Liga de Campeones · Sevilla-Juventus · El otro partido

Lyon, cita para la emoción

  • Las muy discutibles decisiones arbitrales de Clattenburg retan al Sevilla a buscar el pase a octavos en Francia.

  •  Entrega de equipo y afición sin premio.

Le bastaba un empate, se puso ganando por empuje y posicionamiento y acabó perdiendo de forma dolorosa. Son las vueltas que da el fútbol, mucho más condicionado por los vaivenes del azar cuanto más hay en juego. El Sevilla no tuvo fortuna ante la Juventus, un equipo taimado, con muchas más tablas en partidos de máxima tensión, que supo esperar su momento y aprovechó las ayuditas del árbitro. Mark Clattenburg reta al Sevilla ahora a jugarse el ansiado pase a octavos de final de la Liga de Campeones en Lyon, el próximo 7 de diciembre, víspera de la festividad de la Inmaculada Concepción. Casi un año justo después de aquel vibrante Sevilla-Juventus que posibilitó disputar, y ganar, la Liga Europa, nueva cita para la emoción, otro reto para la historia.

Las tablas europeas de la Juventus tuvieron mucho peso en esas decisiones tan discutibles de Mark Clattenburg, un árbitro que tiene la experiencia de haber pitado la final de la última Liga de Campeones y también la de la Eurocopa de Francia. El partido se le fue de las manos y la balanza terminó cayendo para el grande de Europa. Es una ley del fútbol no escrita. Igual que en La Coruña claman por un penalti que podría haber cercenado la remontada sevillista, en Nervión claman contra varias decisiones que estropearon una noche que iba para fiesta grande.

Con el reglamento en la mano, la expulsión de Franco Vázquez, con dos tarjetas amarillas en apenas cinco minutos, 31 y 36, es perfectamente legal, aunque bien podría haber advertido el árbitro al argentino, novel en estas citas de tanta trascendencia europea, de que se estaba jugando la expulsión. Optó por sacar como un pistolero su Colt una tarjeta que terminó condenando al Sevilla. Asimismo, el agarroncito de Mercado a Bonucci pudo ser considerado penalti, con la regla en la mano. Pero bajo ese rasero también habrían sido ajustadas al reglamento algunas tarjetas que se quedaron por el camino hacia un rival de más pedigrí europeo y, sobre todo, un agarrón de Chiellini a Iborra en el minuto 92, con 1-2 en el marcador, en la misma cara del árbitro de área.

Las tablas tienen mucho que ver en este tipo de partidos. Igual que Allegri tiene más que Sampaoli en estas lides continentales, asimismo entre los jugadores de la Juventus son mayoría los expertos que tienen a sus espaldas decenas de partidos de Champions, frente a noveles en la competición como Franco Vázquez o Mercado. Ambos pisaron terrenos peligrosos y el árbitro castigó su candidez. Pero el rasero es lo que hay que enjuiciar y no pareció que usara el mismo siempre.

El escenario creado con la frustrante derrota presenta un reto de altura para este Sevilla valiente y pujante. Esa frustración ante el denodado esfuerzo, tanto del equipo, con diez desde el minuto 35 al 94, como de la afición, volcada para intentar insuflar energía a los suyos, debe dar paso a la ilusión por estar en los octavos de la Champions. Al Sevilla le bastará con no perder por más de un gol, pues supera en el goal average general al Lyon. Pero saldrá a ganar ante los cerca de 60.000 espectadores que colmarán el nuevo Parc Olympique Lyonnais. La cita es el 7 de diciembre. Ahí debe sacar sus tablas este nuevo Sevilla que tanto ilusiona a su gente.

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