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La lluvia regresa este fin de semana a Sevilla

El Sevilla, al suelo por Pedri y lo que no es Pedri

Barcelona-Sevilla | La crónica

Un golazo del canario acaba tumbando a un equipo que compitió lo que le dejaron sus propias limitaciones actuales

Los de Julen Lopetegui sufren su tercera derrota de la Liga y descienden del segundo puesto al cuarto

Vídeo: Resumen y gol del partido

Pedri suelta un certero tiro cruzado para decidir el Sevilla-Barcelona. / Toni Albir (Efe)

En un Camp Nou efervescente tras el 0-4 del clásico, pasó lo que muchos esperaban, que ese tren lanzado que es el Barcelona de Xavi Hernández derrotó al Sevilla para arrebatarle esa segunda plaza de la Liga que tanto tiempo llevaban atesorando los de blanco. Pero no fue un pleito tan desigual como muchos vaticinaban, y tuvo que ser la magia de Pedri la que arreglara la noche al Barça con un gol de una bellísima factura. Dembélé, en su enésima andanza por la derecha, cedió al canario, que aguardaba en la corona del área. Estaba el Sevilla demasiado cerrado en su área, arrastrado por el cansancio de sus tres medios y la falta de alternativas, y el jovencísimo talento tuvo tiempo de encarar a Rakitic, sentarlo con un primer recorte y tener otro arrebato genial en una finta a Diego Carlos antes de soltar un latigazo inapelable al palo derecho de Bono.

El golazo, uno de los mejores de esta Liga, hace descender al Sevilla hasta la cuarta plaza, empatado a 57 puntos con el Barcelona y el Atlético de Madrid. Y lleva al equipo de Nervión a atarse los machos en las ocho jornadas que quedan, cinco de ellas en Nervión, para evitar que el Betis, su inmediato perseguidor, le recorte los cuatro puntos que ahora median entre uno y otro.

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Barcelona - Sevilla: vídeo resumen, resultado y goles del partido de Liga

Quizás si Ter Stegen no se hubiera transformado en gato para atajar el tiro de Augustinsson, ya en el descuento, los piropos al Sevilla no serían tantos desde los que no sienten los colores del club de Nervión. Pero el portero alemán volvió a cruzarse en el camino de los blancos, como en la semifinal de Copa de la pasada temporada, y el bloque de Lopetegui se fue del terreno de juego del Camp Nou con una de esas derrotas especialmente odiosas por honrosas.

Porque el Sevilla aguantó muchísimo de pie, a veces por el desatino de los rematadores del Barça, especialmente Ferran Torres, y a veces por Bono, y lejos de postrarse ante el “equipo más en forma de Europa”, como definió Lopetegui, mantuvo un meritorio pulso.

Vistas las copiosas y significativas ausencias, ya habituales, Julen Lopetegui lo tuvo clarísimo en el centro del campo: tiró de lo que disponía, Gudelj, Joan Jordán y Rakitic. Una medular que garantizó un orden táctico y cierto aseo con la pelota que deparó una primera parte equilibrada. Pero la falta de Fernando, Delaney, el Papu y Óliver acabó siendo una pesada losa.

El Sevilla de los primeros 45 minutos se manejó con solvencia defensiva y cierto desahogo en las transiciones. Pero le faltó lo de casi siempre: llegada, remate, afilar los ataques, tener mala uva cuando tuvo ocasión.

Y tuvo ocasiones de hacerlo cuando Lucas Ocampos encaró un par de veces a su par en algún balón largo de Diego Carlos desde muy atrás o en una contra que el argentino, como viene siendo habitual en su aciago curso, resolvió con una mala decisión: cuando había varios de blanco en el área al remate, cedió atrás la pelota,a la segunda línea, y lo que originó fue la réplica del Barcelona.

Ocampos desafina en la izquierda. A veces, parece que olvida la ley de la impenetrabilidad de los cuerpos, como en la contra, a los dos minutos de la reanudación, que provocó Rekik con su robo ante Daniel Alves. El argentino tenía un pase abierto a la incorporación de Rekik a su izquierda para que éste pudiera asistir a placer a dos rematadores en el segundo palo, pero prefirió ir al choque con Araujo.

En el ala contraria, la derecha, Lamela empezó con mejor son y ayudó a que los sevillistas se sacudieran ese primer arreón del Barcelona, que se tradujo en un remate cruzado que se le escapó a Ferrán Torres en su primera diagonal desde la siniestra (8’) y un cabezazo alto de Frenkie de Jong a centro de Dembélé.

El francés, que es lo más parecido a una anguila en un campo de fútbol, desestabilizó siempre con sus zigzagueos. La zaga sevillista, que es otra con Diego Carlos y Rekik, aguantó esa primera embestida azulgrana. Pero la segunda, ya tras el descanso, sacudió con más fuerza los sólidos cimientos del Sevilla.

Pedri se encargó de ello. Él mismo avisó con su incursión en el área (50’), luego con su pase a Jordi Alba que acabó en otro remate fallido de Ferrán Torres (65’) y el canario, con su visión, creatividad y calidad en el pase, fue canalizando los ataques haca el costado de Dembélé para que el francés siguiera percutiendo un bloque blanco que se atornilló demasiado cerca de Bono: la querencia de Gudelj a incrustarse entre los centrales.

Un minuto antes del gol, Martial tuvo una contra pero chutó demasiado centrado y repelió Ter Stegen (71’). Y ya con 1-0, las entradas de En-Nesyri y Rafa Mir dieron algo más de profundidad. Pero no bastó para arañar al menos un empate que, visto el decorado, hubiera sabido a gloria. Si Ter Stegen no hubiera sido un gato, Augustinsson se hubiera erigido en inopinado héroe sevillista. Demasiado extravagante y retorcido hubiera sido. Al final se impuso lo lógico. Decidió Pedri. Y lo que no es Pedri.

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