Real Madrid-Sevilla FC | Análisis táctico y jugadores

¿Cambiar la delantera para qué?

  • Ante una medular hundida completamente, Pablo Machín leyó horriblemente el partido y no supo frenar la sangría

  • Los goles retratan a dos de los culpables, Banega y Franco Vázquez, pero el desastre fue general

La pizarra de Sevilla: mala lectura táctica y baja intensidad

La pizarra de Sevilla: mala lectura táctica y baja intensidad / Elaboración propia / Dpto. Infografía

Sólo Kjaer mantuvo con cierta vida al Sevilla hasta que el Madrid se dio cuenta de que, si no podía con centros a la firme área visitante, con el danés hecho un titán, podría aprovechar la endeblez de una medular sin fuerza, tino, sitio, intensidad ni precisión para realizar las dos cosas que debe hacer un centro del campo: destruir y construir. Y lo hizo con disparos desde fuera. Primero probó Ceballos y luego la clavó Casemiro. A última hora, otro pase atrás de Banega a Carriço fue aprovechado por el vivísimo Modric para castigar como se merecía al Sevilla, al que le podían haber caído más de dos goles ante un Madrid con más pegada.

Apenas un cuarto de hora estuvo con vida el Sevilla en el Bernabéu. Quizá 20 minutos de la primera parte, cuando por fin Banega supo apoyarse en Sarabia y Franco Vázquez para salir por dentro y buscar a las dos islas de arriba, Andre Silva y Ben Yedder. Desde un cambio de orientación de Sergi Gómez que terminó en centro de Jesús Navas (minuto 13) hasta el robo de Varane rebañando por detrás a Andre Silva tras un pase de Ben Yedder (minuto 27) el Sevilla amagó con comparecer en el Bernabéu. Entre medio, una contra perfecta de derecha a izquierda –robo de Sarabia, pase de Banega, asistencia de Ben Yedder y disparo al lateral de Escudero, minuto 22– fue lo único que hizo con peligro el Sevilla. Nada más.

Lo peor de todo es que desde el inicio intenso del Madrid, se percibió que en la izquierda había un auténtico Triángulo de las Bermudas. Carvajal, Modric y Lucas Vázquez generaron y generaron por ahí, con Franco Vázquez y Escudero en medio de un rondito trepidante. En la segunda, el Madrid, tras la tímida reacción sevillista, intensificó su presión y su velocidad de traslación. Y toda la medular quedó retratada. Sarabia, Banega y Franco Vázquez eran náufragos en una tormenta y Pablo Machín optó por cambiar la delantarera. ¿Para qué?

Es díficil explicar para qué, cuando lo que hacía falta era fortalecer la medular de algún modo (con Amadou, con Promes en el carril, con Aleix Vidal...), mover las piezas ahí para intentar robar alguna pelota y salir. Porque la delantera siguió siendo una isla.

Defensa

Kjaer fue el baluarte del Sevilla. Sergi Gómez y Carriço hicieron coberturas y matuvieron indemne el área sevillista. Escudero sí sufrió mucho y Jesús Navas mantuvo el tipo con Vinicius. El problema fue la falta de sitio e intensidad de los tres del eje, completamente superados por el Madrid en cuanto pisó un poco el acelerador. Por ahí, por el eje, llegaron los goles, retratando a dos de los culpables del desaguisado, Banega y Franco Vázquez, que permitieron el disparo de Casemiro en el 1-0, y al primero de ellos en el 2-0, con otro pase atrás que Modric robó a Carriço... Machín no corrigió nada.

Ataque

Un par de contras, la que marró Escudero y poco más. Sin conexión alguna, Andre Silva no pudo con Sergio Ramos y Ben Yedder se perdió en carreras a la nada.

Virtudes

Kjaer evitó una goleada.

Talón de Aquiles

Sarabia y Banega ya dieron malos síntomas ante el Athletic en casa. Machín no lo vio entonces ni ayer.

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