Barcelona - Sevilla | La crónica

Sergio Ramos fue el único que marcó, para el Barcelona (1-0)

  • El Sevilla acaba como casi siempre que visita a los grandes en los dos últimos decenios, pero con la diferencia que esta vez se marcó el gol en su propia portería

  • El equipo de Mendilibar ofrece una buena imagen y compite hasta el final, aunque con idéntico resultado

  • Así le hemos contado el Barcelona-Sevilla

Sergio Ramos se lamenta de una opción fallida, después se marcaría el autogol.

Sergio Ramos se lamenta de una opción fallida, después se marcaría el autogol. / Quique García | Efe

Lo normal, lo ya tradicional, derrota del Sevilla cada vez que visita a uno de los grandes del fútbol español, aunque con un componente tan inesperado como extraordinario en esta ocasión. El único que marcó un gol fue Sergio Ramos, pero no lo hizo para batir a Ter Stegen sino para sorprender a un Nyland que nada pudo hacer en semejante contrapié. Fue una pena, porque los sevillistas supieron competir en todo momento ante el campeón Barcelona y no se fueron con un punto en su zurrón por ese autogol del pitado, por su pasado madridista, defensa central nacido en Camas.

Fue una jugada desafortunada, está claro, un cambio de juego hacia la entrada de Lamine Yamal, que no era cerrado por Acuña nada más ingresar en el campo y el mal toque de cabeza del reciente internacional español era muy mal despejado por Sergio Ramos. El balón casi le toca en las rodillas al central sevillista y deja sin posibilidad de reacción para su guardameta. Gol para el Barcelona y el tradicional triunfo de los azulgrana sobre el Sevilla, aunque en esta ocasión al menos no fue el equipo de José Luis Mendilibar un pelele en manos de los campeones.

Porque el Sevilla compitió desde el principio hasta el final y ni siquiera se dio por vencido después de ese remate de Sergio Ramos contra su propia portería cuando ya se entraba en el cuarto de hora final. Lo intentó, incluso tuvo una llegada clara en la que Jesús Navas se internó y trató de conectar con Mariano en la boca de gol para rematar (85’). ¿Quién lo impidió? Sí, Koundé, el central por el que el Barcelona ingresó cerca de cincuenta millones en las arcas sevillistas por ser uno de los mejores del mundo, aunque algunos hayan querido ningunearlo.

Esa jugada no salió y el Barcelona fue capaz de dormir el partido hasta el final, el Sevilla se iba derrotado, que es lo único que importa para cualquier resultadista que se precie, y le tocará otra vez reaccionar para meterse de lleno en la pelea por los puestos que se le presuponen a la plantilla que Mendilibar tiene en sus manos para trabajarla.

No iba a desarrollar un mal juego el Sevilla en la primera mitad, pero eso ya vale de muy poco después de que Ortiz Arias consignara el 1-0 final por el autogol de Sergio Ramos. Mendilibar había vuelto a refrescar a los suyos con las entradas de Juanlu, el propio central camero, Joan Jordán, Rakitic y Ocampos, el 50 por ciento de los futbolistas de campo, que son los que realmente acumulan mayor esfuerzo, y los suyos tendrían un comportamiento digno a pesar de esa máquina de generar espacios que es el actual Barcelona de Xavi.

Los blancos mostraban una actitud valiente y ni siquiera se desesperaban por el hecho de que la posesión casi siempre fuera para el Barcelona en el tramo inicial. Al contrario, el plan de juego estaba trazado y no se debía alterar ni porque Balde llegara hasta el fondo en el primer minuto de juego. Tranquilidad, la cuestión era poder tirar la línea defensiva muy arriba para, al menos, incomodar a este equipo que juega de memoria y a una velocidad de vértigo en los pases del balón.

El Sevilla sí sorprendía por la posición inicial de Lukébakio, al que Mendilibar situó como delantero centro en el comienzo de todo. Lo acompañaba muy cerca Rakitic para que el 1-4-2-3 se convirtiera en muchas ocasiones en un 1-4-4-2. Y lo que intentaban los blancos era, sobre todo, incomodar al actual campeón de Liga. El momento de forma del belga se iba a demostrar también bien pronto, pues al minuto 5 ya había tenido un tiro de rosca que se le fue alto tal vez en la creencia de que estaba en fuera de juego.

Después Nyland iba a tener trabajo a través de un Joao Félix que era el que más alteraba el sistema defensivo de los forasteros y que tendrá la más clara cuando disparó al larguero y el balón botaba fuera (22') en una jugada en la que Joao Cancelo llegó con demasiada facilidad hasta el área nervionense.

Pero también el Sevilla le iba a dar un buen susto a Ter Stegen. Un gran cambio de juego de Sergio Ramos, lo prolongaba a la primera Juanlu desde el costado derecho y el balón se le quedaba tras una carambola a Ocampos. El argentino trató de ajustar en lugar de la potencia y fue Gavi el que evitó el tanto de los sevillistas con el pecho (30'). Antes también Ter Stegen le había hecho una palomita a Rakitic digna de ser recogida por todos los fotógrafos (16').

Todo seguía igualado, aunque, lógicamente, el mayor peligro corría a cargo de un Barcelona que iba a perder a Raphinha por lesión para que su sustituto, el joven Fermín, tuviera otra opción clara antes del intermedio (39'). Después del tiempo de reflexión en el intermedio nada iba a cambiar en exceso. El Barcelona lo intentaba de mil maneras y el Sevilla se sentía cómodo protegiendo a Nyland, quien tampoco sufría más de la cuenta, salvo en una acción en la que Juanlu salvó ante Lewandowski (56').

Se habían producido algunas acrobacias de Lukébakio y también llegaría el carrusel de cambios, pero al Sevilla sólo lo separaba del éxito final la minutada que restaba y las continuas llegadas de un Barcelona que aprovechó el regalo de Sergio Ramos en su mal despeje. Fue el único gol del partido, lo marcó un sevillista, pero lo hizo en su propia portería. Una pena, porque el partido no se rompió para ninguno de los dos lados por mucho que jugara el campeón de Liga frente a un equipo aún con dudas.

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