En el Sevilla se presume mucho de su cantera. Hay un cartel a la entrada de la Ciudad Deportiva José Ramón Cisneros Palacios en el que se puede leer "aquí se forman campeones del mundo" junto a las fotos de Jesús Navas, Carlos Marchena y Sergio Ramos.

Pero, aparte de los muchos futbolistas repartidos por España y el extranjero amamantados en el margen derecho de la carretera de Utrera, esta semana ha sido la del reconocimiento a otros profesionales que también aprendieron en el club sevillista y que han logrado un éxito importante en los clubes en los que desempeñan su función.

Es el caso de un presidente, Manuel Vizcaíno, que tras varios años contribuyendo al éxito del Sevilla desde labores primero de márketing y luego de gestión al lado de José María del Nido, ha llevado ahora al Cádiz a Primera División 14 años después de su último ascenso; de Diego Martínez, que ha hecho historia en el Granada como entrenador llevándolo a una semifinal de Copa e incluso haciendo soñar a su afición con Europa; o de directores deportivos como Miguel Ángel Gómez o el propio Óscar Arias. El primero, que ya logró llevar al Valladolid a Primera en su primera temporada en Pucela, logró el pasado domingo la permanencia matemática, y al segundo, el que fuera sustituto de Monchi en el Sevilla tras la marcha de éste a la Roma, también le corresponde parte de responsabilidad en el histórico ascenso del Cádiz como director deportivo del club amarillo.

Estos cuatro casos pueden ser los más llamativos por su estatus y por sus éxitos recientes, aunque por prácticamente todo el mundo hay repartidos profesionales en todas las materias formados en el Sevilla. Guillermo Abascal, que con 29 años se convirtió en el Lugano suizo en el entrenador más joven de las ligas con mayor coeficiente UEFA, es ahora el inquilino del banquillo del Ascoli, de la Serie B italiana. Y no sólo entrenadores con pedigrí sevillista triunfan por el mundo, también preparadores físicos, como Víctor Lafuente en el Granada, Juanjo del Ojo en el Mónaco de Robert Moreno o Dani Pastor, que llevó al Mallorca de Segunda B a Primera División en sólo dos años. 

Una muestra de que el Sevilla es una prestigiosa academia de fútbol en todas sus áreas, desde lo más básico hasta todos los niveles, incluidos presidentes.