caras, no llega a perder en Almería, pero se va con un buen enfado por lo que pudo ser y finalmente no fue.

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