Sevilla FC

...Y En-Nesyri recuperó su cabeza (1-0)

  • Un extraordinario testarazo del delantero marroquí en el enésimo centro de Jesús Navas le da los tres puntos en el alargue al Sevilla ante el Levante

  • ¿Paciencia?, ¿buena suerte?, el tanto valió y no hay más

  • En-Nesyri: "Necesitaba el primer gol de la temporada"

En-Nesyri recibe la felicitación de todos sus compañeros después del gol.

En-Nesyri recibe la felicitación de todos sus compañeros después del gol. / Antonio Pizarro

El fútbol y sus circunstancias. El Sevilla suma tres puntos de oro en su casillero clasificatorio por la sencilla razón de que metió un gol más que el Levante en la cita que ambos tenían programada en el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán. ¿Suerte, de la buena por supuesto?, ¿paciencia por haber sabido atacar con orden durante los 96 minutos que Estrada Fernández dictaminó para el litigio? Llámenlo como quieran, lo cierto es que En-Nesyri conectó un cabezazo espectacular digno del mejor Santillana a la red y todo el premio se quedó en casa.

Son las cosas que tiene este deporte y que lo hacen el más apasionante, al juicio de quien esto suscribe, de todos. Justo una semana antes, el marroquí Youssouf En-Nesyri salía al campo en el Puskás Arena de Budapest para convertirse en el protagonista negativo de la final de la Supercopa. Esa noche recibió un pase de Jesús Navas que lo dejó solo delante de Neuer, pero el guardameta alemán tuvo la virtud de sacarle el disparo cuando lo más normal era que lo hubiera puesto dentro de la portería.

Muchos se empeñaron en convertirse en abogados defensores, tal vez sin que el propio protagonista los hubiera solicitado, ni siquiera quería uno de oficio. Sus lágrimas en el césped, cuando aún no había tenido tiempo de oír o leer ni una sola de las censuras, lo delataban. Se sentía culpable y no había manera de consolarlo por parte de sus compañeros.

Lopetegui le dio toda la confianza con su titularidad en Cádiz, pero En-Nesyri aún estaba con la cabeza en Budapest, como seguramente le pasara en los minutos que contabilizaba como sustituto de De Jong en la primaveral/otoñal tarde en el Sánchez-Pizjuán. Prácticamente no había tocado ni un solo balón, pero la testa retornó de repente y lo hizo para que todos los suyos explotaran de júbilo ante dos puntos que rescataban, indispensables si se piensa en empresas mayores.

El protagonista del centro volvió a ser el mismo, pero las circunstancias serían muy diferentes. Era el minuto 92, Jesús Navas puso el enésimo balón tenso en el corazón del área y En-Nesyri recuperó su cabeza para conectar un testarazo imponente. Anticipación al central y balón picado a la esquina de la portería para que Aitor Fernández maldijera desde el mismo momento en el que veía el remate a su suerte.

El Sevilla fue valiente para dominar la situación, pero las ocasiones reales de gol fueron escasas

¿Mala suerte? Pues el guardameta, como todo el Levante, tal vez piense que sí, pero que levante la mano quien considere al Sevilla como injusto vencedor de este pulso. No, sencillamente no, la escuadra de Lopetegui tuvo la iniciativa en todo momento, llegó a embotellar a un buen rival en su campo y fue capaz de llegar una y otra vez hasta el área por mucho que las ocasiones de peligro tampoco fueran para rellenar una libreta.

Ni muchísimo menos, el Sevilla no tuvo la clarividencia necesaria para que su dominio de la situación se convirtiera en peligro real. Los mil centro de Jesús Navas estuvieron muy lejos de hallar un rematador con opciones de hacer gol, pero es indudable que lo intentó de mil maneras, que robó la pelota en el centro del campo, corriendo el riesgo de dejar bastante desguarnecida su defensa, que fue valiente en definitiva.

Y se encontró con el premio en el minuto 92 en una acción a la que no se le puede afear absolutamente nada. Porque también podía haberlo hecho mucho antes, concretamente en el minuto 67 cuando un leve toque con el brazo de Koundé a De Frutos fue considerado como falta por el VAR. Sin ayuda de la tecnología hubiera sido un “sigan, sigan” de libro, pero bueno, se podía sancionar la acción y Estrada Fernández consideró que era lo más justo.

Nada que objetar, por tanto, a esa penalización, pero igualmente tampoco se le puede poner ningún pero al testarazo de En-Nesyri para coronar una nueva cita con los tres puntos para las huestes de Lopetegui. El vasco trató de refrescar al equipo, introdujo en la alineación titular a seis futbolistas que no habían salido en el arranque en el Ramón de Carranza, concretamente a Koundé, Escudero, Fernando, Joan Jordán, Munir y De Jong. Pero los sevillistas se toparon con un ordenado Levante y encima desaprovecharon la gran oportunidad de haberlo forzado a arriesgar cuando Ocampos no concretaba en un regalo de la zaga con todo a favor.

Era el minuto 4 y, salvo el gol anulado a Munir, ya no iba a llegar con tanta claridad el Sevilla a las proximidades de Aitor Fernández. Lo hacía muchas veces, casi con contumacia, pero sin peligro real. Todo se quedaba en toques por el medio sin la profundidad necesaria y aperturas a las bandas para que los centros, muchos de ellos con calidad, no hallaran rematadores jamás.

Pero el fútbol es así y cuando ya parecía que todo se finiquitaría con las tablas y el amargor por el cero a cero, pues En-Nesyri recuperó su cabeza para darse una alegría tremenda él y también a todos los suyos. No había más que ver cómo corría el marroquí después de ese uno a cero, parecía que había resucitado de golpe. Son las cosas de este maravilloso deporte que responde por balompié. Y el sevillismo pudo disfrutar de que En-Nesyri recuperara su cabeza. Mejor así.

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