Sevilla-Celta | La Previa

Competir y tal y tal

Rakitic y Diego Carlos.

Rakitic y Diego Carlos. / Antonio Pizarro

El discurso de Julen Lopetegui desde hace mucho tiempo es que nadie es imprescindible y la bandera sigue ondeando en el campo de batalla al ritmo del tambor pese a los muchos caídos, aunque ahora le tocó al encargado de arengar a los suyos. El Sevilla sigue su camino y compite y compite. Con quien sea y ante quien sea. Le tocó al técnico guipuzcoano dar el paso atrás cuando la ruleta del Covid apuntó a su figura y la maquinaria no se detiene.

Con el caballo de Pablo Sanz unos pasos por delante, el equipo nervionense marcha en busca de más aventura deseando desquitarse cuanto antes del sabor de dos encuentros sin conocer la victoria, demasiado para este equipo que entre diciembre y lo que iba de enero lo había ganado casi todo. El amargo devenir de un derbi copero para olvidar en todo y el empate en Mestalla cuando por ocasiones hoy debería estar a dos puntos del líder pone de nuevo a los profesionales sevillistas con las pilas cargadas de rabia e ilusión.

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La Previa / Departamento Infografía

Sigue habiendo muchas bajas, tantas que casi no hay cambios para poder hacer en los partidos, pero el equipo sigue cómodo entre la exigencia y el reto. Toca esta vez volver al Sánchez-Pizjuán, donde asoma el cuarto mejor visitante de la Liga –cuidado–, el Celta, y toca como casi siempre jugar al tetris con el once y con la convocatoria.

Con hasta once bajas de jugadores, todos con peso específico en la plantilla, se presentó el Sevilla en Mestalla (doce con la de Lopetegui) y pudo ganar perfectamente, pero se encontró con un rival que planteó un partido muy correoso con el que la pausa habitual del modelo de Lopetegui chocó frontalmente. A la espera de que Monchi haga su magia, lo que queda es competir con lo que hay y nadie tiene la menor duda de que es lo que van a hacer los de Lopetegui, hoy los de Pablo Sanz.

Pero eso se lo ha ganado este grupo de profesionales que endurece la piel tras cada batalla. Sin saber si habrá un portero con ficha profesional entre los palos, con la incógnita de Koundé y todavía con siete bajas seguras (lo lógico es que sean más), el Sevilla no piensa en otra cosa que no sea sumar los tres puntos ante el Celta cuando el balón empiece a rodar. Antes, la preocupación será las rayitas del test de Covid, del que están pendientes Dmitrovic, Gudelj y Augustinsson... que se sepa.

Con las salidas de Óscar Rodríguez e Idrissi de la plantilla, que aunque no contaban demasiado al menos hacían bulto hablando con el máximo de los respetos y de manera figurada, quién sabe si es la ocasión para el debut como titular del Tecatito Corona, hasta el momento el único refuerzo en el mercado de invierno, quien tuvo en Valencia el triunfo aprovechando los espacios que sabe fabricarse con su velocidad y descaro.

Es lo que quiere disfrutar el aficionado sevillista, que sueña con ver con sus propios ojos a su equipo alzar un título de Liga, lo más de lo más en el fútbol español. La oportunidad sigue estando ahí para los nervionenses, que hace tiempo que miran más arriba, al Real Madrid, que a los que vienen por detrás.

El Celta es una amenaza. Con jugadores de pasado sevillista como Iago Aspas, Denis Suárez o Nolito, los de Eduardo Chacho Coudet prometen que no van a poner las cosas fáciles y todos los analistas futbolísticos coinciden en que está mucho más abajo en la tabla de lo que le corresponde por plantilla y por méritos. Vendrá el equipo vigués espoleado además por su última visita a la ciudad, cuando ganó al Betis (0-2) en este mismo mes de enero, en el primer partido del año.

Para este Sevilla de las adversidades, todo es un reto. Ha demostrado que competir es su estado natural. Lo ha hecho sin público, sin banquillo, sin portero, ahora sin entrenador... Lo que cuenta es competir, lo demás sobra.

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