Arsenal-Sevilla

¿Paciencia? El peor Sevilla desde el Mundial

  • Con Mendilibar, cabe suponer que, viéndolo por televisión desde Zaldívar, el equipo de Diego Alonso, Del Nido Carrasco, Castro y Orta avergonzó a todos sus seguidores con un partido nauseabundo ante el Arsenal

  • Los sevillistas se dejaron avasallar en el primer periodo y sólo fueron capaces de disparar a puerta en el minuto 96, aunque Mariano tuvo una ocasión clara nada más que salir

  • El minuto a minuto del partido

Saka dispara ante Dmitrovic para marcar el segundo gol del Arsenal.

Saka dispara ante Dmitrovic para marcar el segundo gol del Arsenal. / Isabel Infantes | Efe

El Sevilla jugó su peor partido de la temporada en el Emirates Stadium contra el Arsenal. Lógicamente, cayó derrotado en una cita en la que no tuvo nunca ni la más mínima opción por mucho que Mariano fallara un gol increíble con el dos a cero. Todo sucedía mientras su director deportivo, Víctor Orta, solicitaba paciencia por la mañana, pero ahí surge una reflexión imposible de sortear. ¿Por qué ahora se habla de paciencia y no se tuvo hace sólo tres semanas con Mendilibar, que había ganado un título no ha tanto?

Es una pregunta obligatoria y con respuestas complicadas de descifrar. Porque el Sevilla jamás había ofrecido esa imagen de equipo absolutamente muerto con el vasco en el banquillo, al menos luchaba. Valga como dato que fue destituido después de empatar en el minuto 96 contra el Rayo Vallecano con sus futbolistas echando el hígado por la boca después de matarse a correr. Ante el Arsenal, la imagen fue muy pobre, casi nauseabunda, con un equipo incapaz de registrar ni un solo tiro a puerta durante toda la cita hasta el minuto 96, aunque sea verdad que la clara ocasión de Mariano no aparece ni siquiera en esos números.

Pero es lo que hay y quienes se precipitaron en su primera decisión ahora tienen que apelar a la paciencia mientras utilizan el término de catarsis, que es completamente lo contrario. Es la consecuencia de jugar a directores deportivos como si se estuviera realizando un programa radiofónico, que es donde comenzó Víctor Orta. Que Mendilibar tenía muchos detractores por ir con chándal muchas veces, cierto; que fue capaz de resucitar a un muerto para ganar un título europeo, igual de cierto;que le hicieron la plantilla en los últimos días del verano, con la Liga ya con tres jornadas, pues también es una verdad como un templo...

En fin, aquello ya es pasado y lo que está viviendo en la actualidad el Sevilla es una descomposición absoluta por lo que mana de su puente de mando, donde José María del Nido Carrasco ya parece tener el timón, aunque José Castro y por supuesto Víctor Orta comparten de manera alícuota todas las culpas. También los cómplices del consejo, por supuesto, porque son iguales de responsables de la caída a los avernos de todo el club.

A todos ellos debería caérsele la cara de vergüenza, porque la primera mitad fue un verdadero sonrojo para todos los sevillistas. La ristra de adjetivos para el planteamiento y la ejecución de Diego Alonso puede incluir una recopilación de palabras que irían desde el suplicio a la inferioridad y muchas sensaciones más, todas ellas negativas por supuesto. Porque el paseo del Arsenal fue absoluto ante once hombres vestidos de futbolistas. Vestidos sin más, pues no todos ejercieron su trabajo en el cuidado césped del Emirates Stadium.

Y si lo llevaron a cabo sería aún peor para ellos el enjuiciamiento, porque no se podía jugar peor al fútbol de lo que lo hicieron los sevillistas en esa primera mitad. Empezando por el propio entrenador, que cada vez parece más perdido en su disposición de las piezas por mucho que desde el club se insista en la necesaria paciencia para detener la trituradora que es el actual Sevilla Fútbol Club y su entorno.

