Sevilla FC

La espina más dolorosa

De Jong cabecea a gol en la famosa jugada que anularía Martínez Munuera por bloqueo de Gudelj.

De Jong cabecea a gol en la famosa jugada que anularía Martínez Munuera por bloqueo de Gudelj. / Joaquín Corchero

Ni por la Supercopa de España, ni por quedar segundo o tercero, ni por el mayor ingreso vía derechos televisivos que supondría ascender algún escaloncito más en la clasificación... El Sevilla debe ir a ganar a su campo al Real Madrid por una simple cuestión de amor propio, de orgullo, de honor.

Es un oprobio demasiado grande para un club instalado en la grandeza nacional y europea que lleve nada menos que trece visitas consecutivas hincando la rodilla cuando se mide al todopoderoso equipo blanco de la capital de España. Unas veces por unas cosas, otras veces por otra... El VAR, el árbitro elegido, la presión ambiental, la abismal diferencia de presupuesto reflejada en la diferencia táctica, técnica y física de la plantilla... Son muchas las excusas que se podrían buscar. Pero la realidad es más dura aún y está clavada en la carne del club de Nervión como la espina más dolorosa.

Sólo el Camp Nou se presenta como un estadio con peores estadísiticas para el Sevilla en la historia de la Liga. En el feudo del Barcelona jugó 77 veces ya y sólo ganó seis, por 59 derrotas y 12 empates. Pero al menos el equipo de Julen Lopetegui logró el último de éstos en la presente temporada (1-1). En las 76 veces que los nervionenses han visitado al Madrid sólo han podido ganar 8, por 57 derrotas y 11 empates.

El último de éstos está lejanísimo además, en la temporada 92-93 (0-0). Y el último triunfo data de hace 13 años, de diciembre de 2008 (3-4, doblete de Kanouté, Renato y Romaric). Desde entonces, 13 visitas entre Liga y Copa y 13 derrotas.

Y lo peor es que este equipo que se ha hecho grande de verdad en el siglo XXI, que terminó el año 2020 octavo del ránking UEFA y así embocó el año 2021, el mismo equipo que fue el octavo del mundo en 2020 para la IFFHS (International Federation of Football History and Statistics) lleva trece derrotas consecutivas en sus visitas al Madrid: once de Liga y dos de Copa, con sus polémicas y sus salidas de tono, como el episodio del año pasado cuando Martínez Munuera anuló un gol a De Jong y Monchi se saltó su habitual mesura ante los micrófonos...

Ahora, este mismo equipo que hasta el lunes se veía a sí mismo con posibilidades reales de disputarles a los colosos de la Liga el título afronta la septuagésima séptima visita al Real Madrid... y parece una buena ocasión para restañar tanto honor mancillado, con el equipo de Zinedine Zidane herido tras la exhibición del Chelsea en Londres. Aunque esto es un arma de doble filo, porque el Madrid, como recordó ayer Sergio Ramos, ya sólo tiene un objetivo entre ceja y ceja una vez que los blues le birlaron la opción de jugar la final de la Champions. Y ese único objetivo pasa por ganar al Sevilla.

Un Sevilla que lleva más derrotas seguidas en su visita al Madrid que títulos ha logrado este siglo, que llegan ya a la decena desde la Europa League que coronó a Julen Lopetegui en Colonia. Allí le ganó al flamante campeón de la Serie A, el Inter de Antonio Conte. Y después de otra remontada histórica al Manchester United, parangonable a la que logró ante el Liverpool en la final de Basilea en 2016.

Este Sevilla que empató en Londres con uno de los finalistas de la Champions, precisamente el verdugo del Madrid, si bien era el Chelsea aún de Frank Lampard y no el perfectamente cohesionado y aguerrido de Thomas Tuchel, este Sevilla capaz de mirar a los ojos a los gigantes del Viejo Continente tiene una deuda consigo mismo con los grandes de la Liga. Y la visita a un recinto menor y sin público –pese a la intención frustrada de la Liga de su vuelta precisamente en este Madrid-Sevilla–, sin el boato ni el miedo escénico de un Santiago Bernabéu lleno, se presenta como la ocasión para sacarse esa espina.

Y no se trata ya de que sea juez de la Liga, o del coraje expresado por Joan Jordán de quedar en ese top 3, "que siempre están los mismos". Se trata de una deuda con su identidad de grande de Europa, sin siquiera mirar que el triunfo podría tener premio gordo...

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