¿Y si el rival no hace lo previsto?

El partido del Sevilla | Análisis

El Sevilla buscó atraer la presión del Eibar para saltar líneas y eliminar piezas del rival, pero los de Mendilibar aprendieron rápido

Al centro del campo le faltó un cerebro y físico en las disputas

Informe táctico
Informe táctico / Departamento Infografía

Un buen equipo es el que tiene respuestas ante todas y cada una de las dificultades que se le pueden presentar en un partido. Evidentemente, el Sevilla –sus jugadores, o si se quiere, su entrenador– no entendió las situaciones del encuentro que planteó el Eibar, un equipo que siempre tiene un perfil muy marcado de modelo y que llegó a sentirse cómodo en el terreno de juego ante un grupo de jugadores a veces presa de la ansiedad y al que cada vez de forma más acusada se le echa en falta un manijero, una cabeza pensante capaz de cambiar los ritmos y los terrenos en los que discurre el meollo del juego.

Para terminar de rematar el cuadro, póngase por delante que cuando a este equipo le faltan sus piezas maestras, que no nos equivoquemos son las que son (Koundé, Ocampos, Fernando, De Jong...), el edificio no es tan sólido como algunos habían llegado a pensar.

No obstante, el plan inicial de Lopetegui parecía correcto. Intuyendo que el Eibar se iba a plantar con su 4-4-2 cerrando líneas apretando fuerte arriba, mandó a su equipo tocar y tocar atrás, abriendo los centrales y acercando los laterales para atraer a los puntas del cuadro armero y saltar líneas. Lo logró tres o cuatro veces en la primera parte, pero el cuadro de Mendilibar se aprendió la canción y empezó a esperar cada vez más atrás y fue entonces cuando el plan o los planes alternativos no funcionaron.

Defensa

Lopetegui apostó por premiar el partidazo de Gudelj en Stamford Bridge, pero se olvidó de la zona de barrido alineando a muchos jugadores de toque, pero de poco recorrido (Óliver Torres, Óscar Rodríguez....), que junto al mal momento de Rakitic hicieron que en disputas y balones divididos al once le faltara un punto de físico. Mala cosa ante un equipo entrenado por Mendilibar, con la intensidad por bandera y cómodo sin balón al pie, mejor a los desplazamientos.

Además, el equipo guipuzcoano supo hacer daño atacando los intervalos, hasta que aprovechó una salida de zona de Diego Carlos para filtrar un balón y castigar el desequilibrio generado por el brasileño.

Después es verdad que ya el sistema defensivo apenas sufriría, pero el Eibar ya había hecho una parte de su partido y ya estaba jugando otro bien distinto.

Ataque

El 4-4-2 del rival cerró los pasillos exteriores y ni Jesús Navas apareció ni Óscar estaba llamado a emerger por esos caminos en la izquierda. Munir fue el único que se movió entre líneas y que generó incertidumbre en el rival con salidas de zona. Pero En-Nesyri no ayudaba y la creación no encontró el faro necesario. Primero Rakitic, después Óliver... el Sevilla llora por un Banega, un Campaña... que se gire hacia un lado y hacia otro y que busque basculaciones más rápidas que sorprendan a un rival cerrado y con las ideas claras como el Eibar.

Lo intentó con dos puntas al final y con Ocampos y Navas con Suso por dentro, pero a la desesperada y quizá, algo tarde.

Virtudes

El arreón final.

Talón de Aquiles

Fallaron los recursos.

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