El Sevilla, a por la Copa sin recato

Sevilla - Valencia | La previa

Las grandes expectativas en la Liga y la Champions no atenúan el interés del Sevilla en un torneo cada vez más atractivo

El Valencia llega condicionado por sus apuros en la tabla

La plantilla sevillista, en el entrenamiento matinal de ayer.
La plantilla sevillista, en el entrenamiento matinal de ayer. / Antonio Pizarro

En este siglo que nos alumbra, aunque cada vez menos, el Sevilla ha sido tras el Barcelona el equipo español que mejor desempeño ha realizado en la Copa del Rey. Dos títulos ganó, ante Getafe en 2007 y Atlético de Madrid en 2010, otras dos veces fue subcampeón ante el Barcelona (2016 y 2018) y cuatro veces más fue semifinalista, dos ante el Real Madrid (2004 y 2011), una ante el Athletic Club (2009) y otra ante el Atlético (2013).

Departamento de Infografía
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Su feeling con el denominado torneo del KO en las últimas dos décadas es indudable y ahí, Julen Lopetegui, tiene una deuda pendiente. Fue muy dolorosa, y justísima, la caída que sufrió su equipo hace más o menos un año en Miranda de Ebro ante un equipo de Segunda (3-1). Fue su borrón del curso. Y a esa espina clavada se une, además, que esta edición de la Copa se ha puesto bien guapa. Para ir a por ella sin recato. Que ya reposen en la cuneta el Atlético de Madrid y el Real Madrid eleva las expectativas de un equipo que hoy, lógicamente, es el sgundo favorito a conquistar el título tras el Barcelona.

Hoy, negociará su pase a los cuartos de final. Como ante el Mirandés. Y aunque el Valencia no sea aquel que levantó dos Ligas con Rafa Benítez, ni siquiera el que alzó la Copa hace dos años de la mano de Marcelino, pues se ha vuelto a descapitalizar con la marcha de Rodrigo, Parejo, Coquelin o Kondogbia, sigue manteniendo ese sello de equipo que infunde respeto. Es el Valencia. Y conserva a Guedes, Carlos Soler, Gayá o Maxi.

Ante el Atlético de Madrid, el pasado domingo, el equipo que dirige Javi Gracia compitió bien ante el sólido líder. Pero la derrota que sufrió en el Wanda Metropolitano abre la espita a un nuevo escenario: son sólo dos puntos los que separan a los valencianistas de los puestos de descenso, que marca el Alavés, lo que puede aclarar las prioridades y condicionar el planteamiento para conformar el once que compita ante el Sevilla.

Se da además la circunstancia de que el Valencia está relativamente saciado de Copa por esa conquista tan reciente en el Benito Villamarín ante el Barcelona. Su foco preferente está en su enfrentamiento con el Elche del próximo fin de semana. O debe estar.

El Sevilla, por su parte, marcha con un poderoso ritmo en la Liga, donde es cuarto con dos puntos más y un partido menos que el quinto, el Villarreal (precisamente la visita del Elche a Nervión en marzo), y también alimenta sus expectativas en la Liga de Campeones con un cruce de octavos que se antoja igualado ante el Borussia Dortmund. Pero esos frentes tan golosos no van a restarle un ápice de empeño en su tercer frente, el copero, el que hoy lo va a entretener.

Salvar el duro escollo del Valencia pone a los sevillistas a tres partidos de otra final. A cuatro de otro título. ¿Cómo va a tomarse con reservas lo de esta tarde a las siete?

Lopetegui lo ha definido a su manera: tienen un “hambre extrema” por la Copa. Es de suponer que lo va a reflejar en el equipo que salte a la hierba del Ramón Sánchez-Pizjuán, que no debe diferir apenas del que tan buen partido cuajó ante el Cádiz el pasado sábado, pues Diego Carlos sigue out en espera de que pase el Covid. Es probable que Joan Jordán, que rotó ante los cadistas, recupere su sitio en detrimento de Óliver Torres y que Rakitic mantenga su lugar en la zona ancha cerca de Fernando. Y arriba, cómo cambiar a Suso, En-Nesyri y Lucas Ocampos, ahora que por fin desprende esa línea de vanguardia el inconfundible tufo de la pólvora.

En 90 minutos, quizás 120, el Sevilla puede plantarse de nuevo en los cuartos de final de la Copa del Rey. Si se deshace del Valencia, se le abrirá la puerta para el primer partido de tronío a alguien que ayer mismo aterrizó en Sevilla para eso, para jugar muchos encuentros extraordinarios. Se llama Alejandro Darío, pero todos lo conocen por Papu.

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