Los aficionados que sigan la Premier League conocerán de sobra la evolución y las cualidades de Erik Lamela, un futbolista de contrastada calidad y experiencia a sus 29 años que busca reverdecer laureles tras una temporada irregular. Nacido en Carapachay, Argentina, el 4 de marzo de 1992 su última renovación en Londres fue en 2018. Cumple contrato en 2022 y con José Mourinho perdió algo de continuidad la pasada temporada, también condicionada por la lesión en el sóleo que tuvo entre noviembre y diciembre. Aun así, jugó 35 partidos oficiales, 23 de la Premier League. En total acumula como spur 257 partidos, 19 de Champions League, con 37 goles y 47 asistencias.

En White Hart Lane ha jugado ocho temporadas, desde que el club de Daniel Levy apostase fortísimamente por él en 2013, cuando lo fichó por 30 millones de euros de la Roma, que había pagado en 2011 al River Plate, su club de formación, 17 millones. Es cierto que últimamente ha decaído algo su estrella, tras un inicio rompedor y prometedor. Pero es de esos futbolistas que tiene el duro para cambiarlo, de los que Monchi rescata cuando están en un pico bajo para sumarlos a la causa por un coste no muy alto.

Futbolista de potencia gracias a sus 1,84 metros, su especialidad es la ruptura de líneas en conducción, gracias a la calidad de su pierna izquierda y su capacidad de desborde en carrera, por dentro o por fuera. Precisamente Lopetegui había solicitado un futbolista que dotase de explosividad exterior al juego del Sevilla. En principio se fijó en Guedes para esa capacidad de ruptura en transiciones, pero el Valencia parece enrocado por el portugués.

Por su forma de conducir recuerda en cierta manera a Perotti y puede actuar de extremo derecho, su posición prioritaria a pierna cambiada, izquierdo o medio ofensivo. Usa muy bien el cuerpo para defender la pelota, tiene buen golpeo y ha marcado goles de cabeza y con las dos piernas. Internacional absoluto con Argentina en 25 ocasiones, no juega con la albiceleste desde 2019.