Diego Alonso apostó en sus dos primeros partidos por sendos once calcados, le dio igual el cansancio en la pausa entre el Real Madrid y el Arsenal en el Ramón Sánchez-Pizjuán, después fue moviendo algunos elementos, algunos por decisión propia y otros por obligación por las lesiones u otros problemas lógicos en este deporte. Esta vez, sin embargo, optó por la revolución en un escenario de tanta exigencia como este Emirates y con obligaciones incluso en lo referente al futuro europeo.

Dmitrovic, Juanlu, Kike Salas, Pedrosa, Fernando, Joan Jordán, Lamela y En-Nesyri no fueron titulares en la última visita liguera de los nervionenses a Vigo y sí estaban en el once para afrontar al Arsenal. Sólo Badé, Gudelj y Sow repetían en esa alineación. Las cuentas no pueden ser más claras, sólo tres de once, y el Sevilla iba a ser un verdadero desastre tanto en los rendimientos individuales como en el colectivo, con un planteamiento que no había por donde cogerlo.

Al menos, eso se podía deducir del monólogo que se vio durante los 47 minutos que duró ese primer periodo. El Sevilla, con un entrenador al que, teóricamente, le gusta tener el balón en sus equipos, era incapaz de mantener la pelota en su poder más allá de dos o tres pases. El Arsenal, mientras, aprovechaba las mil facilidades defensivas para atacarlo una y otra vez. De hecho, ya fue preocupante la manera de defender un córner en el minuto 1, pues Havertz tuvo un remate absolutamente en solitario y afortunadamente, para los sevillistas, lo ejecutó pésimamente. La situación se repitió en el minuto 8 en una falta lateral, que esta vez era cabeceada por el central Gabriel.

Además, Martinelli se iba una y mil veces de Juanlu por la banda derecha, sin que ningún sevillista acudiera en una ayuda al lateral. Sólo la defensa de los centros evitaba que el Arsenal se pusiera rápido por delante en el marcador. Hasta que Diego Alonso decidió sacarle tres dedos a sus futbolistas para indicarles una defensa de cinco con un trío por el medio. Peor aún el remedio que la enfermedad.

El Arsenal sacó provecho de esa situación y de que Kike Salas no se enteró de que tenía que defender como central y no como lateral. Pérdida de Lamela en un saque de banda a favor, balón profundo para Saka absolutamente en solitario tras el desajuste de Kike Salas y pase a Trossard para que rematara a placer. El Arsenal se ponía por delante para ruborizar aún más a todos los seguidores nervionenses, los que estaban allí presentes y los que lo seguían por televisión.

No se sabe si porque el Arsenal aflojó en su ímpetu tras el 1-0 o porque con esa defensa de cinco se protegió un poco más sí es verdad que disminuyeron los apuros defensivos, aunque no la impotencia de ser incapaces de salir con algún balón jugado que pudiera aparentar cuando menos que era digno de meterle algo de miedo al Arsenal.

La segunda mitad iba a ser un más de lo mismo, el Sevilla ni parecía querer de verdad ni tampoco podía jamás. Tuvo que esperar concretamente hasta el minuto 96 para efectuar su primer disparo a puerta cuando Mariano lanzó fácil a las manos de David Raya. Antes el mismo delantero hispano-dominicano había tenido una oportunidad clara nada más salir al campo, pero ni siquiera llegó a disparar y se la cedió a En-Nesyri de manera increíble.

Fue la única opción de meterse en el juego después de que Soumaré se hubiera lesionado en su primera jugada sobre el césped. Todo era un verdadero desastre en definitiva y cabe suponer que Mendilibar, si aún le quedan ganas de ver fútbol, lo estaría siguiendo desde Zaldívar. Diego Alonso estaba en la banda; José María del Nido Carrasco, José Castro y Víctor Orta estarían en el palco. ¿Paciencia? Pues sí, en el Magariños cantaban en su tiempo que es la madre de la Ciencia. Pero es que este Sevilla sólo conduce al pesimismo más desesperante a todos los que profesan la fe balompédica radicada en el sevillanísimo barrio de Nervión.

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