Sevilla FC

Efeméride: Eindhoven, el inicio de la leyenda

  • Hoy se cumplen 14 años de la consecución de la primera Copa de la UEFA del Sevilla, que desató al club de Nervión en el siglo XXI

Tal día como hoy, 10 de mayo, pero de 2006, el sevillismo vivió la mayor fiesta de su historia con la consecución de la primera de sus cinco Copas de la UEFA. Lo vivido en Eindhoven por los 14.000 sevillistas desplazados, para llenar sus calles y plazas y el Philips Stadion de color y alegría, se quedó para siempre en la memoria colectiva de los privilegiados.

La fiesta en Sevilla fue desbordante tras la consecución de aquel título que acabó con la travesía del desierto durante 58 años, desde la Copa de España de 1948, cuando ni había televisión. El Sevilla de Juande Ramos se impuso al Middlesbrough inglés por 0-4, ya que actuaba de visitante, aunque parecía el local por la euforia desmedida.

Los ingleses, por ejemplo, visitaban la emblemática Markt Platz, donde José María del Nido realizó una histórica arenga, y quedaban anonadados. Luis Fabiano, Maresca, por dos veces, y Kanouté materializaron la fiesta.

La hinchada sevillista, colmatando la emblemática desde entonces Markt Platz. La hinchada sevillista, colmatando la emblemática desde entonces Markt Platz.

La hinchada sevillista, colmatando la emblemática desde entonces Markt Platz.

Eindhoven dio inicio a un ciclo glorioso de cinco títulos en 15 meses, pues tras aquella primera UEFA siguieron la Supercopa de Europa ganada en Mónaco al Barcelona, la UEFA de Glasgow ante el Espanyol, la Copa del Rey ante el Getafe y la Supercopa de España ganada en al Santiago Bernabéu al Madrid.

El club prepara sorpresas a través de sus medios en la efeméride del mayor acontecimiento deportivo y social que han vivido generaciones de sevillistas. Al son del Himno del Centenario, el Sevilla y el sevillismo vibraron e hicieron vibrar a España y Europa. De pronto, el club de Nervión, con aquel estallido de alegría sin freno y, aun así, sin ningún feo gesto ni incidente alguno que lamentar, concitó las simpatías en el mundo del fútbol... Fue una explosión pocas veces vista en el fútbol nacional.

Claro que esas simpatías luego irían decayendo conforme Eindhoven fue dando paso a Mónaco, Glasgow, Madrid, Barcelona... y posteriormente Turín, Varsovia y Basilea. De club simpático por aquella hazaña que parecía única el Sevilla pasó a ser un club respetado en toda Europa. Pero todo dio comienzo tal día como hoy en el Philips Stadion, donde el sevillismo vibró, sufrió y tocó la gloria tantos años negada por su larga travesía del desierto en la que no medró su lealtad inquebrantable.

Eindhoven abrió de par en par las puertas de la gloria del Sevilla, que tiene su particular tiempo sagrado en el mes de mayo, como un romero del fútbol por el Viejo Continente. Curiosamente, la final de la primera de sus cinco copas de la UEFA, ahora Europa League, llegó en la fecha más temprana del mes de las flores: el 10 de mayo.

Enzo Maresca corre a celebrar el primero de sus dos goles en la final. Enzo Maresca corre a celebrar el primero de sus dos goles en la final.

Enzo Maresca corre a celebrar el primero de sus dos goles en la final. / Antonio Pizarro

Luego llegarían, en años alternos, otras fechas mágicas: el 14 de mayo para la final de Turín en 2014; el 16 de mayo para la de Glasgow en 2007; el 18 de mayo para la de Basilea, la última triunfal, en 2016; el 19 de mayo de 2010 la de Barcelona, donde el Sevilla ganó la segunda Copa del Rey de este siglo, ante el Atlético de Madrid del inolvidable Reyes; y el 27 de mayo de 2015, con exhibición de Reyes para el cuarto paragüero, como denominaron los enemigos del Sevilla el trofeo para que los propios sevillistas adoptasen ese apodo de forma cariñosa, dándole la vuelta al intento de zaherir su orgullo.

Pero ninguna de aquellas eclosiones gloriosas se puede comparar a lo vivido en Eindhoven. El sevillismo, con problemas porque la UEFA no le dejó muchas entradas y también con un inconveniente por la incapacidad de las compañías aéreas a la adecuada demanda de traslados, se puso en Holanda el mundo por montera y convirtió todos sus sacrificios viajeros en su particular redención ante su propia historia de plata, ya ajada por el tiempo desde el anterior título, el de la Copa de España de 1948.

El partido tuvo mucha más emoción de lo que el marcador señaló finalmente. Tras el gol inicial de Luis Fabiano, un testarazo formidable cruzado a centro muy vertical de Daniel, el Middlesbrough apretó y, sobre todo en la segunda parte, tuvo un par de ocasiones claras para marcar. Pero Palop, Javi Navarro y Escudé respondieron a las acometidas de Hasselbaink, Viduka y Maccarone, que dinamizó el juego inglés por la derecha.

El gol de la tranquilidad del Sevilla, ya con Renato y Kanouté en el campo, se hizo esperar y llegaría casi en el minuto 80. Maresca fue su autor, tras un pase lateral de Jesús Navas y un remate de Kanouté. Y ahí llegó el hundimiento inglés y la fiesta sevillista.

El italiano repetiría con un zurdazo desde la frontal tras una dejada de Kanouté, y el propio franco-malí marcaría el cuarto, en esta ocasión al rematar el rechace de Schwarzer a un disparo a bocajarro de Maresca. El gesto de Kanouté, diciendo con los brazos esto se ha acabado aquí, dio pie a la mayor fiesta que recuerda el sevillismo, tanto en Eindhoven como en Sevilla, donde miles de aficionados se tiraron a las calles.

El autobús del Sevilla, rodeados por motoristas y peatones sevillistas en su paseo triunfal. El autobús del Sevilla, rodeados por motoristas y peatones sevillistas en su paseo triunfal.

El autobús del Sevilla, rodeados por motoristas y peatones sevillistas en su paseo triunfal. / Antonio Pizarro

Fue el prolegómeno festivo a la gran celebración del día siguiente, cuando, ahora sí centenares de miles de sevillistas inundaron la ciudad. La hinchada blanquirroja rodeó el autobús del Sevilla desde una colapsada avenida de Kansas City, tras el aterrizaje del equipo, hasta el paseo triunfal por el centro de la ciudad, con las visitas con el trofeo a la Puerta Jerez, la Catedral, donde el padre Ayarra (q.s.g.h) interpretó el Himno del Centenario al órgano, y el Ayuntamiento. El sevillismo atestó calles y avenidas, vibró en la Plaza de San Francisco, teñida de rojo por las banderas del Centenario, ante las arengas de su héroes y aún llenaría el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán, donde decenas de miles de aficionados culminaron la inolvidable celebración. 

Tal día como hoy hace 14 años acaeció aquella eclosión de gloria y felicidad del sevillismo, que explotó tras décadas sin haber jugado siquiera una final. Y lo celebró como si no hubiera un mañana... aunque Eindhoven y su fiesta de lágrimas y sonrisas, cuyos ecos llenaron desde la mítica Markt Platz hasta el Philips Stadion, sólo fue el principio de la mayor era de plata del club, con nueve títulos ganados y 18 finales disputadas en este siglo XXI.

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