El sevillismo celebra hoy, 16 de mayo, el decimotercer aniversario de otro título que caló hondo entre la afición. La Copa de la UEFA de Glasgow alzada ante el Espanyol un año y seis días después de la locura que desató Eindhoven fue la confirmación en 2007 de que el club estaba lanzado y que era difícil frenarlo. Sólo una tragedia como la muerte de Antonio Puerta pudo apaciguar el ansia de títulos de un equipo que iba a copa por mes. En mayo la UEFA, en junio, el 24, Copa del Rey, y en agosto, el 11 y el 19, la Supercopa de España ante el Real Madrid apenas unos días antes del mayor golpe bajo recibido por la entidad en su historia más reciente, el fallecimiento de un mito. No se se sabe si, de no haber sucedido la tragedia de Puerta, el Sevilla hubiera añadido la Supercopa de Europa que la plantilla quería dedicarle a su compañero y amigo ante el Milan en Mónaco, donde el equipo de Juande Ramos cayó por 3-1.

Pero aquel título con banda sonora de las gaitas escocesas mezcladas en la capital británica con la algarabía y los colores rojo y blanco sevillistas fue otra explosión de grandeza y, también de romanticismo. El gol de Palop en Ucrania ante el Shakthar Donetsk para forzar una prórroga en la que Chevantón daría el pase a los cuartos de final, un bonito duelo ante el Tottenham o una semifinal a cara de perro... ante Osasuna.

El guardameta valenciano, más allá de ese gol de cabeza cuando subió a la desesperada a rematar un córner que pasó a la historia dorada de su trayectoria europea, fue el gran protagonista en una final ante el Espanyol en la que tuvo mucho que decir. Primero ejecutó un pase de continuidad espectacular con la mano que se convirtió en una asistencia de gol para Adriano, el autor de 1-0 ante un gran rival como el de Ernesto Valverde.

Palop, gran protagonista en Glasgow 2007.

Corría el minuto 18 y el Sevilla ya había dado el primer golpe en el mítico Hampden Park, escenario de los partidos de la selección escocesa, pero un zurdo de gran clase que estuvo cerca de vestir de blanco como Albert Riera igualó la final para el Espanyol. La segunda mitad se desarrolló sin goles, pero con una acción que le daba ventaja al Sevilla, la expulsión de Moisés Hurtado (68’) y en la prórroga abundó la emoción.Jesús Navas, que había sustituido en el descanso a Maresca, dio un pase a Kanoute para un 2-1 que parecía definitivo, pero Jonatas empató muy cerca del final.

En la tanda de penaltis, Palop detuvo nada menos que tres lanzamientos, a Luis García, a Jonatas y, tras el convertido por Antonio Puerta, a Torrejón para llevar la gloria a un Sevilla que formó con Palop; Daniel Alves, Javi Navarro, Dragutinovic, Puerta; Martí, Maresca, Poulsen, Adriano; Kanoute y Luis Fabiano. Después, aparte de Navas, salieron Kerzhakov y Renato.

Con datos en la mano, el mejor equipo de la historia del Sevilla, que ganó 3 títulos ese año y que, si le hubiese dado prioridad, habría ganado hasta la Liga, la que, pese a reservar a titulares para su aventura europea, llegó a tener cerca.