La situación de Rony Lopes continúa muy enquistada en el Sevilla, tratándose como se trata del fichaje cuyo coste de traspaso, 23 millones de euros, fue el más elevado de la revolución de Monchi. Ni siquiera la enorme diferencia de nivel entre el Sevilla y el Bergantiños le abrió la puerta de la titularidad en el partido de la Copa del Rey, si bien es cierto que contribuyó desde su salida como suplente a la dinamización del partido. Pero los escasísimos 445 minutos que lleva acumulados el jugador, sobre todo gracias a los 397 que de la Europa League, son un bagaje paupérrimo, en contraste con su elevadísimo coste.

Rony Lopes apenas ha participado un rato en la Liga. Lopetegui le dio la alternativa en el primer partido en casa, ante el Celta, y su carta de presentación ya fue muy fría, en los 15 minutos que jugó. En la Liga Europa sí ha tenido cierto protagonismo y al menos ha completado dos partidos en ese torneo. Es más, su papel fue decisivo en el encuentro de Dudelange, el de mejor bagaje goleador del Sevilla (2-5). De hecho, dio el pase de uno de los cinco tantos con los que se lució un ataque que sí presentaba muchos efectivos, con Munir en la derecha, Nolito en la izquierda y el brasileño acompañando por el centro a Dabbur.

Entonces llamó la atención que Lopetegui lo ubicara de segundo punta, y no de extremo derecho, su posición natural en la que sí apareció en Riazor. Ante el Qarabag en casa volvió a ponerlo de segundo punta, junto a Chicharito en esta ocasión, siendo ambas ocasiones dos excepciones sobre el habitual dibujo de 4-3-3.

Quizá Lopetegui envió un mensaje a un futbolista que ha mostrado una preocupante falta de forma y hasta de implicación. Y no sería extraño que en enero hubiese algún movimiento en torno a un jugador claramente desubicado.