Con la comunicación oficial al mediodía de ayer de que el fútbol profesional se pondrá en marcha la semana del 8 de junio, el Sevilla ya tiene un punto fijo, una referencia clara en su preparación para la vuelta a la competición después del paréntesis obligado a causa de la crisis mundial por la epidemia de coronavirus.

El pistoletazo de salida dado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sitúa en el viernes 12 de junio, exactamente veinte días a contar a partir de hoy, lo que supone para la plantilla que adiestra Julen Lopetegui el inicio de una cuenta atrás más que esperada por todos. Por ello, la planificación de aquí a la fecha señalada supone un nuevo reto en el que la especificidad de los entrenamientos irá encaminada a la preparación de un duelo de indudable importancia según vaya permitiendo el paso por las distintas fases del protocolo de seguridad marcado por el Ministerio de Sanidad.

A falta de la confirmación oficial de LaLiga, algo que es un mero trámite, ya que era este mismo organismo el que propuso esa fecha a las autoridades sanitarias que ahora sí han dado el visto bueno, el Sevilla-Betis que debió disputarse el pasado 14 de abril, Domingo de Ramos, se jugará en el Ramón Sánchez-Pizjuán sin público en las gradas el viernes 12 de junio a las 20:45 o las 21:00 horas.

Para el Sevilla, la cita ante los verdiblancos supone un encuentro de máxima importancia clasificatoria que, además, esconde una carga emocional muy importante. Un duelo de la máxima rivalidad que requiere una preparación especial. Lopetegui ha reclamado más tiempo para los entrenamientos en grupo e incluso la idoneidad de algún amistoso, algo que de momento no va a ser posible.