Osasuna-Sevilla | La crónica

El Sevilla mejora ante el Osasuna, pero echa en falta más calidad arriba (0-0)

  • Los sevillistas jamás le volvieron la cara al partido en su visita a El Sadar, pero no tuvieron un delantero o un mediapunta que decantara la balanza a su favor

  • Mendilibar refrescó a los suyos con siete futbolistas, pero la aportación del dúo Rakitic-Óliver Torres es el punto a mejorar 

  • Así le hemos contado el Osasuna-Sevilla

Empate a cero del Sevilla en su visita al Osasuna. Ése es el dato objetivo, el que no admite ningún tipo de discusión, y a partir de ahí comienza la subjetividad en el análisis de cada cual dependiendo de dónde se sitúe el listón de la exigencia. Y a partir de esa base, ahí va una de las visiones de lo acaecido en Pamplona. La escuadra de Mendilibar no dio jamás un paso atrás, trató de salir con todo el botín del choque y también estuvo a punto de perderlo en ese balón de Chimy Ávila al poste, pero, sobre todo, quedó el regusto de que a los forasteros les faltó un punto de calidad arriba para haber salido como triunfadores de un estadio que no siempre se le da bien.

Al renovado Sevilla de José Luis Mendilibar le faltó precisamente eso, un futbolista top que hubiera decantado la balanza a su favor en las innumerables contras que tuvo en la segunda mitad, cuando el Osasuna tomaba más riesgos en busca del triunfo también. Lo intentó Ocampos en un disparo de rosca (78’), también Lukébakio de una forma más o menos parecida (72’), aunque con mucho menos peligro, pero falta ese algo, esa dosis de calidad necesaria para decantar este tipo de partidos tan igualados a favor de la causa que se analiza.

Se decía en algunos tiempos del pasado, no sin desdoro, que el Sevilla había jugado muy mal en determinadas citas lejos de casa, pero que las había ganado por la calidad de Kanouté o de Luis Fabiano, por ejemplo. Pues claro que sí, el fútbol consiste precisamente en eso, en tener gente con el nivel de capacidad para desequilibrar un litigio por sí misma. ¿Las tiene el actual Sevilla? Ésa es la cuestión a analizar, pues en los momentos de bajada de En-Nesyri, como el actual, es evidente que no.

Eso, principalmente, fue lo que echó en falta el equipo que Mendilibar había tratado de refrescar a lo grande ante el esfuerzo que exige pisar el césped de El Sadar. Y también, para ser justos, se observan algunas buenas noticias al respecto, pues Ocampos y Lukébakio evidenciaron que forman una buena pareja para ambas bandas, capaz de correr, de desbordar con metros a favor, y eso es un aspecto que puede ayudar a que la mejoría se vaya consolidando.

Porque el Sevilla empató, igual que pudo ganar y perder en Pamplona, pero lo que sí evidenció es que está dando pasos adelante después de sus tres derrotas consecutivas en el arranque del curso liguero. Mendilibar pensó que en este partido no podían pesar las piernas de los futbolistas y optó por hacer ocho cambios respecto al equipo que afrontó la cita europea contra el Lens. Nyland, que debutaba a pesar de no saber español cabe suponer y dicho esto con toda la ironía hacia algunos comentarios, Jesús Navas, Badé, Kike Salas, Joan Jordán, Óliver Torres, Lukébakio y Rafa Mir no figuraron en el cuadro titular de la Champions. En total, ocho eran los cambios, aunque después se iba a caer Jesús Navas en el calentamiento para que entrara Juanlu y todo se quedara en siete de once.

Con esos mimbres y un patrón muy similar al de otros días, en el que Joan Jordán era el ancla, y no desentonaba ahí, para que Rakitic y Óliver Torres debieran encargarse de unir a todo el equipo por el medio. Ahí, sin embargo, tal vez esté la principal falla, pues ninguno de los dos ayuda en exceso en la resta y tampoco son infalibles en la suma. Al ritmo en el que juegan deberían ser infalibles casi en los pases y en las posesiones, pero en absoluto es así y por ahí tiene Mendilibar un margen de crecimiento considerable a la hora de buscar, sobre todo, a un mediapunta que ayude a hacerle mucho más daño al rival. Con Rakitic y Óliver Torres es muy complicado y ya se vio desde la primera mitad.

Lo más que hicieron fueron sendos intentos para sorprender al adelantado Sergio Herrera desde muy lejos. Rakitic (11’) ni se acercó al éxito en esa acción, Óliver Torres pudo haber cantado el gol de estar más preciso tras la salida del guardameta ante Rafa Mir (18’). Pero la opción más clara para el Sevilla llegaría en un disparo cruzado de Ocampos que se fue fuera porque no quiso ir dentro (24’).

Fue la opción más clara de todas en esa primera fase, después Gudelj salvaría un disparo a bocajarro de Aimar (29’) y la primera llegada de verdad de los locales no se produciría hasta el minuto 40 con un disparo alto de Chimy Ávila. El Sevilla no había estado mal en líneas generales, pero le faltaba ese toque de calidad por el medio en las cercanías del área. Óliver Torres lo corroboraría con un disparo inocente ya en la segunda mitad (52’).

Pero el partido no se iba a decantar hacia ninguno de los dos lados, ni siquiera cuando Chimy Ávila tuvo la más clara con su disparo al poste tras una pared con Budimir (62’). Desde ahí el Sevilla, con los cambios, sobre todo con la ayuda de Sow por el medio, y ahí está una de las soluciones, el suizo cerca de la mediapunta, se hizo más presente arriba.

Lukébakio comenzó a asustar al Osasuna, también Ocampos, el mejor con sus irrupciones, el Sevilla llegó a tener dos faltas en la frontal del área que pudieron ser muy peligrosas, pero le siguió faltando ese algo llamado calidad arriba. Para colmo, En-Nesyri se lesionó y aunque siguió en el campo dejó a los suyos casi con uno menos en la recta final.

Fue una fase en la que Ocampos tuvo una rosca que se le fue fuera por poco (78’), Badé cabeceó desviado un córner ensayado con buena posición de remate (80’) y Sergio Herrera salvó por poco un par de disparos de Rakitic (sobre todo el del 89’). El Sevilla lo siguió intentando hasta el final y subió un par de puntos en la escala de satisfacción que le produce a los suyos, pero con esto no es suficiente. A Mendilibar le falta dar con la tecla en la mediapunta, con Sow, con Lukébakio o con cualquier otros. Ahí, y en la delantera, se ganan el mayor porcentaje de los partidos y eso, está claro, se conoce como calidad.

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