Sevilla - Mallorca | La crónica

Un auténtico manual de la impotencia (0-0)

  • El Sevilla no es capaz de hincarle el diente al Mallorca y sólo tiene dos ocasiones realmente claras de gol

  • Salva Sevilla sacó entre los palos la de Rafa Mir y Reina, en el último suspiro, le hizo un paradón a En-Nesyri

Sevilla - Mallorca: vídeo resumen, resultado y goles del partido de Liga

Nueva frustración del Sevilla en su afán por clasificarse para jugar la próxima edición de la Liga de Campeones. El cuadro nervionense fue incapaz de meterle un solo gol a un Mallorca que venía de recibir nada menos que seis en su anterior comparecencia contra el Granada. Pero este equipo de Julen Lopetegui, más allá de las críticas, positivas o negativas, que se le puedan hacer a su trayectoria, es actualmente el auténtico manual de la impotencia y lo refleja en su manera de sufrir sobre el césped. Apenas dos opciones realmente claras de gol, una en el minuto 10, cuando Salva Sevilla sacó entre los palos un remate de Rafa Mir, y otra en la penúltima jugada, cuando Reina le hizo un paradón a un cabezazo a bocajarro de En-Nesyri.

En-Nesyri se lamenta tras uno de los cabezazos del final. En-Nesyri se lamenta tras uno de los cabezazos del final.

En-Nesyri se lamenta tras uno de los cabezazos del final. / Antonio Pizarro

Fue la escasa producción ofensiva del Sevilla en lo referente a las acciones dignas de ser reflejadas en las crónicas. Hubo mucho más, sobre todo en el arreón final, cuando también Martial tuvo una clara tras realizar un magnífico control, pero después pecó de egoísta al pasar el balón atrás para Koundé, pero fueron acciones de acoso y derribo, sin la clarividencia necesaria para llegar jugando con tranquilidad para superar a la defensa que había planteado Javier Aguirre.

Ésa es la cruda realidad de este Sevilla al que lo lastra bastante su físico actual, incapaz de cambiar de ritmo para superar a los rivales y dejarlos atrás, aunque no sólo se trata del ese aspecto tan fundamental en el fútbol de la contemporaneidad. También existe otro componente emocional que se está reflejando en estos momentos, cuando la necesidad es mayor que en otras ocasiones. Ese aspecto es la confianza, la alegría de jugar al fútbol, la posibilidad de salir al campo para divertirse y no sólo para padecer, para sufrir, para enfrentarse a un rival que tenía un día más de descanso, Lopetegui dixit.

Ése es el otro gran problema de este Sevilla, que no es capaz de pasárselo bien, cabe suponer que contagiado por la imagen de crispación que transmite su entrenador en todo momento, tanto fuera del campo, en las salas de prensa, como cuando tiene que dirigir a los suyos desde la banda. Ni un solo gesto de complicidad, todo es exigir de manera tajante, transmitir la presión que él mismo siente y eso, claro, al final también influye en la escasa capacidad de los futbolistas que defienden los colores blanquirrojos para atreverse a improvisar, para saltarse el guión establecido en alguna ocasión.

Sólo en los minutos finales, ya con Martial y En-Nesyri en el campo como dos referencias claras arriba, el Sevilla fue capaz de hacer padecer de verdad al Mallorca, pero ya era demasiado tarde y tampoco llegó ese acierto final para haber decantado la balanza a su favor. La tuvo En-Nesyri en un espectacular testarazo en un centro lateral ya en el minuto 97, aunque Reina, nada acertado en otras ocasiones, se empeñó en negarle la alegría a los sevillistas y le hizo un paradón a contrapié al delantero marroquí.

El problema es que el cronista repasa las notas y se tiene que ir ya al periodo de prolongación, a los siete minutos de añadido, para constatar opciones realmente claras en el segundo periodo. Salvo un disparo de falta lejano de Diego Carlos, nada más llegó a concretar el Sevilla en sus acometidas por tierra, mar y aire. Ojo, también el Mallorca tuvo una en un cabezazo de Muriqi tras un saque de banda sacado directo por Oliván, que todo hay que decirlo.

Martial remata en la llegada que tuvo al final tras un buen control previo. Martial remata en la llegada que tuvo al final tras un buen control previo.

Martial remata en la llegada que tuvo al final tras un buen control previo. / Antonio Pizarro

Sí hubo algo más en el arranque, cuando Rafa Mir pareció coquetear con el gol después de ser una de las novedades que introducía Lopetegui en el equipo titular. Las otras eran Gudelj, en el lugar de Rakitic, para darle más consistencia al equipo, Jesús Navas, como lateral derecho, y Lamela en el extremo de esa banda. El Sevilla, con esos elementos y Papu Gómez de enganche entre el centro del campo, partió con ganas, aunque con muchos errores en las entregas que generaban contras peligrosas por parte de un Mallorca que sólo se dedicaba a buscar a Muriqi para que éste bajara los balones e hiciera temblar a todo el nervioso entramado defensivo de los locales.

Sin embargo, se iba a llegar al intermedio sin que el marcador se moviese. Un remate de espuela de Joan Jordán, una doble llegada de Koundé y Tecatito Corona, éste intentando una chilena, un cabezazo arriba de Diego Carlos. Poco, muy poco, lo que se contabilizaba en el balance de los sevillistas, pero restaba un tiempo por delante para tratar de conseguir ese gol necesario para la tranquilidad de la clasificación para la Liga de Campeones.

Ni siquiera los cambios, aunque sí mejoraran algo al equipo en su globalidad, servían para alterar la tendencia. El Sevilla volvía a sumar un nuevo empate, otro más, como ante el Cádiz o frente al Villarreal, y deberá sumar al menos un punto más en los dos partidos que le restan. La ansiedad cada vez es mayor y es lo lógico ante semejante manual de la impotencia.

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