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El Sevilla enfría al Newcastle, no quiere vender a Diego Carlos

Diego Carlos, Rakitic y Koundé, tres de los pilares del Sevilla, celebran un gol.

Diego Carlos, Rakitic y Koundé, tres de los pilares del Sevilla, celebran un gol. / Antonio Pizarro

La concreción del sueño de fichar a Martial, junto con Tecatito Corona, ha fortalecido al Sevilla en su apuesta de acorazar al equipo de Julen Lopetegui para que luche por todo lo que tiene por delante, que no es poco, la Liga y la Liga Europa. Por ello, el comité ejecutivo ha tomado la determinación de no escuchar más ofertas del Newcastle, después de haber rechazado las dos primeras, una irrisoria inicial de 22 millones y otra segunda y más reciente sobre 35 millones. Hay cierto temor a que los árabes que rigen a las urracas desde el pasado otoño suban hasta los 50 ó 55 millones. Pero será en vano. El club no quiere venderlo y esa idea ha transmitido a los agentes del jugador.

Aunque en el fútbol nunca se puede dar nada por definitivo, tendría que mediar un clausulazo de aquí al 31 de enero para que Diego Carlos no continuase, como mínimo, hasta junio en el Sevilla. Y la cláusula de rescisión del central sevillista es de 75 millones de euros, un dineral que ni siquiera Al-Ramuyyan, el ejecutivo árabe que manda en el Newcastle, estaría dispuesto a pagar en ahora en enero, con el fuerte riesgo financiero de que el equipo blanquinegro concrete el descenso de categoría. 

Otra cosa es que en el verano haya algún club, el mismo Newcastle, dispuesto a ofrecer una gran cantidad por el central brasileño, que ha sido tentado con una oferta mareante que suponía más del doble de lo que cobra en el Sevilla antes de su renovación. Al futbolista el club le debe un favor por no atender ahora la segunda de las ofertas inglesas y será correspondido si llega otra oferta en consonancia a su valía y su trascendencia en el juego del equipo.

Acorazar a Diego Carlos, que estaba a punto de firmar su renovación con el Sevilla, forma parte también de la fortísima apuesta que ha hecho el consejo para la segunda vuelta de la temporada. El comité ejecutivo que preside José Castro, en consenso con la dirección deportiva que dirige Monchi, entiende que es el momento de hacer este doble esfuerzo: fichar a Martial no tendría mucho sentido si el Sevilla accediese a vender a Diego Carlos ahora. 

Porque los altísimos retos deportivos que tiene por delante el equipo de Lopetegui requieren tanto afilar el ataque –con una gran inversión– como no descomponer la defensa –renunciando a un gran ingreso–. Y el brasileño es un pilar indiscutible, el líder natural de la zaga en estos momentos. El esfuerzo financiero es enorme. La ambición, también.

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